Capítulo 18.
Charlotte.
Espinas en mi garganta privaron de aire mis pulmones, me toqué el cuello sudado con desespero cuando abrí los ojos, me enderecé al sentir un zumbido insoportable en los oídos, mi visión desenfocada me aterró, no tuve oxigeno hasta que noté los escasos rayos del sol, una bocanada de aire entró en mí después de un grito reprimido para no alertar a nadie.
Piel caliente se pegó a mi cuando unos brazos me acunaron con delicadeza.
Tuve miedo de tocarme el pecho ardiente, pues mis latidos se asemejaron a los golpes desesperados que di en la puerta durante todo el tiempo que nos mantuvo cautivos, tuve miedo de ver mi corazón fuera de la caja torácica y saberme muerta de miedo. Su cuerpo comenzó a mecerme como si fuera un bebé.
NO. NO.
Puedes hacerlo, puedes olvidar todo de nuevo.
La máscara roja.
Luché con mis pies sobre el colchón para alejarme del calor sofocante, estaba en peligro, luché para irme de su agarre. Rasguñé sus brazos, no infligí tanto daño, pues lo evitó cuando terminó de envolverme con sus brazos y piernas para dejar de patalear.
—Charlotte —me apretó más a su cuerpo—, míreme —su dedo guio mi barbilla para mirarlo.
La máscara roja no está.
El peso en mi cabeza fue casi inaguantable, sentí la muerte frente a mí entre las cuatro paredes de la habitación, luché hasta que su voz me regresó a la realidad.
—No hay máscara roja, pequeña —dijo como si hubiera leído mi mente, acarició mi cabello con delicadeza, haciendo que mi respiración se acoplara al ritmo de la suya—, no hay nadie en esta habitación, excepto usted y yo.
—Agente Payton —mis ojos ardieron cuando se llenaron de lágrimas.
—Ese soy yo.
Sus dedos acariciaron mi cabello al haber dejado de pelear. Cuando pude calmarme un poco, me alejé de él para poder sentarme sobre las sábanas.
Recorrí la habitación con la mirada, todo estaba en paz, miré su torso desnudo y sus brazos con pinceladas rojas que fueron marcadas por mis uñas.
Enmudecida, me levanté para ir al baño por el botiquín de primeros auxilios. Regresé a la cama y lo encontré sentado con la espalda en la cabecera.
Sus ojos escrutadores me siguieron hasta que me senté frente a él después de subir el tirante de mi blusa, comencé a sacar las gasas y el antiséptico para curar mi obra de arte sangrienta. Coloqué sus brazos sobre sus piernas para facilitarme el trabajo.
Eres una idiota, Charlotte.
¿Qué acaso no conoce las pijamas?
¿Por qué tiene que estar solo en bóxer?
—Es la tercera vez en la semana.
—Estoy bien. —Sequé el sudor de mi frente con el brazo y traté de controlar el temblor de mis manos cuando comencé a curarlo—, estoy bien.
—Claro —su tono frío hizo que me hirviera la sangre.
Sí, agente moja-bragas, ¡estoy bien!
—¿Ha estado espiándome? —Vendé su brazo derecho.
—No es que disfrute verla dormir —su risa socarrona me hizo sentir aún más débil cuando lo miré—, pero estamos del otro lado del pasillo, pequeña, escucho todo lo que pasa aquí dentro, estuvo quejándose por más de una hora.

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Libres.
RomanceTW: -Abuso psicológico. -Secuestro. -Violencia verbal. -Bisexualidad. -Violencia domestica.