Trece

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[Kilian 21 años – Amira 16 años]

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[Kilian 21 años – Amira 16 años]

Kenneth, Katia, Kilian y yo nos encontramos caminando hacia la mansión, los cuatro realmente tensionados, puedo notar la culpabilidad en los mellizos, luego hablaría con ellos para que no se sientan así, y Kilian desprende furia por sus poros, no me gusta verlo tan enojado, nunca lo había visto de esa forma, ni siquiera conmigo, me encantaría poder calmarlo de alguna forma.

Lo miro una vez más y apoyo mi mano en su brazo, quiero que se tranquilice, pero no sé cómo hacerlo, tampoco sé si no lo estoy enfureciendo más al tocarlo, pero necesito hacerlo. Cuando sentí su voz, supe que estaba a salvo. A pesar de que siempre nos peleamos, siempre me sentí segura en sus brazos, recuerdo perfectamente cuando era pequeña y lo abrazaba, la sensación de seguridad que me daba, cuando fui creciendo dejé de buscar sus abrazos y comenzamos a tener una guerra sin fin. Hoy, cuando lo abracé después de tantos años, volví a sentirme segura y en paz, sé que si él está a lado mío nada malo me va a pasar, no entiendo por qué siento eso, porqué siento esta sensación tan extraña.

Cuando estamos llegando a la casa, noto que nuestros padres están charlando fuera de la mansión, enseguida me pongo nerviosa, porque sé que van oler las diferentes emociones en los chicos y van a preguntar, en este momento agradezco tener la maldita pulsera que inhibe todos mis olores.

-Buenas noches mis amores – nos saluda a todos mamá y yo enseguida voy a sus brazos, necesito un abrazo de mi madre, aunque ella no sepa el verdadero motivo.

-¿Qué sucedió? – tío Einar es quien pregunta, y estudia a cada uno de sus hijos con sus ojos.

-Nada tío, nada importante – intento darle "LA" sonrisa, esa que siempre los eclipsa y hacen que se olviden de lo que preguntan. Noto como Kilian se tensa, aprieta los puños y tensa su mandíbula.

-¡Kilian! Tienes sangre – dice horrorizada tía Aitana mientras va hacia él, yo muerdo mi labio inferior, no sabiendo cómo nos vamos a arreglar para no decir nada.

-Mamá estoy bien, ya dejó de sangrar – dice intentando que Aitana lo deje.

-Vuelvo a preguntar, ¿qué pasó? – insiste tío Einar, los ojos de Kilian se clavan en los míos, ambos nos miramos, yo rogándole para que no abra la boca.

-No pasó nada papá – dice Kilian y saca con suavidad a su madre, veo cómo mira a su padre y sé que le dice algo por el link que comparten – Voy a acostarme, que tengan buenas noches – y no espera la respuesta de nadie, simplemente se va.

-Nosotros también estamos cansados, hasta mañana – dice Katia y tira de mi mano para llevarme a su habitación.

En silencio nos ponemos nuestros pijamas y vamos al baño, noto como Katia quiere decirme algo, pero siempre cierra su boca y no dice nada, por lo que soy yo la que habla, porque necesito que deje de sentirse culpable.

Una Loba para el CachorroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora