Cuarenta

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[Kilian 21 años – Amira 17 años]

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[Kilian 21 años – Amira 17 años]

Corro con Ami sobre mi lomo hacia la mansión, atento a todo lo que pasa a nuestro alrededor, los guardias que mi padre nos puso nos rodean. En veinte minutos llegamos a los límites de la mansión, me agacho para que Ami se baje y enseguida me transformo, sonrío cuando la noto sonrojarse y me visto rápidamente.

-No puedo creer que te sonrojes – le digo riendo mientras la abrazo por la cintura, acercándola a mí.

-Bueno, tampoco es que te haya visto tantas veces desnudo – me dice con obviedad y yo río, dejándole un beso corto en sus labios.

-¿Vamos? – ella suspira y se aprieta más a mí.

-No sé si estoy lista para enfrentar a nuestra familia – dice con nerviosismo, yo la abrazo con más fuerzas, intentando transmitirle confianza, aunque también estoy nervioso.

-Va a ser un poco incómodo, pero lo vamos a hacer juntos – le susurro, ella se separa unos centímetros de mí para poder mirarme.

-Dos cosas voy a decir, la primera es que un poco incómodo es un eufemismo, va a ser extremadamente incómodo, y segundo, quien diría que el soberbio futuro Alfa sería tan dulce – su pícara sonrisa me hace levantar una ceja y mirarla con seriedad.

-¿Discúlpame?

-Te disculpo – se apresura a decir, antes de dejarme hablar.

-Mmm así que estás graciosita – le digo entrecerrando mis ojos, llevando mis manos desde sus caderas hacia sus cosquillas, donde comienzo a hacerle cosquillas mientras ella se retuerce en mis brazos lanzando fuertes carcajadas.

-Basta, basta – dice riendo – Por favor – dejo de hacerle cosquillas y la miro con una sonrisa en mi cara, sus mejillas están sonrojadas de tanto reírse – Vamos peque, no alarguemos más lo inevitable – le doy un pequeño beso en sus labios y tomo su mano, para dirigirla hacia la mansión.

Cuando entramos a la mansión todos hacen silencio y dirigen sus miradas hacia nosotros, Ami aprieta con fuerza mi mano y yo le dejo una suave caricia para intentar tranquilizarla.

-Buenas noches – saludo a todos y tiro suavemente de la mano de Ami para caminar. Escuchamos un gruñido y tío Mason se para enseguida de su lugar.

-¿Estás son horas de llegar? Pasaron todo un día fuera – veo como pelea fuertemente por contener a Owen, su lobo. Yo disimuladamente coloco a Amira detrás de mí, intentando no ofender a tío Mason, sé que no le haría daño a su hija, pero mi instinto de protección es más fuerte. Un gruñido retumba cuando nota lo que hago.

-¡Mason! – lo regaña tía Irina mientras se para frente a él, pero tío Mason no la mira, solo me mira a mí.

-¿Alguien puede hacer popcron? Esto se está poniendo bueno.

Una Loba para el CachorroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora