[𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟓]

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CAPÍTULO 5
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Un nuevo día había comenzando otra vez, esta vez traía consigo abundante agua que caía en forma de gotas desde las nubes hasta caer sobre el duró asfalto o los techos de las casas haciéndose escuchar con su característico sonido. El otoño ya estaba con ellos, trayendo su característico color gris en las nubes, la brisa más fría y cada vez más cerca del tan adorado y blanco invierno

Y eso a Jihoon le gustaba.

Sus ojos se abrieron y parpadearon repetidamente para adaptarse a la tenue luz que entraba gracias a la cortina que estaba un poco corrida y dejaba que la luz natural se colará dentro de su habitación.

A diferencia de la noche anterior, estaba perfectamente arropado con las frazadas de su cama y no panza a bajo como se había dejado caer.
Jihoon estiró su cuerpo como estaba acostumbrado a hacer cada vez que despertaba.

Toc toc

La puerta estaba siendo tocada de manera suave, Jihoon aún con la pereza abordando su cuerpo volvió a acurrucarse entre las frazadas dejando solo su rostro a la vista.

—Adelante.—dijo el.

La figura de la mujer de la casa se hizo presente una vez que la puerta fue abierta; ella tenía esa característica sonrisa en su rostro, aquella que traía esa paz que solo una persona que estaba llena de amor podía brindar.

—¿Dormiste bien? —Preguntó Jun antes de sentarse en la orilla de la cama— Anoche dejaste la puerta abierta y vine a ver si dormías a gusto pero te ví en una posición tan incomoda que no pude evitar intervenir— comentó.

Entonces ¿Fue ella quien entró  la noche anterior?

—Estaba muy cansado por el trabajo. —Confesó.

—¿Hoy tiene que trabajar de nuevo? —habló mientras sus dedos peinaban los sedosos cabellos castaños del menor; Jihoon asintió cerrando los ojos dejándose llevar por las suaves caricias— Está bien, puedes faltar a clases si quieres, así recuperas energía para el trabajo.

Jihoon lo pensó más de una vez en esos cortos segundos.

—No, esta bien— dijo sonriendo— Iré al instituto y después a la cafetería o me aburrire solo en casa.

Seom Jun le mostró nuevamente aquella sonrisa de labios pegados antes de levantarse y retirarse de la habitación sin antes decirle que le prepararía el desayuno antes de que se fuera.
Ahí acostado en su cama, aun tapado para alejar el poco frío que se colaba por su habitación fue inevitable pensar que los cariños o caricias que recibía por parte de la mujer no llegaba a compararse con los cariños que ella le daba a su hermano mayor.
La mujer solía soltar carcajadas de repleto amor hacia el alfa cada que tenía la oportunidad de demostrarle su amor; en esos momento el rostro de Jun se iluminaba y sus ojos desaparecían debido a la enorme sonrisa.
Pero nunca pudo ser víctima de aquello.
La actitud de la mujer muchas veces era mecánica y más de una vez llegó a pensar que las pocas sonrisas que eran dirigidas para el eran forzadas u obligadas a dárselas.
Aunque, casi siempre, solía vincular esas actitudes al cansancio que sufría la mujer debido a su trabajo.

De todos modos, no era para nada fácil tener un hijo de 17 años de un momento para el otro.

—Creo que iré a ducharme— el castaño se levantó de su tibia cama y se encaminó al baño donde en su trayecto tomó la toalla más cercana a él antes de meterse en el pequeño cubículo.

BUSCÁNDOTE   [KOOKMIN - OMEGAVERSE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora