Me desperté lentamente gimiendo por el placentero descanso. Una inexplicable energía fluyó a través de mí. Sinceramente no recordaba la última vez que me hubiera sentido tan feliz. Anoche... guau. Anoche fue, de verdad, la mejor noche de mi vida, y todo era gracias a la mujer que yacía a mi lado. Sonreí mareado más allá de las palabras y ya tratando de pensar en una manera de mantenerla aquí en la cama durante el resto del día. De mantenerla siempre conmigo.
Giré sobre mi lado hacia la almohada que ella usó, buscando el olor a cerezas y orquídeas de su champú. Pero mis dedos se encontraron con sábanas frías.
Mis ojos se abrieron de golpe. Me senté en la cama, únicamente para encontrarme solo.
—¿Jiwon? —grazné con voz ronca.
Pánico apretó mi garganta cuando la realidad me golpeó en la cabeza con un garrote, recordándome cuánto alcohol bebí anoche.
La primera vez que me emborraché, al otro día no había recordado nada... nada hasta anoche. Esta mañana, lo recordaba todo. Cada detalle, cada vez que me desperté en medio de la madrugada para tomar a Jiwon de nuevo, cada vez que ella me aceptó y me dejó entrar en su cuerpo. Perdí la cuenta; después de un rato las rondas se volvieron un borrón.
Lo único claro es que la había tomado de casi todas las formas posibles y ella había estado dispuesta -tan malditamente dispuesta y deseosa- de dejarme hacer lo que quisiera.
—Ay, mierda. —Sostuve mi cabeza, la resaca viniendo fuerte mientras recuerdo tras recuerdo me inundaba. No solo tomé la virginidad de Jiwon, sino que la demolí por completo.
Solo unas horas después de terminar con su compañera de cuarto.
Arrancándome las sábanas de encima, salí de la cama y encontré mi ropa de la noche anterior esparcida por el suelo. No fue hasta que levanté los pantalones que vi una pieza de color violeta de aspecto femenino asomándose desde debajo de la cama. Me agaché para recogerla. Eran las bragas de Jiwon. Había tenido tanto apuro por escapar, que olvidó su ropa interior.
Eso no podía ser bueno. Pero lo que realmente hizo que el temor se elevara en mis entrañas, fue ver mi anillo de compromiso para Eunbi colocado en mi mesita de noche.
—No, no, no —mientras me ponía los pantalones a trompicones velocidad, metí sus bragas en mi bolsillo y corrí hacia la puerta toda velocidad. —: Estúpida polla.
Si mis ebrias hormonas me habían costado mi amistad con Jiwon, nunca me lo perdonaría.
Manejé a su apartamento. Ni siquiera pensé. Solo tenía que verla. Tenía que asegurarme de que estuviera bien.
Namjoon me envió un texto durante el trayecto. Dos veces. Ignoré sus mensajes hasta que estuve estacionado en el edificio de Jiwon. Cuando abrí sus mensajes, recordé que iba tarde para la práctica.
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✔ 𝓗𝓸𝓹𝓮𝓵𝓮𝓼𝓼 ||Libro 4 - JUNG HOSEOK||
Fanfic{Si Jung Hoseok no le hubiese pedido que faltara a clases y le ayudase a escoger un anillo de promesa, tal vez Heo JiWon no se hubiese sentido tan culpable por enamorarse del novio de su mejor amiga. Ella solía pensar que todo era blanco o negro per...