XXIX

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No supe nada de Hoseok desde que lo dejé el viernes por la mañana en la clase de arte

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No supe nada de Hoseok desde que lo dejé el viernes por la mañana en la clase de arte. Me envió una mirada de deseo y articuló la palabra: "Adiós", antes de dirigirse a su clase de historia y yo a biología. Pero eso fue todo.

Le envié un montón de mensajes, solo que nunca recibí una respuesta. Cuando intenté llamarle, iba directamente al correo de voz. Sabía que tenía que trabajar esa noche, y tuve la tentación de pasar por Bangtan, pero me preocupaba parecer demasiado dependiente o acosadora. Así que me mantuve alejada.

Francamente empecé a sentirme demasiado paranoica como para salir del apartamento. Un número desconocido había estado enviándome textos y correos durante todo el día. Temiendo que mi padre hubiese seguido mi rastro, no me atreví a siquiera leerlos. Por lo tanto, los eliminé y bloqueé el número. El sábado, Eunbi me despertó temprano, un poco demasiado feliz para mi gusto.

—Hoy las pruebas de hoy llevarán más tiempo de lo habitual —anunció—. El doctor dijo que eran de suma importancia, así que no vayas a joderlo.

Gemí frustrada y rodé sobre mi espalda, deseando poder ir a cualquier parte excepto de nuevo al centro médico con ella. Hoseok tenía un partido importante esa tarde. Si ganaban, el equipo se clasificaría para el campeonato de divisiones. Quería estar ahí.

Le envié un mensaje haciéndole saber que quizá no podría llegar a tiempo a su partido, pero que ansiaba verlo lo más pronto posible.

Finalmente, me envió una respuesta, diciendo:

HS:No hay problema, podemos encontrarnos después. Te amo.

Lo que sentí me tomó por sorpresa. Me quedé mirando las últimas dos palabras con el pecho hinchado por la conmoción. Nunca me había dicho eso. No podía creerlo.

—¿Ya estás lista? Tengo un riñón que limpiar.

—Lo siento. —Sacudí la cabeza, metí mi teléfono en mi bolso y la seguí desde la habitación.

Sus ojos se agudizaron con un brillo maligno, pero ya me había acostumbrado a esas miradas. Lo mejor era simplemente creer que tenía un motivo oculto detrás de todo lo que hacía.

Durante el camino se mantuvo tranquila, tamborileando sobre el tablero de comandos subiendo y bajando el volumen y cambiando de canción tan pronto como yo daba indicios de gustarme la que comenzaba a sonar.

Una vez que llegamos, pasé mis pruebas regulares de mi presión arterial, la muestra de orina y análisis de sangre. Luego de eso nos separaron -lo cual fue un gran respiro-, mientras a ella le atendían con la diálisis, a mí me metieron a una cabina donde hice una serie de ejercicios físicos e inmediatamente después fui introducida a una sala de ultrasonido donde conectaron una docena de electrodos sobre diferentes partes de mi cuerpo. Fue extenuante.

Acababan de retirarme el último rastro del conductor cuando el médico a cargo de mis exámenes se acercó trayendo a Eunbi consigo.

—Encontramos una complicación con una de tus pruebas.—dijo serio.

✔ 𝓗𝓸𝓹𝓮𝓵𝓮𝓼𝓼 ||Libro 4 - JUNG HOSEOK||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora