Es una locura con cuanta rapidez un día puede salirse de control.
Dejando de lado el hecho de que parecía que había sido arrollada por un tractor, me desperté con la sensación más increíble en el mundo: el duro y cálido cuerpo de Hoseok presionándose contra el mío.
Por un momento realmente largo me quedé allí, apretada encima de él respirando nada más que su aroma, con sus latidos funcionando como almohada y nuestras piernas entrelazadas. Me hallaba verdaderamente hipnotizada; por todo. Por el ascenso y caída de su pecho, su parsimoniosa respiración, su calor, su rostro, su rigor.
Mis dedos, que habían estado descansando sobre su hombro, se deslizaron por su brazo, emocionados por cuán cálida y suave era su piel. Debajo de mí, dejó escapar una exhalación, medio gemido-medio suspiro. Sonreí, manteniendo mis pestañas unidas, casi asustada de abrirlas por miedo de encontrar un espacio vacío y que todo hubiese sido producto de mi retorcida y desesperada imaginación. Pero entonces su pierna se movió y pude sentir su miembro contra mi cadera mientras se endurecía. De inmediato el interior de mis muslos ardió con un rayo de placer, y un leve de dolor.
Tanto mi cuerpo como mi cabeza recordaron la cantidad de veces que Hoseok estuvo dentro de mí. ¿Cuatro? ¿Cinco? Había sido tan implacable. Apasionado. Hambriento de mí. Creo que me ansiaba tanto como yo a él.
La alegría estalló en mi pecho. Sinceramente no podía recordar haberme sentido tan feliz antes, Quería devolverle el mismo ímpetu, la misma atención, así que me cargué de una buena dosis de osadía y deslicé mi mano hacia abajo queriendo envolver mis dedos alrededor de su erección; me di valor besando sus latidos por encima de su pecho.
Pero antes de llegar a su excitación matutina, él curvó su mano alrededor de mi trasero en una cálida caricia y, soñoliento murmuró—: Te amo.
Me quedé inmóvil, mis dedos detenidos justo debajo de su ombligo. Al abrir los ojos, capturé sabanas verdes y un hombre desnudo debajo de mí. La euforia corrió por mis venas, sonó en mis oídos, y causó una sacudida eléctrica de espasmos a través de mi pecho.
¿Hoseok me amaba?
Me entraron ganas de reír, chillar, gritar. El momento fue tan impresionante y perfecto que no podía respirar como corresponde. Sin poder creer que él haya dicho eso, levanté mi mirada lo suficiente para encontrar sus ojos cerrados. Continuaba dormido.
Dios mío, ¿incluso me amaba en su subconsciente? Eso simplemente era... espera.
Sabía que yo era una persona vergonzosa, tímida, ingenua, pero también era plenamente consciente de que los chicos no se enamoraban de una chica después de solo una noche, incluso si hubiera sido la mejor noche de mi vida. Quiero decir, ayer él estuvo planeando pedirle a Eunbi...
Ay no. Eunbi.
La culpa, el miedo y el dolor se arremolinaron a través de mí. Hace tan solo veinticuatro horas yo era una virgen que pensaba que se quedaría así por un largo tiempo más; él era todavía el novio de Eunbi; había despertado en la cama con ella; estaba tan acostumbrado a su presencia que... ¿Y si pensaba en ella en medio del sueño? Lo escuché decirle que la amaba antes. Tal vez era costumbre decirle que la amaba a primera hora de la mañana. Tenía sentido que le hablara a ella, no a mí.
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✔ 𝓗𝓸𝓹𝓮𝓵𝓮𝓼𝓼 ||Libro 4 - JUNG HOSEOK||
Fanfiction{Si Jung Hoseok no le hubiese pedido que faltara a clases y le ayudase a escoger un anillo de promesa, tal vez Heo JiWon no se hubiese sentido tan culpable por enamorarse del novio de su mejor amiga. Ella solía pensar que todo era blanco o negro per...