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Me siento un poco sola y aburrida, aunque he estado dibujando bichos y leyendo un rato, no tengo nada que hacer ni siquiera me apetece bordar, ahora todo me resulta tan aburrido, se que debería empezar a coser cosas para el bebé pero es que todo ha pasado tan rápido que apenas si puedo creer que tengo un bebé creciendo dentro de mi.

Después de la cena me retiro rápido a mi habitación, aunque las náuseas parecen haber remitido aún me siento un poco cansada y no haber dormido casi la noche anterior también está causando estragos en mi interior.

Miro la luna, esta grande y redonda parece una bola de queso enorme. También se pueden ver muchas estrellas, es una noche cálida y apacible.

Veo el carruaje llegar, doña gruñóna está de vuelta. Pues si se cree que voy a hablar con ella está muy equivocada, me meto en la cama y me arropó, unos minutos después la puerta se abre, escucho pasos y la lamparita de aceite es encendida, pasa al baño para después meterse en la cama. Se acerca a mi y me abraza. No voy a hablar,¡ me repito en mi mente! Ella es mala se ha llevado a Rosé lejos de mí y ahora estará en su noche de bodas, ojalá y le vaya bien.

Me despierto, Lisa aún está en la cama, debe de estar cansada de su viaje. Es hora de poner en marcha mi plan. Quito mi camisón y me levanto desnuda hacia el balcón.

—¿ Que haces ahí y sin ropa?—  Dice Lisa somnolienta.

No le contesto, solo paso a su lado contoneandome.

— Deja de mirar, oh se te van a salir los ojos— digo con sarcasmo.

Ella se pone colorada, la dejo y me pasó al baño. Bien ya he conseguido llamar su atención ahora se va a quedar con las ganas de tenerme.

Pongo mi camisón de nuevo y me siento cerca de la ventana.

Lisa se levanta y acaricia mi pelo, recuerda no puedes caer en su trampa. Pero esas caricias me hacen entrar en calor.

— Jennie ven conmigo a la cama— dice dejando dulces besos sobre mi cuello.

Levanto mi cabeza y comienzo a besarla, ella agarra fuete mi trasero pegandome a su pelvis, sintiendo su virilidad palpitante, saco fuerzas de dónde no las hay, me recuerdo que esto es parte de mi venganza.

— Lo siento ahora no tengo ganas— digo y me separó de ella a toda prisa encerrandome en el baño. Por qué poco y caigo rendida ante sus encantos.

— Voy a desayunar—

Mientras bajo por las escaleras recuerdo su cara de frustración, eso hace una sonrisa ilumine mi cara.

Después de un rato el tano baja a desayunar, desabrochó un poco mi corpiño, dejando mi pecho un poco más espuesto de lo habitual, no me había dado cuenta pero han crecido, dejando a la vista un generoso escote.

Todo el desayuno noto su mirada clavada en mi pecho, es hora del siguiente paso. Me levanto y me acerco a ella.

Restriego mi cuerpo contra su cara.

— Uff, lo siento creía que tenías algo en el pelo. Con tu permiso me retiró—

—  Dónde te crees que vas, se que estás jugando conmigo. Pero recuerda que aquí yo soy el lobo y tú la tierna conejita...
— dice y suelta su agarré.

Igual me estoy metiendo en la boca del lobo, pero esto me está resultando divertido. Ahora tengo que pensar en mi siguiente paso.

Estoy un poco aburrida me acerco a la librería y cojo un libro con las tapas rojas como el vino. Miro la portada y leo el título.

El arte del placer

Abro el libro llena de curiosidad, veo algunos dibujos que me hacen sonrojar. Son mujeres y hombres desnudos en diferentes posiciones, solo con ver las imágenes me sube la calor a las mejillas. Cierro el libro y lo llevo conmigo al jardín.

Estoy sola en la banca, abro el libro y comienzo a leer, madre mía aquí dan todo tipo de detalles de como complacer a una mujer, miro el dibujo y siento un cosquilleo extraño en mi intimidad, apretó mis muslos y continuo observando las ilustraciones.

—¿ Jennie te encuentras bien?, pareces acalorada y tú respiración es irregular.
— Pregunta Lisa preocupada.

— No es nada estoy bien—  me levanto rápido y mi libro cae al suelo. Lisa lo recoge y me mira con una sonrisa lasciva.

— Con que era esto lo que producía tus valores, sabes que yo los puedo aliviar
— dice sin dejar de sonreír.

Le quitó el libro de sus manos y lo llevo a mi pecho.

— Ni lo sueñes, he leído que puedo hacerlo yo sola, así que ya no te necesito, y ahora sí me disculpas tengo cosas que aprender y experimentar.— digo de forma activa.

Su cara torna a enfadada, intenta quitarme el libro pero soy más rápida, salgo corriendo pero me atrapa y me lleva en volandas al dormitorio. Por el camino vemos a Teddy, este nos mira extrañado.

— Que no nos molesten, la señora y yo tenemos asuntos que atender, si necesitamos algo llamaremos.— es lo que le dice Lisa a Teddy.

— Tu y yo no tenemos nada de lo que tratar—  digo golpeando su pecho.

— Me he cansado de jugar al ratón y al gato, no puedes pasar todo el día poniendo miel en mis labios y después quitarla rápidamente. Deberías saber que no soy de piedra y mi paciencia hoy ha llegado a su límite.

Me deja en la cama y comienza a desvestirse, su sola visión hace que me sonroje, apreto fuerte el libro contra mi pecho y bajo la cabeza.

— No me digas que ahora sientes vergüenza... Después de todo lo que has hecho y dicho hoy.

Veo como cada una de sus prendas van abandonando su cuerpo hasta dejarla completamente descubierta ante mis ojos, yo sola me he metido en todo este lío, tratando de darle una lección, no he conseguido ganar más bien he caído en su trampa, una trampa de la que no puedo escapar, bueno igual no es tan malo el castigo a recibir. Pienso mientras veo a mi Duquesa implacable acercarse lentamente hacia mi, como si de un lobo se tratara, acechando a su presa en este caso su conejita.




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CASADA CON LA DUQUESA (G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora