CASADA CON LA DUQUESA (G!P)

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— Señora la  Duquesa Lisa esta viva, pero no sabemos por cuánto tiempo, lo verdaderamente extraño es que aún no la haya visitado la parca...—

¡Viva! Eso es lo único que mis oídos quieren escuchar, no presto atención a nada más de lo que dice. Veo como unos soldados pasan a Lisa al interior de la casa, Teddy no deja de dar órdenes de aquí para allá, cosa que agradezco no soy capaz de moverme ni de pensar.

— Señora salga de la habitación por favor, vamos a asear a la señora Lisa antes de que llegue el doctor—

No me muevo, no puedo no se lo que me pasa pero no soy capaz de reaccionar.

—¡ Señora!— dice Teddy sacándome al pasillo.

Estoy en el pasillo sentada en el suelo, siento que mi mundo se ha roto, todo se ha vendido a bajo. El llanto de Ruby es el único sonido que hace que salga de mi trance. Atiendo a mi niña ya ha cumplido un año y está muy hermosa, ha heredado el color de mi cabello pero los ojos son de su otra madre tan azules como el cielo.

He logrado calmarla, la dejo dormida en su cuna, ya casi no puede usarla ha crecido demasiado pronto tendrá que usar una cama.

Lavo mi cara en la palangana, seco mi rostro y voy directa a mi dormitorio, Teddy está parado en la puerta, quiero pasar pero me lo impide. Antes de que hable me advierte de que el doctor está dentro y es mejor no molestarle mientras trabaja.

Los minutos se tornan en horas, estoy comenzando a desesperarme, la noche está empezando a caer y yo con ella.

— ¡No aguanto más! O me dejas entrar o tiro la puerta a bajo— digo señalando a Teddy con mi dedo acusador.

No hace falta que me deje pasar en ese mismo instante la puerta se abre dejando a la vista la imagen de mi esposa en la cama.

—¿ Cómo está? ¿Qué le ha pasado? ¿Está bien? ¿Sobrevivirá?...— formuló cientos de preguntas en mi preocupación.

—¡ Niña creo que debo darle explicaciones a la señora no a ti!— dice el doctor con desdén.

Miro mi ropa y veo que voy vestida con un vestido sencillo, desde que la guerra empezó tres de las chicas del servicio se marcharon con sus familias, no encontré a nadie que quisiera trabajar así que yo me encargo de bastantes de las tareas, además de las finanzas con ayuda del gruñón de Teddy.

— Lo primero que debería es preguntar no suponer, ante usted tiene a la Duquesa de Manobal, Marquesa de Seul. Pero si aún así insiste en menospreciarme yo haré lo mismo con sus honorarios— digo escupiendo mis palabras.

Teddy dedica una mirada acusatoria, yo levanto mis hombros y hago una mueca.

— Lo.. lo siento señora... Yo no sabia... No...—

— No importa, por favor dígame cómo se encuentra mi esposa es lo único que me interesa ahora mismo—

—  Su esposa ha sufrido un ataque de arma blanca, por la herida podría decir que de un puñal, por suerte no ha dañado ni un órgano pero ha perdido mucha sangre y sufre de una infección grave. No puedo hacer mucho más por ella, tienen que darle estos tónicos para la fiebre y rezar para que despierte. Pueden ser horas, días, meses o...—

— No siga, lo he entendido. Teddy acompaña al doctor y pagale sus honorarios—

Paso a la habitación, Lisa está pálida, debajo de sus ojos hay dos manchas moradas, su palo está demasiado largo y ahora luce toda desaliñada, más tarde le pediré a Teddy la navaja para rasurarla y unas tijeras para cortar su pelo, espero no haberlo olvidado yo misma arreglaba a mi padre.

Han pasado dos semanas desde que Lisa llegó, aún no ha despertado y su herida ha dejado de supurar y desprender un olor desagradable. Gracias a una de las chicas del servicio por hacer unos ungüentos curativos Lisa a mejorado.

Conseguimos que coma con una caña de madera, abrimos su boca y con cuidado vertemos caldos, zumos y agua. Mientras tolere la comida habrá esperanza...

Me encuentro en el huerto, las patatas ya se pueden cosechar. Teddy llega corriendo a mi encuentro alterado, esto si que es nuevo. Pienso mientras limpio mis manos en el delantal.

— Señora hay bandidos por los alrededores, no roban dinero ni objetos, solo se llevan a las mujeres jóvenes...—

— ¿Y?—

— No ve señora que usted es una presa fácil, ahora mismo contando conmigo somos unos siete hombres en la propiedad, ellos son al menos quince...—

— Está bien Teddy, llama a todos los hombres y explicales que apartir de ahora si alguna persona pregunta por la señora de la casa deben decir que falleció en el parto de la niña. En la casa viven la  Lalisa Manobal, su hijo mayor y su hija de un año.—  le digo mientras comienzo a caminar al interior de la casa.

—¿ Señora que va a hacer?—  dice Teddy nervioso.

— A partir de ahora señorito Jeno hasta que te diga lo contrario. Llama a la cocinera preciso de su ayuda.—

Subo a mi dormitorio, veo a Lisa sumida en su sueño eterno, me acerco y dejó un beso en sus labios.

— Estaré bien, yo voy a cuidar de todos los que están bajo tu responsabilidad, ahora descansa, no te rindas y no te atrevas a dejarme sola.—  digo susurrando en su oído.

— Señora me ha llamado— dice Antonia la cocinera.

— Si, ayudame a vendar mi pecho—

— Pero señora.. —

— Señorito Jeno, más tarde te lo explicaré todo—

Antonia está confundida pero aún así obedece mi petición, busco ropa de Lisa en el armario. Su ropa me queda un poco grande pero no demasiado. Voy al espejo, cojo las tijeras y comienzo a cortar mis largos y rizados cabellos. Lo dejo tan corto que nadie podría pensar que debajo de estas ropas y corte de pelo hay una mujer.

Salgo de la habitación paso al lado de Teddy este no parece reconocerme.

—¿ Chico de dónde vienes?¿ Te conozco acaso?—

— ¿Teddy no me reconoces?—

— ¡Señora! Su pelo, su feminidad...—

— Señorito o Señorito Jeno, has informado a todos? A parte de mi solo están Antonia y Marcela y ya han pasado los cincuenta por lo que no creo que estén interesados—

Espero que no vengan por aquí y si lo hacen que todo salga previsto mi plan, no puedo permitir que Ruby se quede sin mi y sin su otra madre.

Escucho el sonido de unos caballos, también puedo escuchar a varios hombres gritando. Suspiro y salgo a la entrada de la casa.

— ¿Qué se les ofrece señores?— digo con voz ronca y grave.

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