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Le he explicado todo a Irene en la merienda, la verdad es que se lo ha tomado mejor de lo que esperaba.

Solo ha derramado unas lágrimas y me ha pedido mi opinión.

Le he dicho que es una oportunidad muy buena para ella, aprenderá modales, tendrá una vida cómoda junto a la marquesa. Si ella la adopta podrá heredar un título y una fortuna, no dependerá de un hombre o una mujer. si ella no quiere.

Me ha pedido la opinión de Lisa y ellas han estado hablando por un buen rato.

— Jennie ya lo he decidido, puedes decirle que acepto a la marquesa. Lisa me ha explicado que no perderemos la comunicación y podremos vernos cuando deseemos, creo que ella es buena y ha estado muy sola últimamente.—

— Está bien pequeña, yo acepto lo que a ti te haga feliz, si tú felicidad está a unas cuántas millas de mi, podré soportarlo. Ahora ven y dame un beso que lo necesito—  digo un poco apenada.

Lisa se va a su despacho y escribe una carta para su tía, en apenas unos días mi pequeña hermana se habrá alejado de mi otra vez.

Estoy pensando en que quizás mañana podemos ir a visitar a Nayeon y pasar un día divertido, quizás el último en mucho tiempo.

Igual de rápido que llegó el día también lo hizo la noche y con ello otro nuevo día.

Aunque estaba triste por la próxima partida de Irene, lo oculte muy bien o eso es lo que quise creer, en vez de llorar decidí que los días que le quedaban junto a mi los pasáramos de la mejor manera posible.

Así que después del desayuno fuimos a buscar a Nayeon, habían pasado dos días de su boda, y aunque ella no había sido muy agradecida y menos agradable en su trato, era nuestra hermana y eso no iba a cambiar el amor que sentíamos por ella.

Al llegar a la casa de los parientes de su esposa cual fue nuestra sorpresa al descubrir que a la mañana siguiente de la boda ellas  habían partido en dirección a Inchon, no supieron decirnos a que tanta prisa ya que antes de la boda la marquesa Hirai Momo, había asegurado que pasarían al menos una semana más en la capital.

Pregunte si Nayeon nos había dejado alguna carta, pero tampoco fue así. Lo único que nos quedaba ahora era esperar a recibir correspondencia o rezar para que ella estuviera bien y feliz.

Los dos siguientes días pasaron demasiado rápidos a mi parecer, el segundo día aprovechamos para ver a Rosé, el pequeño Hank era un niño precioso de mejillas sonrosadas y cabello negro como la noche, nuestra visita fue bien recibida por Rosé y por la  reina Jisoo, eso me recordó el maldito compromiso que hasta ahora había olvidado con todos los preparativos y demás menesteres.

Aún así no hice notar mi enojo, no quería ver mi cabeza en una pica o menos aun la de Lisa. Por desgracia para mí la reina Jisoo era como un diosa en la Tierra, bueno más bien hasta donde se extendía su reino.

Lo que más me chocó fue ver cómo Lisa llegaba a toda prisa, solo me dedico una mirada y continuó su camino, pude ver esa mirada cargada de miedo y de rabia.

Aunque sentía deseos de saber lo que pasaba ni siquiera me podría acercar, las órdenes de  la reina Jisoo estaban por encima de cualquier otra cosa, así que no me quedo otra más que esperar a que ella misma me contará lo que sucedía.

Esa noche Lisa no durmió en casa, y por primera vez en mucho tiempo tuve miedo de que otra calentará su cama, intenté sacar esa idea de mi cabeza. Intente traer todos los recuerdos que tenía, Lisa siempre se mostraba cariñosa conmigo y amaba a Ruby, así que la única solución que tenía era pensar que la reina  Jisoo no la había dejado volver a casa.

La mañana llego y con ella, la pena se instaló de nuevo en mi corazón, el carruaje de Irene llegó puntual, entre abrazos y lágrimas nos despedimos, nunca dijimos adiós si no más bien hasta luego. Quién diría que con el pasar de los años esa vez sería la última vez que vería a mi hermana.

Otro día más paso hasta que Lisa volvió a casa, empezaba a desesperar por no recibir ninguna noticia suya. Esa tarde Lisa abrió la puerta del dormitorio, se echó a mis pies y comenzó a llorar.

Nunca en toda mi vida, habría podido imaginar que una mujer,¡ con tal reputación y merecida! Se pudiese romper en mil pedazos. Eso me hacia amarla más si cabía.

Cuando por fin consiguió calmarse, se fundió en un largo abrazo y comenzó a hablar.

Cada palabra que decía era un puñal en mi corazón.

Esa misma noche partiría de nuestro lado, a corea del sur había declarado la guerra a  Corea del Norte...

Ellos tenían de su lado a Taiwan y nosotros a Australia y Tailandia, aunque nuestras tropas eran superiores en número mi corazón me decía que en una guerra no había ni vencedores ni vencidos, en los dos bandos habría muertos, muertos que un día portaron un nombre y un apellido.

Muchos de ellos dejarían viudas eh hijos, cuan necesario era esto por saciar la sed de poder de unos pocos.

Lisa cómo generala de los ejércitos de su majestad debía partir a su lado. Daba igual que estuviera retirada era una orden de la reina Jisoo y su desobediencia solo le traería la pena de muerte.

A la mañana siguiente debería regresar a casa, lo mejor según Lisa era alejarse de la capital, aunque las fronteras con Corea  del Norte  ,estaban bastante lejos nunca se podría asegurar de que llegaran. De ser así todo estaría perdido. Intente no pensar en ello, aunque en mi mente solo se repetía la misma palabra guerra guerra guerra....

Salí de casa con mi esposa y con mis dos hermanas y volvía sola, mi único consuelo era mi hija, por ella movería montañas e incluso pactaria con el mismísimo diablo si con ello podía asegurar su seguridad.

En los siguientes días mi vida se sumió en la incertidumbre y en la oscuridad, solo escuchando las noticias que nos llegaban. Al menos Lisa seguía viva pero por cuánto tiempo...


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CASADA CON LA DUQUESA (G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora