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Una semana llena de angustia para el alfa favorito de Jeon Jungkook, este mismo, Kim Taehyung, caminó decidido a buscar al omega de su corazón. Su andar era rápido, intentaba no pensar para no huir.

Se tropezaba un poco con sus propios pies, pero eso era lo de menos, muy pocas veces decidía algo con tal tenacidad. Da miedo, mucho miedo de pensar en seguir así. Nada cambia, no cambiaría si hacía que Jungkook lo siguiera viendo como amigo, ahora debe verlo como realmente es; un loco de amores, dispuesto a ser todo lo que abarca aquella palabra, sólo por él.

Cuándo llegó a la casa Jeon, tocó la puerta como la primera vez que la visitó, con las manos sudando, el corazón acelerado y una impaciencia ilusoria.

La puerta fue abierta por Jeon Junhong, no le sonrió como habitualmente hacía, le invitó a pasar cortésmente.

—No es buen momento —susurró el alfa mayor, sólo para Taehyung.

Lo entendió al ver la causante de su confesión, sentada a lado del omega de su corazón en el sillón dónde tantas veces ellos jugaban o veían películas, a veces sólo dormían cuando el sueño era mayor y daba flojera ir a la habitación de Jungkook.

—¿Qué hace aquí? —preguntó sin una especificación, pero miraba al omega pelinegro, aquél que se veía tan sorprendido con su inoportuna visita.

El padre de Jeon respondió, porque su hijo no sabía qué hacer.

—Taehyung-ssi, Ayaka quiere pedir cortejo.

Ah. No era necesario preguntar, pero aún así lo hizo.

—¿A quién? 

—A Jungkook —respondió la alfa, un poco molesta por la presencia de Kim.

El alfa favorito de Jungkook volvió a poner la mirada en el omeguita, quien la correspondió, se veía tan confundido. Sus ojitos brillaban, no de alegría, sino de una confusión y tristeza. En el fondo pedía por Kim Taehyung, el único capaz de salvarle de esa situación, porque si pedían cortejo su papá tendría que dárselo a Ayaka, así se acostumbra. Su papá alfa decide y la alfa presente tiene un extraño derecho que le concede el rango.

Taehyung, Taehyung, ¡Por favor!

—Con todo respeto, necesito una respuesta, Señor Jeon.

—Mi hijo es quien decide el cortejo, señorita —advirtió Jeon Junhong—.

Jeon Jungkook abrió sus ojitos, miró aterrado como la alfa gruñó por la facultad que le cedió su papá. Su papá no sabe que tan mal la pasó con ella, Taehyung tampoco sabía.

Su alfa favorito estaba ahí, atento a él y su respuesta, sonriendo pacíficamente. Y quizá vio reconfortante la mirada dulce, o su lobo actuó, hipotéticamente hablando extrañó demasiado a su lugar seguro. Corrió hacia su lugar, abrazando a Kim, escondiéndose en su hombro, no queriendo salir a enfrentar el problema.

Taehyung lo cuidaría, como siempre hace.

Omega cordis mei Donde viven las historias. Descúbrelo ahora