Rho

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Kim Taehyung, sacó al patio trasero a Jeon Jungkook, el chico seguía abrazado a él, escondido. Supo que estaba bien cuando no detectó más olores que el de bosque.

Fue cuando decidió enojarse con su alfa favorito. Se separó para golpear su pecho y brazos.

—¡Eres un idiota! —vociferó enojado, con los ojos cristalinos— ¡Imbécil! ¡Bruto! ¡¿Por qué no pasaste por mi?!

Su alfa favorito intentaba protegerse, e importaban poco sus quejidos, Jeon debe desquitar su furia. Cuando el omega de su corazón se tranquilizó, dio un último golpe, suave, volviendo a recargar su cabeza en el hombro del alfa con olor a bosque.

—Esto es tu culpa —reprochó—, no pasaste por mi está semana, no evitaste que Arai me siguiera después de clases, insistiendo por volverse mi alfa.

Ay, no.

—Tuve una segunda cita con ella, la odio más que la primera. —El omega susurró lo último—. Me siguió y no tuve al alfa que me cuida a mi lado.

Se oprimió el pecho de Kim Taehyung, casi corre a arrancar de raíz los problemas del pelinegro, porque todo lo que le hace mal no debe existir. El omega con aroma de mimosa debe ser feliz.

—Lo siento, estaba pensando —respondió dudoso—, quería tomar valor para venir y darte tiempo para recuperarte de mi declaración. De haberlo sabido habría esperado como siempre. Perdón.

Jeon Jungkook guardó silencio un rato, cuando le pareció bueno elevó su rostro para mirar bien al alfa. Su Hyung se pintó el cabello de negro, se veía aún más guapo que la última vez que se vieron, el alfa también le veía, y, en comparación, Jungkook estaba desalineado, con ojeras y un cabello rebelde. Sintió un poco de vergüenza.

Kim Taehyung lamió un poco sus labios, el omega de su corazón estaba tan bello. Extrañó tenerlo cerca. Se permitió así mismo acariciar la mejilla del menor, acomodando su cabello detrás de su oreja. Los dos adolescentes se perdieron en su mundo, su único panorama existente son ellos.

—Taehyungie Hyung —llamó—, te adoro, pero no sé en qué sentido.

Él sonrió, ahora acariciando con ambas manos detrás de las orejas de Jungkook, tratando de relajarlo (eso lo tranquiliza).

—¿A sí? —preguntó incrédulo—, no te fuerces Jungkookie.

El mencionado mantenía los ojos cerrados, disfrutando el masaje, pero negó ante lo dicho.

—No me fuerzo —el omega del corazón de Taehyung agarró una de las manos, la posó sobre su mejilla, abriendo sus ojitos brillantes con los que enamora al alfa y un leve rosa adornando sus pómulos—, te extrañé... no me fuerzo Hyung, porque eres el único alfa que siempre he visto.

¿Esto es un sueño?

¿Acaso cambio de realidad?

Por favor, no. Sea lo que sea que esté pasando que no se acabe. Kim Taehyung jura que va a llorar. No, no puede, debe ser fuerte, solo así puede seguir viendo al omega de su corazón mirarle bonito, avergonzado, con su rostro siendo atrapado por ambas manos que pican emocionados por el tacto.

—Hoy quería invitarte a una cita, ya no de amigos, sino una para ser... algo. —Confesó, aturdido por la risita del omega.

—¿Querías? —su alfa favorito negó rápido—. No sé lo que es amar, no conozco el tipo de amor que tú sientes por mi. —Kim le miraba como cachorro, esperando un premio o un castigo, su corazón latiendo a mil y su lobo inquieto—. Pero sé, yo sé, qué, eres la persona a la que veo, a la que extraño y con la que me siento bien. Intentemos citas, ya no de amigos, sino para ser algo.

—Me gustas mucho, Jeon Jungkook.

Jungkook sonrió bonito, una sonrisa diferente a las anteriores que le ha dado. Esa sonrisa fue alcanzada por el amor del alfa.

El omega de su corazón siempre lo hechiza más.

Omega cordis mei Donde viven las historias. Descúbrelo ahora