capítulo 28

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El día de nuestro regreso a Alemania, en cuanto llegamos al aeropuerto y pienso en Soobin, se me abren las carnes. ¿Qué nos encontraremos cuando lleguemos?

Tras despedirnos de Mel, Sami y Björn, Norbert, que ha ido a recogernos, nos
saluda y el pequeño Kook se tira a sus brazos. Lo quiere muchísimo.

Una vez nos montamos en el coche, Norbert nos pone al día de cómo ha ido todo en nuestra ausencia, pero no habla de Soobin. Lo omite totalmente. Al llegar a casa, Simona sale a nuestro encuentro y besuquea con amor a los pequeños mientras saluda a Pipa, que sonríe.

Entonces, el teléfono de Jungkook suena y se aleja de nosotros para contestar. Veo que se mete en su despacho y yo abrazo encantado a Simona. Hablamos durante un buen rato y, cuando Jungkook sale del despacho, me mira y pregunta con gesto serio: —¿Vamos a por Soobin?

Yo asiento y, al ver su expresión, inquiero: —¿Ocurre algo?

Nuestros ojos se encuentran y mi amor, relajando el gesto, sonríe y me agarra por la cintura. —Nada importante —dice.

Los niños se quedan en nuestra casa y Jungkook y yo vamos a la de Sonia a por Soobin.

Al llegar nos encontramos a mi cuñada Marta con mi suegra que nos hacen un
caluroso recibimiento. —¿Cómo estás? —pregunto mirando a Marta.

Mi cuñada sonríe y, tocándose su barriguita, responde: —Feliz como una perdiz, nerviosa por la despedida de soltera del martes y la boda del sábado, y asquerosamente vomitiva.
Todos sonreímos y entonces Jungkook, al que he visto mirar a nuestro alrededor, pregunta: —¿Dónde está Soobin?

Al oír eso, Sonia pone los ojos en blanco. —Arriba. En su habitación —responde—. Antes de que lo veas, tengo que decirte que estoy muy... muy enfadada con él. —Yo directamente lo habría matado por lo que ha hecho —afirma Marta—. Pero, tranquilos, las aguas han vuelto a su cauce y todo está solucionado. —Pero ¿qué ha hecho? —pregunto ansioso. —Ay, hija..., estos muchachos de hoy en día no tienen cabeza —murmura Sonia sentándose.

Al oír a su madre, Jungkook se sienta a su lado. Oh..., oh..., su gesto se endurece. Y, una vez nos sentamos los cuatro con gesto contrariado, finalmente explota y sisea:

—¿Me podéis decir de una santa vez qué narices ha hecho? —Hijo... —murmura Sonia.

A mí me está entrando el nervio y, cuando voy a llevarme la mano al cuello, me doy cuenta de que Jungkook me observa y evito hacerlo. Ver cómo Sonia y Marta intercambian una mirada me hace presuponer que lo que ha hecho ha tenido miga. Entonces, Marta explica: —Mi querido sobrino y vuestro querido hijo, para hacerse el chulito delante de su nueva novieta, que, por cierto, no me gustó un pelo cuando la vi, creó un perfil en Facebook con el nombre de Malote Palote y tuvo la genial idea de insultar a un amigo del instituto y subir un vídeo. —¡¿Qué?! —brama Jungkook.

Yo escucho alucinado. Pero ¿cuántas cuentas de Facebook tiene el puñetero
niñato? Entonces, pongo la mano sobre el brazo de mi amor y, tras pedirle
tranquilidad con la mirada, pregunto horrorizado: —¿A qué amigo le ha hecho eso? —Josh Bluke, el hijo de... —¿Josh, nuestro vecino? —me apresuro a preguntar.

Marta y Sonia asienten, mientras que Jungkook y yo parpadeamos alucinados. Sin poder evitarlo, me llevo la mano a la boca. Josh fue el primer amigo de Soobin  en el colegio cuando éste comenzó a relacionarse con los niños. Horrorizado, pienso en él. A pesar de tener la misma edad que nuestro hijo, Josh sigue siendo un crío tímido y apocado. ¿Cómo ha podido Soobin hacerle eso? —Fíjate si es tonto —prosigue Marta, encendida— que subió a ese perfil un vídeo donde están en el baño del instituto con el pobre Josh, escupiéndole.

∆•°Ånd I Will Givë It Tö Më°•∆ ⁴ Último Libro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora