Capítulo 41

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El martes, el grupo de amigos quedaron para cenar en casa de Jimin y Jungkook, pero antes
de la cena decidieron meterse en la piscina interior para jugar con los niños.

Soobin y Peter se escaparon al cuarto del primero para ponerse los bañadores, ya que
eran demasiado recatados para hacerlo en los vestuarios de la piscina. Mientras Jungkook, Björn y Andrés se ocupaban de los pequeños, Frida, Mel y Jimin fueron a cambiarse de ropa en los vestuarios. Una vez tuvieron los trajes de baño puestos, mientras se quitaban anillos, relojes y pendientes y los dejaban sobre una hamaca, Frida cuchicheó:

—En Suiza hay unos locales que son de lo más chulos; ¡tenéis que venir! —Iremos —afirmó Jimin, y Mel sonrió.

Minutos después, los tres matrimonios estaban sumergidos con los pequeños en el
agua de la piscina cuando aparecieron Soobin Peter y se tiraron en bomba. Entre risas, todos comenzaron a jugar, y Mel, al ver a Björn divirtiéndose con Sami y con Peter, se acercó a su amigo Jimin y susurró: —¿No te parece sexi?

Jimin miró en su dirección y pensó que sí, que Björn le parecía sexi, aunque, mirando a su marido, que llevaba al pequeño Kook sobre los hombros, respondió: —Soy más de rubios, perdóname.

La diversión duró un buen rato, hasta que decidieron salir de la piscina y secarse. Sin duda, Simona no tardaría en anunciarles que la cena ya estaba preparada. Una vez se vistieron, después de que las chicas recogieran sus alhajas de la hamaca, Jimin murmuró: —No encuentro mi anillo. —Seguro que se habrá caído —replicó Mel mirando a su alrededor.

Todos comenzaron a mirar por la piscina en busca del anillo perdido, y Jungkook, acercándose, preguntó: —¿Qué buscas?
Jimin le enseñó el dedo vacío y arrugó el entrecejo. —Mi anillo preferido.

Él asintió. Sabía que aquel anillo que le había regalado hacía años, en el que ponía «Pídeme lo que quieras ahora y siempre», era especial para el y, mirando al suelo, murmuró: —Tranquilo, cielo. Aparecerá.

Durante un buen rato todos estuvieron buscando el anillo, pero éste no apareció por ningún lado, y Jungkook, mirando la piscina, finalmente dijo: —Quizá se haya caído dentro. Mañana lo comprobaremos.

Jimin asintió. Pero, al ver cómo lo miraba Soobin, su sexto sentido lo puso en alerta y, acercándose a él, le preguntó con total discreción:
—¿Has visto a alguno de los niños acercarse a la hamaca?

El crío se rascó el cuello y respondió con una sonrisita: —No.

Jimin comprendió entonces por su sonrisa que mentía; lo conocía demasiado bien. A continuación, bajando un poco la voz, musitó: —Tú no tendrás nada que ver, ¿verdad?

Al oírla, el crío dio un paso atrás y gritó: —¡¿Crees que yo tengo tu anillo?! —Soobin... —siseó el al ver que Jungkook los observaba. —¿Y yo para qué quiero tu anillo? —Soobin..., baja la voz. —¿Por qué he de bajar la voz si me estás acusando? —insistió aquél consciente de
que Jungkook los estaba mirando.

Alertado, Jungkook los observó pero entonces el muchacho gritó enfadado: —¿Por qué no le preguntas a Peter? —¿A Peter, por qué?

Entonces, todos los miraron, y Soobin indicó cuando Mel se acercaba a ellos: —Porque él también estaba aquí conmigo y, si lo piensas mejor, él puede necesitar ese anillo más que yo.

—¡¿Qué?! —protestó Mel al oír eso. —Deja de decir tonterías, Soobin —gruñó Jimin.
Confundido, Björn clavó la mirada en su hijo, y el muchacho, que llevaba a Sami en los brazos, replicó: —Yo no he tocado ese anillo. Si queréis podéis registrar mis cosas. —Claro que no lo has tocado —afirmó Mel colocándose junto al crío.

∆•°Ånd I Will Givë It Tö Më°•∆ ⁴ Último Libro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora