Capítulo 45

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Björn, consciente del dolor que veía en los ojos de su amigo, cuando el desapareció
tras la puerta, se levantó y preguntó: —¿Qué coño has hecho, gilipollas?

Al otro lado del teléfono, Jungkook gritó desesperado mirando a su alrededor. —No lo sé, Björn. ¡¿Quieres hacer el favor de contarme qué ha ocurrido?! ¿Y por qué Jim no está aquí conmigo, sino contigo?

Convencido del amor incondicional que su amigo sentía por su esposo y de que todo aquello tenía una explicación, Björn preguntó: —¿Dónde estás, Jungkook? —En la fiesta. ¿Dónde voy a estar?

El abogado asintió y, consciente de que la voz de aquél no era de no haber bebido, dijo antes de colgar: —No te muevas de ahí. Voy a buscarte.

A continuación, entró donde las chicas dormían y, al ver a Jimin con los ojos
cerrados, cogió las llaves del coche y se marchó. Con toda la serenidad que pudo, condujo de vuelta hasta la fiesta. Al llegar allí, se encontró en la escalinata de entrada a un ajado gladiador llamado jeon Jungkook. Su
gesto lo decía todo y, tras aparcar, salió del coche y, acercándose a él, antes de que pudiera decir nada, le soltó un derechazo que hizo que Jungkook cayera contra la pared.

El rubio alemán lo miró furioso y Björn siseó: —¿Cómo has podido hacerlo? ¿Cómo has podido hacerle eso a Jim?

Jungkook, consciente de que había metido la pata hasta el fondo, aunque no lo recordara, sin dar importancia al labio que le sangraba, clavó la mirada en su amigo y voceó: —¡No sé qué le he hecho a Jim, pero está claro que algo ha pasado, y muy grave! —Y, mirando fijamente a Björn, afirmó—: Me creas o no, me he despertado hace un rato sentado en el columpio de la habitación negra.

—¡¿Cómo?! —Alguien debió de echarme algo en la bebida —afirmó Jungkook —. No recuerdo nada. —Y, desesperado, insistió tocándose la frente—: ¿Tú sabes qué ha ocurrido?

Björn se sacó entonces un pañuelo del bolsillo, se lo entregó para que se limpiara La sangre de la boca y respondió: —Jim te ha visto con Ginebra en la sala en la que te has despertado. Y no sólo te ha visto ella, sino que yo también y, si no te he dicho nada ha sido porque estabas muy animado y no quería montar un escándalo en la fiesta.

Al oír eso, Jungkook se quedó paralizado y, tras soltar un bramido de frustración, tiró el
pañuelo con furia al suelo, dio media vuelta y entró de nuevo en la mansión. Björn fue tras su amigo y, cuando Jungkook lo sintió a su lado, siseó:

—Ginebra y Félix..., ¡los mataré! ¡Los mataré! —Jungkook... —Me la han jugado, ¡joder! Y yo he caído como un imbécil.

Sin llegar a entender lo que su amigo decía, como pudo Björn lo paró y preguntó: —¿A qué te refieres?

Con la mirada vidriosa por la rabia que bullía en su interior, Jungkook miró a su alrededor buscándolos y murmuró: —Ginebra se muere... —¡¿Qué?! —Se muere y me pidió tener una última vez conmigo. Le dije que no, pero entonces Félix comenzó a acosarme suplicándome que no podía negarle aquello a su mujer. Intenté hablar con ellos montones de veces para hacerles entender que no podía ser pero, por lo que veo, ese viejo zorro y la zorra de su mujer han jugado sucio para conseguir su propósito. Frida tenía razón, ¡joder!

—Y, tocándose la cabeza, añadió—: La copa de whisky a la que me invitó Félix..., debió de echarme algo en la bebida. —¡¿Qué?!

Horrorizado, aunque no por lo que le hubieran dado, Jungkook se lamentó: —Dios, no me perdonaré en la vida el daño que esto le está haciendo a Jim. —Deberías hacerte unos análisis —dijo entonces Björn—. Necesitamos saber con qué te han drogado para... —Me importa una mierda lo que me hayan dado. —Si queremos demandarlos es necesario que... —Sólo me importa jim, Björn..., sólo el—replicó Jungkook.

∆•°Ånd I Will Givë It Tö Më°•∆ ⁴ Último Libro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora