Capítulo 47

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Al día siguiente, Jimin llamó a Mel y le pidió tiempo.

Necesitaba unos días para el solo para pensar, recapacitar y saber que estaba haciendo bien quedándose junto al hombre que amaba pero que le había roto el corazón en miles de pedacitos. Consciente de todo lo que estaba pasando, su amiga le concedió esos días.

Una semana después, Jimin se apagaba por momentos. Físicamente estaba bien, pero psicológicamente estaba tocado y hundido, algo que Jungkook no podía evitar ver y sufría cada segundo del día.

Jim habló con su padre. No le contó nada de lo ocurrido, pero le confirmó que el 9 de mayo llegaría a Jerez con los niños. Como es lógico, Manuel le preguntó por Jungkook y por Soobin, y el se apresuró a explicarle que Jungkook tenía mucho trabajo y que Soobin estaba castigado por lo mal que iba en los estudios.

El hombre no preguntó más y se alegró por la visita de su morenito.

Durante esos días, Jungkook hacía todo lo posible por acercarse a su esposo. Llegaba
pronto del trabajo, pasaba las tardes enteras con el y con los niños, pero Jim no reaccionaba. Se limitaba a sonreír delante de los pequeñines pero, cuando éstos se marchaban a la cama, se sumergía en su propia burbuja y todo lo que pasaba a su alrededor dejaba de existir.

Jungkook convocó una reunión en Jeon's y, sin dudarlo, reorganizó su trabajo. Necesitaba tiempo para reconquistar como fuera a su Jimin, y delegó, como antaño, en varios de sus directivos, algo que Jimin siempre le había pedido, pero él no había hecho.

Recordar aquello lo martirizaba. Debería haber hecho más caso a lo que el le pedía y, en especial, a la problemática que tenían con Soobin casa. ¿Por qué había sido tan gilipollas y tan cabezota?

Por su parte, Soobin, asustado por el color que habían tomado los acontecimientos,
intentaba acercarse a Jimin. La llamaba «papá », le pedía perdón, le proponía salir con la moto, se sentaba con el a ver la televisión, pero el parecía no darse cuenta de los esfuerzos que el muchacho hacía para que lo escuchara.

Sin embargo, Jimin lo oía, lo oía perfectamente en su silencio, pero estaba tan
dolido por todo lo ocurrido que había ñ decidido ignorarlo, como él la había ignorado a él en los últimos meses. Ese castigo era la única manera de hacerle ver a Soobin que ya no era un niño, y que, como siempre le había dicho, todo acto tenía una consecuencia.
La suya era la indiferencia.

Simona y Norbert, conscientes de la situación en la casa, intentaban ayudar en todo lo que podían, pero Jimin seguía sin reaccionar y castigaba a los dos Jeon con su desapego.

Pasados unos días, Jim decidió ir a casa de su amiga Mel. Nada más verla, ella la abrazó y, cuando la soltó, susurró: —Vaya mala cara que tienes, amigo.

Jimin asintió. Era consciente de que estaba hecha un desastre, y hasta había adelgazado esos kilos que no conseguía quitarse antes. —Pues, por dentro, te aseguro que estoy peor —replicó con una sonrisa.

Mel puso los ojos en blanco y, cogiéndolo de la mano, le dijo: —Ven. Tenemos que hablar.

Juntos pasaron al comedor. Allí, durante más de dos horas, Jimin habló, se desahogó, dijo todo lo que necesitaba decir y, cuando por fin se calló, Mel murmuró: —Entiendo lo que dices, pero lo que ocurrió fue algo que Jungkook no provocó. —Lo sé —admitió Jim d—. Pero si él sabía que aquellos dos le estaban pidiendo ese encuentro sexual porque Ginebra así lo quería, ¿por qué no se alejó de ellos? ¿Por qué permitió que estuvieran tan cerca de nosotros? ¿Por qué no cortó por lo sano?

Mel asintió. Sin duda, Jimin tenía su parte de razón. Sin embargo, como antes había hablado con Björn, respondió: —Porque Jungkook no es una mala persona y nunca pensó que ellos se servirían de algo tan sucio para conseguir su propósito. A pesar de no querer saber nada de ellos, se sintió apenado por esa mujer. Jimin, Ginebra se muere, y eso fue lo que a Jungkook le hizo bajar la guardia.

∆•°Ånd I Will Givë It Tö Më°•∆ ⁴ Último Libro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora