𝐐𝐮𝐨𝐝 𝐚𝐦𝐨𝐫 𝐝𝐞𝐬𝐭𝐫𝐮𝐢𝐭 (Snirius)

𝚇𝙸𝙸𝙸

La luna brillaba en su faceta creciente, era preciosa y su luz bañaba cada rincón de los terrenos de Hogwarts y un poco más allá.

Los cuervos en los árboles miraban con sus negros y redondos ojos a su alrededor, toda criatura de día dormía profundamente y las de noche asechaban en busca de alguna presa o estaban huyendo de algún depredador. Las sombras se alzaban por los cielos y en su manto acobijaban cada grano de tierra en aquel bosque, la oscuridad estaba en cada rincón, no era un lugar bueno para estar sólo pero dos amos de la oscuridad se reunirían esa noche, sellarían en destino del otro o se unirían en alianza.

Un sangre pura haría arrodillar a un mestizo o un mestizo haría temblar a un sangre pura.

—¿Estás seguro de lo que hacemos?

Tres sombras caminaban con precaución adentrándose en el bosque prohibido, mezclándose con la espeses de los árboles.

—¿Crees que no lo estoy?

Dicen que en cada lado hay un cerebro, un líder o un jefe, diera igual, era lo mismo que un pastor rebañando a las ovejas.

—No es eso...sólo que no lo conocemos

La incertidumbre vivía aún en el ser más seguro, pues siempre había a algo que temes, dicen, que todos los humanos le tememos a lo desconocido.

—Por esa misma razón, debo enseñarle su lugar

La confianza en uno mismo es arma clave pero muchas veces puede ser de doble filo.

—¿Cómo es que se llama?

La curiosidad siempre va de la mano con el conocimiento, son aliados incondicionales pero debes ser cauteloso pues muchas veces son traicioneros.

—Tom Riddle, pero se hace llamar a sí mismo, Voldemort.

Sirius sonrió arrogante ante la burla de apodo que tenía ese tipo.
Hace unos días le llegó una misteriosa carta que lo citaba en medio del bosque prohibido, aquella carta prometía una unión o una desgracia, al fin y al cabo eran dos personas luchando por un mismo objetivo pero claramente, siendo enemigos.

Severus Prince, Sirius y Regulus Black caminaban cauteloso por el bosque prohibido, buscando el lugar de aquella reunión, los tres mantenían su varita en mano en caso de cualquier ataque traicionero que los tomara por desprevenidos.

Después de una larga caminata en los profundo del bosque llegaron a un pequeño páramo de grandes árboles y arbustos de bayas, justo donde habían quedado en el encuentro.
Los tres miraron a su alrededor y acabo de unos minutos tres sombras se dejaron ver entre los anchos troncos se los enormes árboles. Los Slytherin extendieron sus varitas atentos a todo ataque que podrían recibir pero las tres figuras contrarias de desecapucharon dejando ver a tres hombres, quizá de unos 21 años.

—Tranquilo, Black— dijo el hombre de en medio. Era alguien alto, de cabello negro y ojos...rojos, su piel era extremadamente pálida y casi parecía un muerto

—Riddle— reconoció Sirius dando un paso al frente

Ambos magos quedaron uno frente al otro, viéndose a los ojos con penetrantes miradas, examinándose.

—Creí haber escrito que vengas solo— dijo Tom Riddle mirando a Severus y especialmente a Regulus Black quien le sostuvo la mirada sin temblar

—No soy estupido, Riddle. Tú tampoco viniste solo— Sirius hecho una mirada rápida a las personas que acompañaban a Riddle pero no logro identificarlas

—Es cierto— mencionó el hombre de ojos rojos —Un mago siempre debe ser desconfiado— con esas palabras dio un paso más al frente hacia Sirius —Por cierto, tú, llámame Lord Voldemort.