"Quod amor destruit" El amor tiene la capacidad de sanar pero también es destructivo, en ambicioso y no se conforma nunca, o al menos esa es la definición de amor que tiene Sirius Black, definición que le creo su amor por Severus Prince, un mago san...
—¿En serio jamás has visto el árbol genealógico de tu familia?— preguntó Regulus muy absorto de lo que les estaba contando Severus
—No, siempre han mantenido la habitación bajo hechizos de cerradura y nunca me han dejado verlo— contestó Severus y todas sus palabras eran ciertas.
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Flashback
Un pequeño niño de ocho años se movía sigilosamente por toda su mansión que se encontraba a oscuras solo siendo iluminada por la tenue luz de la luna que se colaba por las grandes ventanas de la residencia. Esa noche se levantó con su plan en mente, él esa noche vería el árbol genealógico de su familia el cual sus abuelos nunca le habían dejado ver. Su curiosidad era enorme, la normal en un pequeño de su edad y al ser un niño consentido un "no" lo inspiraba mucho más a querer hacer aquello que se le negaba.
Así que Severus Prince ahí estaba, frente a la gran puerta blanca que resguardaba el árbol de los Prince. El pequeño niño tenía la varita de su abuela que había logrado robar con anterioridad, tenía que deshacerse de aquellos hechizos que mantenían la puerta cerrada. Lo que le tranquilizaba era que sabía cuales usaban y cómo contrarrestarlos, no por nada se la pasaba horas en la biblioteca. Severus a su corta edad sabía muchos más hechizos que cualquier joven de dieciséis años y claro que de eso le gustaba alardear.
Con la varita entre sus pequeñas manitas apuntó hacia la puerta y susurró unas palabras haciendo que cada vez más los hechizos de protección se contrarrestaran, cualquiera qué lo viera podría deducir fácilmente que era un gran mago con poción multijugos pues jamás se había visto a un niño de tan poca edad contrarrestar hechizos de protección lanzados por un mago adulto.
Claro, su magia aún era inestable y poco fuerte así que cuando lanzó otro hechizo hubo una pequeña explosión en la puerta que le dejó con los cabellos erizados y sus rosadas mejillas llenas de hollín. Pasaron segundos cuando pasos apresurados se acercaron a su lugar, ver aquellas dos personas lo hizo dar un pasito hacia atrás y esconder rápidamente la varita en su espalda.
—Mi amor, ¿qué te pasó?— Bastet que era más joven se acercó a su nieto y con su pulgar retiro un poquito del hollín que traía en su fina carita
—¿Severus?— el pequeño Prince llevó sus ojos al rostro de su abuelo y bajo la mirada castigándose a sí mismo por sí ruin comportamiento
—Sólo quería ver el árbol— pronunció suavemente con la vista pegada en el suelo
—Mi niño...sabes que no se puede— dijo Bastet tiernamente
—Lo sé...— confesó ya esoerando su castigo
—La varita, Severus— Elnath estiró su mano y Severus sacó detrás de su espalda la varita de su abuela y se la entregó —Eres un peligro con una de estas, muchacho— dijo haciendo reír levemente a su esposa pues desde que Severus había cumplido los cuatro años tomaba sus varitas y cuando no veían hacía magia (la limitada que un niño podía hacer a esa edad) a los seis años comenzó a intentar hacer hechizos simples que, para su sorpresa, le salían fenomenalmente bien
