Eras una gamer de excelencia, te encantaban los juegos de fantasía y romance, últimamente estabas obsesionada con un nuevo juego otome mezclado con peleas, habia muchos chicos lindos a escojer, pero la verdad tu personaje favorito era el jefe final...
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Leona estaba caminando por los pasillos ya había identificado los que tenían trampas y los que eran seguros pasar, usando su agudo oído y visión nocturna pudo ver en la oscuridad de estos, hasta que escucho el arrolló continuo, lo siguió hasta encontrar la sala que parecía un baño griego, donde el agua fluía constantemente, sacando vapor indicando que estaba caliente.
-Bingo- Dijo Leona mientras entraba al lugar, guiandote para entrar, miró alrededor para ver si había alguien que por casualidad hubiera sobreviviendo o se hubiera ocultado de él no estuviera ahí, después de todo no sabe cuántos sacrificios le dieron, pero para su suerte lo uno que había era una bola gris de pelo en una esquina de este.
-¡Oh! Ya encontramos el baño- Dijiste animada escuchando el agua y oliendo la humedad en el aire, sonriendo intentaste ir al agua pero antes de caer a esta el chico león te tomó de la cintura para atraparte.
-Un paso más y te caes herbívora- dijo el chico ya poniéndote en un lugar seguro ‐Camina con cuidado, aquí te puedes resbalar-
-Jeje lo siento... Tal vez debería agarrar un palo o una lanza como bastón- Dijiste mientras tocabas tu ropa para intentar quitartela sola -¿Dónde está mi nudo?-
-Espalda- Dijo Leona ya tirando del nudo para ayudarte a quitar la ropa, él miró a otro lado dándose vuelta para también quitarse su ropa para entrar al baño.
-¡Muchas gracias!- Dijiste terminando de despojarse de tus pocas y viejas telas que parecían que iban a desintegrarse en de lo corroídas que estaban
Aunque fuera una bestia ahora, Leona aún tenía los buenos modales con las damas que le enseñaron alguna vez, así que trataría de ser tan respetuoso como sea posible, intentando no ver tu desnudez, extendió su mano, tomó la tuya, te guió de nuevo hasta te metió al agua caliente con él.
Era una experiencia nueva para ti, era la primera vez en esta vida te bañabas con agüita caliente.
-¡Esta se siente muy, muy, muy bien- Dijiste sintiéndote tan relajada, sentándote en la piscina de manera que hora te cubría hasta los barbilla
-O tu eres muy pequeña o no son 35 centímetros de agua como creí- Dijo Leona como si nada también sentándose, el agua le cubría hasta medio torso "O quizás yo soy el demasiado grande" pensó echándose agua encima para limpiar la sangre de su cuerpo, fue cuando noto que aun traias los vendajes del rostro -Oye... ¿No te quitaras eso de la cara?- Pregunto arqueando una ceja
-Oh no quiero incomodarte, esto lo tengo para los demás que para mi- Dijiste sonriente.
-Pero esas vendas se van a desintegrar con el agua- Señaló acercarse a ti -Quédate quieta, te las quitaré-
-P.. Pero.. Te voy a dar asco- Negaste con la cabeza enérgicamente -Es que... Mis ojos son feos...-
-Creeme, en mi tiempo aquí he visto de todo y no importa lo fea que seas no me asustaras- Dijo el león sin tacto alguno.
A ti no quedo de otra que dejarte hacer por el león, te quitó los vendajes fácilmente porque los corto con sus garras, luego te pondrá otros más limpios y menos viejos, hay vio por decías que le darías asco, es que tienes una cicatriz de quemadura enorme en área de los ojos y parte de la frente, haciéndote ver algo perturbadora, como un fantasma, además de que tus ojos estaban completamente en blanco.
Bajaste la cabeza ya viendo venir como tu amigo te iba a rechazar, como te rechazan en casa, pero en vez de eso sentiste como el león empezó a lavar tu rostro.
-¿Cuándo fue la última vez que te lavaste la cara? Mira cuánta tierra- Dijo el león pasado su gran mano por tu cara y echándote más agua
-.... La verdad no me acuerdo... la gente siempre grita o hace sonidos de disgusto cuando me quito la venda así que no lo hago...- Dijiste algo cabizbaja mientras Leona te limpiaba ahora el cabello con cuidado.
-... ¿Qué te pasó? ¿Un accidente?- Pregunto el ojiverde sin rodeos y sin dejar de atenderte
Tú al principio no querías hablar ya que era un recuerdo algo doloroso, después de todo es admitir que tu familia te odia y te desprecia solo por ser mujer y ciega así que no sabias como sacar el tema, el león pudo sentir tu tristeza así que tomo tus mejillas con cuidado y frotó su mejilla con la tuya para consolarte -Jeje haces cosquillas~... Bueno... Te puedo decir que fue algo así... Más bien... mi hermano mayor pasó-
-¿Tu hermano?- Inquirió Leona extrañado mientras te abrazó y otra vez el se sentó e hizo que te sentaras con el.
-Si, bueno... Fue lo que mis padres le dijeron a los vecinos, que mi hermano tuvo un accidente jugando conmigo de bebé, pero lo que en realidad pasó es que mi hermano mayor no le gustó dejar de ser hijo único, así se intentó deshacer de mi vertiendo aceite hirviendo en mi cabeza, pero solo alcanzo mis ojos- Explicaste temblando de miedo.
-¿Cómo sabes que lo hizo a propósito?- Preguntó Leona alarmado, pero manteniendo la calma.
-El mismo me lo decía a diario para asustarme y me amenazaba con hacerme algo peor si no dejaba de ser un estorbo- Dijiste temblando aún más, le tenías mucho a tu hermano
-¿Y tus padres?- Dijo Leona serios mirándote y acomodando tus cabellos.
-Mi padre solo quería hijos varones, así me ignoraba y dejaba que mi hermano hiciera lo que quisiera conmigo, mi madre me culpa por estar ciega y con una cara tan fea que no servía para conseguir marido ni trabajar de lo que sea... Mi único amigo era...-
-¡¡SECUAZ!!- Grito la bola de pelo gris húmeda que estaba en una esquina, fingiendo ser pelusa mojada para que la bestia no se la coma, pero cuando te escucho saltó directo a tu cabeza abrazándola y casi tirándote de espaldas -¡Te encontré secuaz!-
-¡Grimm!- Exclamaste contenta -¡Al fin apareces, gatito travieso! ¿Dónde estuviste todo este tiempo?- Preguntaste abrazando al michi
-... No puede ser ¡¿SI ES UN GATO QUE HABLA?!- Grito el chico mientras te sostiene para que no te cayeras.
