Eras una gamer de excelencia, te encantaban los juegos de fantasía y romance, últimamente estabas obsesionada con un nuevo juego otome mezclado con peleas, habia muchos chicos lindos a escojer, pero la verdad tu personaje favorito era el jefe final...
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-¡Te extrañe tanto secuaz llevo dias buscandote!- Exclamó Grimm abrazándote aliviado de encontrarte al fin, ahora estaba de vuelta en tus brazos.
-Yo también mi gatito bonito~- le empezaste a besar y abrazar, mientras que Leona los miraba de reojo, se sentía molesto al verte darle afecto al mapache regordete, así que te tomo de las caderas y te hizo sentar en su regazo recargando su cabeza sobre la tuya para marcar territorio.
-Anda, hay que bañarte - dijo mientras empezó a tallar tu espalda, intentando ignorar la mirada aterrada del minino, solo se sentía celoso de este minino pero a la vez era estúpido ¿no?
-... Secuaz.... Es la bestia del Laberinto- Susurro Grimm y Leona rápidamente se tenso, oh no ¡¡OH NO!! ¡¡EL MININO SON TUS OJOS ASÍ QUE YA NO PUEDE FINGIR!! Okey... se va a comer el gato, no necesita esos ojos, él puede ser los nuevos ojos.
-¿Eh? Oh no Grimm, él es Leona Kingscholar y es quien me ha estado ayudando a sobrevivir... Es muy bueno y esponjoso- Dijiste sonriendo y Grimm se quedó mirando al chico, este tenía cara de pocos amigos y lo miraba como presa.
-¿Tiene comida?- Dijo Grimm mirandote y tu asentiste -Bien un gusto secuaz número dos, gracias por cuidar a mi secuaz- Agradeció el michi sonriente llevándose ambas patitas a las cintura y con pose segura, asumiendo el rol de mandamás de un nuevo secuaz
-No soy tu secuaz...- Gruño Leona por lo bajo, este mapache es demasiado atrevido confiado
-Dejalo, una vez que asegura adopta a alguien como su secuaz no hay forma de convencerlo de lo contrario- Comentaste aun sonriente y sin dejar de darle cariño, haciendo que el león soltara un bufido molesto, si tienes tanto cariño a la bola de pelos no se la podrá comer tan fácilmente
-¡Secuaz ni te imaginas todo lo que tuve que hacer para encontrarte!- Chillo el gato peli-gris de manera sonora -Tuve que saltar trampas mortales y escapar de otros humanos que me quisieron cazar y comer, me perdía todo el tiempo, hasta intenten dejar un camino marcado territorio, pero cuando ya me había aprendido un camino este lugar cambiaba de sitio los pasillos y salones ¡Y no tengo tanta pipi para marcar territorio!- Se quejó Grimm cruzándose de patitas
-...... Que... Ingeniosos, Grimm- Dijiste un poco asqueada y sonriendo ahora de manera incómoda.
-Con razón algunos lugares apestaban, era tu el que orinaba sin control- Empezó a regañar Leona -¿Acaso un bebé que necesita pañal o no se te ocurrió otra cosa?- Siguió con su regaño.
-.... ¿A ver cómo hubieras marcado el camino si no hay otra cosa?- dijo Grimm cruzándose de brazos.
-Pudiste dejar una marca con tus garras en las paredes- Dijo Leona -Eres muy peludo, tambien pudiste dejar algunos mechones de tu pelaje- También señaló otra solución.
La verdad, es que él hace mucho tiempo tambien intento marcar los caminos del laberinto con esas mismas tácticas para aprenderlos y así poder escapar por su cuenta antes de que alguno de los sacrificios lo matara, pero con el tiempo comprendió que la forma en que cambia el laberinto es tan aleatoria, que era un pérdida de tiempo dejar marcas para saber a donde ir, es mejor memorizarse los sellos que marcan los niveles, así por lo menos sabe en qué nivel está que tan cerca está de su madriguera.
-¡Mis garritas no son para eso! Son para comer atún y mi pelaje es muy valioso para arrancarlo sin razón alguna- Dijo levantando su cabeza con un "hump"
-.... Gato mimado- Dijo Leona ya extendiendo sus brazos y hundiéndose un poco más en el agua.
-¡León flojo!- Le dijo Grimm.
-¿Oh Leona es un León? ¿Como la bestia?- Dijiste inocentemente mientras seguías lavándote el cabello.
Leona ahora miraba a Grimm como si quisiera matarlo y el minino sintió peligrar su vida por unos instantes si no fuera por tus siguientes palabras.
-Aun que, tengo entendido que la bestia tiene seis patas y dos cuernos- Dijiste mientras te enjuagas el pelo -Y no habla, es completamente salvaje, así que hay que tener cuidado de no hacerla enojar y actuar muy tranquilamente para que no se intimide- Agregaste inocentemente
-... Bueno este león no tiene cuernos, solo tiene dos brazos y dos piernas .... Al menos que la cola cuente como patas- Dijo Grimm quién mirando a Leona intentaba dejar que le mirara asesinamente.
-¡¡OH CIERTO!! ¡Grimm! ¡Grimm descríbeme a Leona? ¿De qué color son sus ojos y el color de su cabello? ¡Quiero saber!- Dijiste emocionada levantando a Grimm para que mirara mejor a Leona.
-.... Cara de amargado, ojos verdes y cabello color de ese dulce que no puedo comer- Dijo Grimm.
-¿Chocolate?- Dijiste sonriendo.
-¡Si! Eso y mucho pero mucho pelo por todo el cuerpo, tiene cabeza de León... Está feo- Dijo El minino cruzándose de patitas, definitivamente no es el encanto del Gran Grimm y tú reíste.
-No digas eso Grimm~ Jajaja~ Para mi Leona es muy lindo y estoy feliz de saber sus colores- Comentastes sin perder la sonrisa.
-¿De verdad?- Preguntó el gran Leona algo sorprendido mientras movía la cola, algo cálido crecía en su interior.
-Si, eres suavecito y tienes un aroma curioso que me gusta, además tengo un vago recuerdo del color verde y me gusta el verde, es color de las hojas, el pasto, las plantas, es color de las cosas vivas- Explicaste con un tono algo melancólico, pero aun así alegre -¡Y el chocolate es delicioso! ¡Siempre me hace sonreír! Así que eso explica porque me haces sonreír mucho-
Leona se limitó a sonreír y a ronronear de manera inconsciente, hace tiempo que no se sentía así de feliz... Tal vez, sería la primera vez que se siente así de feliz con alguien, ni con su familia se sintió así de cómodo.
-Bien, ya es suficiente baño, los tres estamos limpios, volvamos a la madriguera antes de que se haga más tarde y empieza hacer frio- Declaró el león sin perder la sonrisa
-¡¡SIP!! ¡¡EL GRAN Y PODEROSO GRIMM QUIERE SALIR DE AQUÍ PARA NUNCA VOLVER!! ¡¡MUAJAJAJAJA!!- Declaró el minino.
-Mientras te permanezcas limpió- Dijiste divertida y Leona sonrió con malicia ya maquinando una que otra travesura para su nueva mascota.
