016. mine, all mine

431 67 63
                                    

chapter sixteen
016. mine, all mine

▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃

agosto, 2007

LA AGENTE DANIELS gruñó cuando golpeó la colchoneta con fuerza.

La fuerza de sus brazos bloqueó la mayor parte del golpe en su cabeza, pero aun así la dejó aturdida por un momento. Cerró los ojos, respirando con dificultad mientras su cabeza daba vueltas. Gimió para sí misma cuando el cuerpo le dolió.

Por encima de ella, una voz que la hacía querer lanzarse un golpe de furia murmuraba:

—Levántate.

Daniels respiró hondo por la nariz y trató de levantarse sobre sus brazos temblorosos sin siquiera darse la oportunidad de aclarar su cabeza. Su cuerpo se balanceó cuando una neblina gris apareció en su visión. Vlvió a caer sobre la colchoneta.

—Levántate —volvió a decir la voz.

Botas negras la rodearon por el otro lado y las vislumbró con el rabillo de la mirada. La ropa de entrenamiento de S.H.I.E.L.D. cubría unas piernas fuertes. Correspondían a un musculoso tórax abrazado por una camiseta negra. Daniels inclinó obstinadamente la cabeza y miró al agente, que le devolvió el gesto con el ceño fruncido, la mandíbula rígida y los ojos grises vacíos de simpatía. Llevaba la cabeza cubierta de pelo oscuro.

—Vamos —dijo Grant Ward. Esperó a que Daniels se pusiera en pie—. Dijiste que podías conmigo. Así que, levántate, novata.

Su orgullo la había metido en aquella situación. El Agente Grant Ward era un especialista con un libro de cuentas pintado de un rojo casi más oscuro que el de la propia Viuda Negra, y contaba con una promoción de la Academia de Operaciones que lo nombraba casi igual de mortífero. La única nota que le faltaba era su habilidad con la gente, pero no por eso se le daba mal burlarse de la novata a la que Coulson decidió alistar sin ni siquiera haber pasado un día en la Academia. Y era esta novata tan furiosa y llena de necesidad de probarse a sí misma (y de encontrar una salida para su ira reprimida y sus problemas) la que caía directamente en su juego egoísta. Estaba perdido desde el principio. Él era mayor, más fuerte, más alto, se había graduado con las mejores notas en Operaciones y tenía años de experiencia sobre ella. La propia Agente Daniels acababa de alcanzar el Nivel Uno y continuaba esforzándose por superar su riguroso entrenamiento; no tenía ninguna posibilidad contra alguien como Grant Ward.

(Pero Daniels, incluso antes de convertirse en la Víbora Roja, era más testaruda de lo que nadie podía creer.)

Daniels apretó los dientes y se impulsó sobre sus codos temblorosos. Levantó la vista y vio al resto de agentes observando; estaba segura de que este era el punto culminante de su día, ver cómo a la prodigio proclamada equivocada de Coulson le quitaban la arrogancia a golpes por una elección que ella misma había hecho. Los miró cuando compartieron miradas y se rieron entre dientes. Todos eran agentes egresados de Operaciones. Ella los odiaba.

Sus risitas la animaron a incorporarse. Aunque estaba tambaleante, se secó el sudor y se volvió hacia Grant Ward, y aquella mirada venenosa que había dominado encontró su raíz incluso ahora. El Agente Ward ladeó la cabeza, sin sentirse intimidado. En todo caso, le divertía, tal vez sentía cierto respeto a regañadientes por aquella muchacha de diecinueve años que iba mucho más allá de sus posibilidades (y que apenas le llegaba a la altura de los hombros, sin apenas músculos todavía; al menos, no los suficientes para enfrentarse a alguien como él.)

Grant Ward hizo un gesto con los dedos, instándola a atacar, burlándose con una pequeña sonrisa en su rostro.

Daniels dejó escapar un grito de frustración y lanzó su puño. Él lo esquivó fácilmente y la hizo perder el equilibrio con solo un empujón en el codo. Mientras tropezaba, ni siquiera tuvo tiempo de mirar hacia atrás antes de que el puño de Ward chocara con su mandíbula. Tenía la fuerza para no dañarla brutalmente, pero sí lo suficiente para enviarla a la colchoneta con mucha fuerza... otra vez.

white flag, steve rogersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora