005. agent janus

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chapter five
005. agent janus

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PARA.

La voz de la agente Daniel era grave y regañona en cuanto notó que Rogers miraba por encima del hombro a su lado. Él frunció el ceño y se volvió, ella puso ligeramente los ojos en blanco, manteniendo muy despreocupado el paso con el que marchaba de vuelta hacia su coche aparcado. Aunque su corazón latía con fuerza y sus oídos y ojos estaban atentos a cualquier movimiento irregular, mantenía la respiración tranquila. Era una habilidad que se había esforzado mucho por dominar, una habilidad que Rogers no había adquirido: la sutileza. Ya era más alto que el americano promedio... y más corpulento. Nadie podría pasar a su lado sin quedarse con la boca abierta; ¿cuántas veces ha ido este tipo al gimnasio? En cuanto lo hiciesen, verían su cara, y tampoco era precisamente una cara normal. Y entonces sonreirían y gritarían "¡Capitán América!" y pedirían una foto. No podían permitirse algo así en este momento. La agente Daniels necesitaba al Capitán Rogers para eliminar todo posible reconocimiento, y lo estaba haciendo muy cerca del límite de lo imposible.

Él sentía incómodo mientras caminaba a su lado. Tenso y rígido, incapaz de evitar mirar a su alrededor para comprobar si los seguían; y cada vez, Daniels tenía que empujar su pie y regañarlo para que mantuviera la vista hacia adelante. Esta vez respondió:

—¿Qué?

—Contrariamente a la creencia popular —refunfuñó Víbora Roja en voz baja—, cuanto más mires hacia atrás, más probabilidades tendrás de llamar la atención. Harás que nos vean como sospechosos.

El Capitán América apretó y luego abrió las manos, lanzando un suspiro de frustración:

—Aparentar ser sospechosos es algo que no nos falta.

—Exacto —ella igualó su tono, frunciéndole el ceño—. Así que no lo empeores, ya eres un regalo para la vista.

Sus cejas rebotaron ante su sarcasmo.

—Gracias.

—Ponerse una capucha sobre la cabeza no sirve para disfrazarse —ella dijo con total naturalidad—. Es tu postura, la forma en que caminas, si miras por encima del hombro —tiró de su brazo para evitar que volviera a hacerlo—. Confía en mí. Sé de lo que hablo. Y si alguien te reconoce, se habrá acabado.

Rogers la miró por un breve momento. Antes de que ella arqueara una ceja, él fijó su mirada hacia adelante... finalmente.

—Porque eres buena mintiendo, ¿no es así?

Ella meneó la cabeza, burlándose un poco en voz baja. No podía creerlo, no importaba lo que ella dijera o lo que hiciera, parecía ser una violación directa de sus obstinados valores y él siempre se lo tomaba de la forma más irritante.

—Sólo se me da bien mi trabajo —murmuró ella en tono cortante—. A eso me dedico. Y sí, ese trabajo significa que tengo que mentir para que no me maten, para que no maten a la gente que me rodea. Quizás tenga que hacer cosas que a otras personas les resulten incómodas. Puede que deba convertirme en gente que no me gusta, pero es para proteger a los que me rodean. Pensé que lo entenderías. América hizo cosas terribles en la Guerra, cada país aliado hizo hechos terribles y lo puso bajo la promesa de paz. Para proteger a los que aún podían proteger.

Daniels sabía que había tocado un punto sensible; sabía que lo haría. No dijo lo que hizo para recibir un soplo de paz entre ellos, pero eso había distraído a Rogers de mirar por encima del hombro; hizo lo que necesitaba que hiciera.

white flag, steve rogersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora