Capítulo Veintidós: De Hermanas a Enemigas.

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Michelle

Abro los ojos, lo único que escucho es el ruido que emiten los grillos, así que imagino que es temprano y aún nadie se ha levantado.

Levanto mi regazo y me siento en el saco de dormir, los recuerdos de la noche anterior invaden mi mente.

¿Fue real, o sólo un sueño?

Suelto un suspiro, busco en uno de mis bolsos mis cosas de limpieza y salgo de la carpa sin más.

El campamento está vacío, confirmo que nadie se ha levantado.

Camino hasta los baños de dama, entro a una de las duchas y cierro la cortina de baño.

Cuando ya me he bañado salgo, uso mi toalla más pequeña para presionar mis puntas y que no goteen.

Camino hasta mi casa de campaña notando que aún nadie despierta, entro y cierro detrás de mí.

Me visto con una falda de vuelo blanca, y una camiseta color beige. Cepillo mi cabello en silencio y sin prisa. Después de estar lista, arreglo mi saco para dormir, tomo asiento ahí y saco mi maquillaje.

Tomo el espejo grande que traje y prendo la lámpara. Empiezo por echarme corrector, luego rubor, rimel, y brillo labial.

Guardo mi maquillaje, dejo el espejo a un lado y recuesto mi espalda para descansar.

Una trompeta suena desde afuera haciéndome dar un salto.

—¡A desayunar!

Suelto un bufido.

***

Aprieto mi abdomen mientras camino hacia el profesor encargado de la actividad.

—Profe, tengo cólicos. —le digo sin vergüenza, el más alto me mira y asiente.

—Ve a descansar, Michelle. —contesta en un tono amable, le sonrío en respuesta y da un toque en mi cabeza.

Camino en dirección contraria a la actividad.

Ni loca buscaré cosas en el bosque, no moriré por ser comida por un oso.

Tomo asiento en donde hacen fogatas, tomo una rama y juego con ella.

—Hola.

Miro al escuchar esa voz demasiado reconocible para mí.

—Hola, Juli. —saludo de vuelta.

Juli sonríe con la boca cerrada, camina unos pasos y toma asiento a mi lado.

—Quería hablar contigo.

Alzo las cejas.

—¿En serio?

—Sí. Quería... disculparme. —confiesa, la miro en silencio— Yo sé que estuvo mal hacer lo que hice ese día, no lo pensé solo fui impulsiva y lo hice. —dice mirando sus manos— Por un momento mi estupida mente pensó que sería correspondida.

Siento una punzada en el pecho al escucharla.

—Yo pensé... que me veías como una hermana, Juli. —digo en un tono algo bajo, Juli suelta un suspiro y me mira nuevamente.

—Si fuera mi decisión, daría cualquier cosa por verte como una, Michelle. —dice, su tono es sincero y lo sé porque la conozco— Pero... lo siento, no puedo.

Siento un nudo en la garganta al escucharla, trago con dificultad.

—¿Y cuál crees que sea la solución?

—No creo que podamos seguir siendo amigas.

Sus palabras rompen mi corazón en pedazos, la miro frunciendo el ceño con el fin de no soltar lágrimas.

—Pero, Juli...

—Es lo mejor, Michelle. —me interrumpe— Además... te ves feliz con Bryce.

Sus palabras me confunden. Su tono y su mirada me hacen sentir tan rara.

¿Por qué yo estoy a punto de llorar y tú estás como si quisieras golpearme?

—¿Por eso no quieres ser mi amiga? —pregunto, dentro de mí la tristeza es demasiada, pero su actitud hace que no quiera mostrarme débil ante ella— ¿Por Bryce, Juli?

Juli no responde, alzo las cejas como incitándola a que conteste, pero no lo hace.

—Ya está hecho. —dice después de unos segundos— Fue un gusto conocerte, espero te cuides mucho.

Y se levanta, se va de ahí bajo mi mirada dolida, siento una presión en el pecho que me dificulta la respiración.

No entiendo su comportamiento, no entiendo cómo pasó de ser la Juli dulce y tierna a ser una chica totalmente cortante y tajante conmigo.

Aguanto las lágrimas con toda mi voluntad. Endurezco la mandíbula mientras veo como algunos llegan al terminar la actividad.

Ya no quiero estar aquí.

𝐏𝐄𝐑𝐅𝐄𝐂𝐓, Bryce LoskiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora