Capítulo Veinticuatro: Autobús Devuelta a Casa.

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Michelle

Miro por la ventana del bus la noche, cierro la cortina azul y cierro mis ojos.

El chico a mi lado ya está dormido, o eso supongo ya que no me habla ni hace ningún intento.

Siento mi mano ser agarrada por una más grande. Dirijo mi vista a esta y veo a Bryce darme un apretón sin abrir sus ojos. Lo miro sin decir nada.

No habíamos hablado desde el beso en el bosque. Ni siquiera lo había mirado hasta que nos subimos al autobús, pero Bryce se sentó a mi lado aún así.

—Ya están todos dormidos. —dice apenas abre sus ojos con cansancio— ¿Podemos hablar?

Lo miro en silencio, mi pulso se acelera con nerviosismo.

—Bryce, no creo que sea buena idea. —contesto en un susurro para que solo él me escuche— No quiero herir más a Juli.

—Michelle, tú no has hecho nada. —me dice frunciendo el ceño supongo que molesto— ¿Es que acaso no tienes derecho a estar con quién quieres?

No contesto, me siento regañada y eso no me gusta.

He estado demasiado sensible, el sentimiento de estar sola me causa mucho dolor.

Bajo la mirada y me suelto de su agarre.

—Voy a dormir. —digo sin mirarlo. Tomo la manta y me cubro cerrando mis ojos.

—Michelle. —no contesto a su llamado y finjo dormir.

Siento mi cabeza levantarse, Bryce pasa su brazo por detrás para abrazarme. No digo nada, me permito sentir su calor corporal y me relajo.

Siento que el mundo de alguna manera se detiene, y solo estamos los dos, abrazados sin nadie que nos moleste.

Dejo un beso en su mejilla, Bryce se gira para mirarme.

Baja su mirada a mis labios, y rápidamente mi respiración se acelera.

—Lo único que quiero... Es estar contigo, Michelle. —me confiesa en un susurro— Por favor... Permíteme hacerlo.

No respondo, la manta me llega a la barbilla así que levanto un poco mi rostro.

—Solo disfrutemos el momento, Bryce.

Y por primera vez, yo soy la que junta nuestros labios de forma lenta y suave.

Acuno su rostro en mis manos y lo besó con pasión y cariño, Bryce no tarda en corresponder con todas sus ganas.

Me separo con lentitud y junto nuestras frentes.

—Durmamos. —susurro, Bryce asiente pero vuelve a besarme, esta vez con más brusquedad.

Entrelazo mis brazos en su cuello y lo acerco más a mí con impaciencia.

Nos separamos al pasar unos minutos, mi respiración con la de él sincronizadas y aceleradas es lo único que se escucha.

—Eres lo único que quiero, Michelle. —susurra sin alejarse, lo miro en silencio— Por favor, esto es demasiado doloroso para mí.

Bajo la mirada, cierro mis ojos para suspirar.

—No suspires, Michelle. —dice con un tono impaciente, toma mi barbilla y me obliga a mirarlo— Sólo... Déjame demostrarte mi amor. Déjame amarte.

—Bryce, yo...

—No. —me interrumpe— Ya sé lo que dirás.

—Bryce...

—Te dejaré tranquila si eso quieres. —sus palabras me hacen doler el corazón— Sólo dilo, Michelle. Dime lo que quieres.

Tengo una lucha interna dentro de mi cabeza, mi corazón y mente debaten entre sí.

—Dime, Michelle.

Esta vez, prefiero seguir mi corazón.

—Te quiero a ti.

Mi respuesta parece ser una sorpresa para el rubio. En sus labios se forma una sonrisa que me llena por dentro. Siento mi cuerpo temblar desde mis pies hasta mi rostro.

—¿Me quieres a mí?

Asiento, Bryce no puede ocultar su felicidad. Acuna mi rostro entre sus manos y vuelve a besarme con fugacidad, derritiéndome.

—No te arrepentirás. —susurra al separar nuestros labios— Me encantas, y te lo recordaré cada momento.

Sonrío de vuelta. Suelto un suspiro de alivio y envuelvo mis brazos en su cuello.

—Me encantas. —susurra— Me encantas tanto.

Suelto una risa nerviosa, no puedo creer que esto sea real y mis labios tiemblan sin dejarme decir nada.

—Sé que estás cansada. Durmamos, mañana seguimos hablando. —asiento con la cabeza. Bryce vuelve a tomar mi mentón para crear un contacto visual que nos conecta por completo.

—Buenas noches. —suelto torpemente, haciéndolo sonreír.

—Buenas noches, hermosa.

Lamo mis labios intentando calmarme. Cierro mis ojos para dormir, Bryce me abraza y se acomoda junto a mí.

***

BRYCE:

Abro mis ojos al sentir el sol pegar en mi rostro. Lo primero que veo es una cabellera negra pegada a mi nariz.

Michelle duerme con placidez, sonrío por dentro al recordar lo de ayer.

—Hemos llegado. —avisa el profesor, algunos siguen dormidos y otros se levantan de su asiento.

—Michelle... —la llamo con la intención de despertarla.

—¿Mm?

Hace un sonido con su boca en respuesta, la muevo con suavidad.

—Llegamos. —le aviso. Michelle abre sus preciosos ojos y mira al techo del autobús como si estuviera recalculando todo. Se estira con somnolencia y me mira finalmente.

—Buenos días. —me saluda con una sonrisa nerviosa, sus mejillas toman temperatura y mi corazón se derrite de ternura.

—Buenos días. —contesto de vuelta. Deposito un beso en su nariz y suelta una risita.

—Amigo, ¿has visto mi bolso? —Garriet me pregunta arruinando el momento, giro mi rostro hacia él para mirarlo mal.

Garriet para su mirada de mí a Michelle, hace una mueca sorprendida que me hace reír bajo.

—Hola, Michelle. —saluda sin disimular— Vaya...

Disimula, idiota

—Lo siento, amigo. Nos vemos.

Se va para seguir con su búsqueda, giro mi rostro para mirar a Michelle, y esta me dedica una sonrisa divertida.

—Vaya. —lo imita, suelto una risita.

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⏰ Última actualización: Oct 29 ⏰

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𝐏𝐄𝐑𝐅𝐄𝐂𝐓, Bryce LoskiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora