Capítulo Diez: La pregunta.

3K 305 28
                                    

Michelle

Apenas el timbre suena, todos corren fuera de la sala.

Tomo mis cosas sin dejar de chismorrear con Juli sobre el chico nuevo.

—Se ve mayor.

—De seguro repitió.

—¡Juli!

Ambas giramos la mirada hacia la persona que nombra a mi mejor amiga. La misma chica con la que Juli habló en el autobús, le hace un ademán, queriendo que la castaña se acerque.

—Ve. —le digo, dándole un empujón suave.

—Vuelvo enseguida, ¿sí?

Asiento, y eso es suficiente para que Julianna por poco corra hacia la rubia.

Alzo las cejas divertida.

Bryce, tienes un oponente.

Río por mis estupideces comenzando a caminar hacia algún lugar con tal de no aburrirme.

Tomo mi libro por décima vez en el día, lo abro con ansias y comienzo a leer.

Siento una puerta abrirse cuando llego al pasillo de los casilleros, una mano se apodera de mi cintura, mientras que otra en mi boca no permitiéndome gritar.

Me adentran en una habitación, suelo patadas e incluso manotazos, pero la persona es mucho más alta y fuerte que yo.

—Michelle...

Repito agitadamente cuando me suelta, intento correr, pero apresa mi muñeca.

—¡Michelle! —exclama la voz— ¡Soy yo!

Me volteo para mirar a la persona de voz algo varonil. Me calmo cuando encuentro al culpable de mi casi infarto.

Golpeo su hombro con todas mis fuerzas.

—¡Auch! —se queja.

—¡Estúpido! —le grito, enfadada con su tonto y lindo rostro— ¿Cómo se te ocurre hacer eso? ¡Pensé que eras un violador!

—¡Lo siento! —Bryce se disculpa, sacudiendo mis hombros como si así me tranquilizara—. Quería preguntarte algo.

—¿Y ésta es la forma de hacerlo? ¿Secuestrandome?

—No es mi culpa que me ignores o huyas de mí.

Me pongo a la defensiva, ya que prefiero eso a decirle el por qué de mi actitud.

—¿Entonces la culpa es mía?

Ya sé, soy una irritante histérica cuando grito. Pero no importa, él me dió el susto de mi vida.

—¡No, no dije eso! —Bryce también está histérico— Sólo... —no termina su frase. Rasca su sien soltando un suspiro, frunzo el ceño.

—¿Qué querías decirme, Bryce? No tengo el tiempo del mundo.

Traga duro, baja sus manos para apretarlas nervioso.

—Yo... esto... quería...

Alzo las cejas, cruzándome de brazos.

¿Va a confesarme un crimen, o qué le pasa?

—Michelle, yo... —que mi nombre salga de sus labios me pone nerviosa—. Sólo aclararé mi duda si hago lo que estoy apunto de hacer.

—¿De qué hablas, Bryce? ¿Qué duda?

Vuelve a tragar saliva. Me mira a los ojos fijamente, mandando un cosquilleo a mi estómago.

Y entonces comienza a acercarse, haciéndome retroceder.

—¿Qué haces?

No contesta, sino que llega hasta mí, mi espalda choca con la pared. Bryce le acorrala con su cuerpo como la última vez que estuvimos en la escuela.

Esconde un cabello rebelde detrás de mi oreja, luego acaricia mi mejilla, seguido de levantar mi mentón para inclinarme hacia él.

Su aliento mentolado choca con mis labios, las ganas de besarlo me hacen acercarme aún más. Nuestros labios rozan, obligándome a cerrar los ojos.

Pero de repente, la puerta de la habitación se abre, y luz se prende.

El mismo conserje de anoche nos mira sorprendido.

—¿Qué rayos? ¿Ustedes de nuevo?

Intercambio miradas con el rubio antes de salir corriendo.




Girlysogirly

𝐏𝐄𝐑𝐅𝐄𝐂𝐓, Bryce LoskiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora