Capítulo Quince: Herido.

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Bryce

Abro la puerta por décima vez, sonrío con suficiencia cuando, finalmente, Michelle se interpone en mi vista. Camina sin levantar la vista de su libro, me doy una cachetada para enfocarme en lo que tengo que hacer, y no en la forma que se ve su rostro cuando lee.

Tan concentrada, bella, angelical, hermosa...

Espabilo cuando está a solo centímetros lejos de mí. Abro la puerta completamente, cubro su boca y tomo su pequeña cintura para adentrarla en el cuarto del conserje, no tarda en gritar y defenderse.

Suelto quejidos porque sus golpes sí llegan a doler un poco, la suelto cuando estamos dentro.

—Michelle...

Su respiración agitada se hace notable, eso me hace sonreír un poco, corre directo a la puerta con la intención de escapar ya que la oscuridad no la deja saber quién soy.

Tomo su muñeca y la vuelvo a acercar a mí.

—¡Michelle! ¡Soy yo!

Se voltea finalmente, su expresión asustada cambia a una aliviada cuando me ve. No tarda en golpear mi hombro.

—¡Auch! —me quejo, aunque es un dolor mínimo.

—¡Estúpido! —intento no sonreír por lo tierna que se ve enojada—. ¿Cómo se te ocurre hacer eso? —arruga sus cejas tanto que río un poco, es tan linda— ¡Pensé que eras un violador!

—¡Lo siento! —me disculpo sacudiendo sus hombros, no necesito que esté así con lo que estoy apunto de hacer.

Además se me hace imposible no tocarla.

—Quería preguntarle algo.

—¿Y ésta es la forma de hacerlo? —pregunta histérica— ¿Secuestrándome?

—No es mi culpa que me ignores o huyas de mí. —me justifico, sacando el tema que me ha afectado.

Se queda unos segundos mirándome exaltada, no sabe qué contestar y piensa en que enojada me olvidaré.

—¿Entonces la culpa es mía?

A la defensiva, aprende a disimular, Michelle.

—¡No, no dije eso! —exclamo de vuelta, me está pegando la histeria– Sólo...

Mis palabras quedan en el aire, no sé cómo explicarle que voy a besarla para confirmar o no lo que Garriet me dijo.

Sus labios se ven tan provocativos...

Rasco mi sien ya que estoy apunto de lanzarme sobre ella para hacerle todo lo que he querido hacer desde que las hormonas entraron en mi vida.

—¿Qué querías decirme, Bryce? No tengo todo el tiempo del mundo.

Su insistencia me hace ponerme aún más nervioso.

—Yo... esto... quería...

Alza sus definidas cejas, se cruza de brazos haciéndome tragar duro.

𝐏𝐄𝐑𝐅𝐄𝐂𝐓, Bryce LoskiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora