Capítulo Veintitrés: ¿Todo porque me gusta un chico?

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Michelle

El día había sido totalmente aburrido y deprimente para mí.

A pesar del calor me encerré todo el día en mi casa de campaña y solo salí a recibir mi comida.

Estoy tan sola... La única amiga que he tenido en toda mi vida decidió ya no serlo.

¿Qué se supone que debo hacer ahora?

Suelto un suspiro mirando el techo de mi casa de campaña, limpio mis lágrimas torpemente.

Suena una campana, seguido de la voz de mi profesor.

—¡Todos a la fogata!

Tomo mi espejo para asegurarme de que no se note que estuve llorando. Sonrío falsamente a mi reflejo.

Salgo de mi casa de campaña y me acerco a los demás.

Tomo asiento en un lugar libre.

—A continuación pasaré lista, y luego hablaremos sobre la actividad de ahora.

El profesor hace lo que dice. Miro el fuego sin articular palabra mientras todos a mi alrededor ríen y hablan entre sí.

Quisiera estar tan feliz como ellos.

—Haremos duplas para encontrar el tesoro escondido. —dice, algunos aplauden emocionados, otros no tanto— Las duplas las crearé yo, no aceptaré ningún tipo de excusa o reclamo.

Pongo mis ojos en blanco. El profesor empieza a nombrar las duplas, espero mi turno desganada.

—Michelle Evans —levanto la mano como todos los anteriores— con Bryce Loski.

Oh.

La mano de Bryce se levanta por detrás de Garret. Lo miro en silencio.

Bryce camina hacia mí y mi mirada se encuentra con la de Juli. El profesor sigue dictando las duplas.

El rubio llega hasta mí, me sonríe nerviosamente. Siento mi pulso acelerarse.

—Hola, Michelle. —me saluda apenas.

—Hola, Bryce.

***

La búsqueda del tesoro había comenzado, todos se habían dispersado buscando y siguiendo las pistas.

—Podemos ir... —Bryce dice rompiendo el silencio— Por ahí.

Asiento con la cabeza y ambos empezamos a caminar de forma lenta.

—No tienes muchas ganas de hablar, ¿no?

Levanto la mirada al escucharlo.

—Sí tengo. —intento sonar normal, pero soy una persona muy expresiva.

—Te conozco. —me responde, hago una mueca— ¿Pasó algo?

Suelto un suspiro.

Agradezco que no haya nadie cerca, lo miro intentando reprimir mis ganas de llorar.

—Lo que pasa es que estoy sola. —respondo finalmente— Ya no tengo amigas, y sinceramente siento que no le importo a nadie.

Bryce ladea su rostro, detiene sus pasos para mirarme fijamente.

—Ya no sé de qué forma decírtelo, Michelle. —no logro diferenciar si su tono es serio o simplemente sincero— Me tienes a mí.

Bajo la mirada al escucharlo, mi pecho se presiona.

—Juli dejó de ser mi amiga por ti. —digo sin poder mirarlo a los ojos— No puedo evitar sentirme culpable al hablar contigo.

Bryce avanza unos pasos para acercarse a mí. Toma mi barbilla y levanta mi rostro.

—Michelle, tú no hiciste nada malo. —siento mis ojos cristalizarse.

Vaya, necesitaba escuchar eso.

—Nunca estuve con Juli, y tampoco di el pie para que eso sucediera. Tú me gustas desde siempre, y eso lo tienen absolutamente todos claro.

Vuelvo a suspirar.

—Tengo que pensar. —contesto— No quiero herirla.

—Michelle... —me nombra nuevamente, sus manos acunan mi rostro, y se acerca pegando nuestros cuerpos— Por favor...

Lo miro sin decir nada, me mira insistente.

—Quedate conmigo. Déjame quererte, amarte. —pide, acerca su rostro hasta casi acabar con la distancia— Por favor. —susurra.

Cierro mis ojos al igual que él, y sus labios hacen contacto con los míos de la forma más suave y delicada.

Suelta un suspiro sin separarse, mis manos acarician sus brazos lentamente.

—Por favor. —pide nuevamente en un susurro al separarse. Lo miro a los ojos sin saber qué responder.

El sonido de una rama nos hace mirar en la misma dirección.

Juli nos mira sin decir nada junto a George, un compañero de clase.

Hago el ademán de acercarme a ella, pero retrocede un paso.

—Gracias, Michelle. —dice irónicamente— Me dejaste todo claro.

Y se va dejándonos ahí.

𝐏𝐄𝐑𝐅𝐄𝐂𝐓, Bryce LoskiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora