130

92 13 8
                                    

Olores.


La vida cotidiana y el ambiente cuentan con aromas muy diversos y distintivos, desde las flores hasta la comida contaban con esto. Muchas veces dichos aromas pasaban desapercibidos, pero hay algunos individuos que pueden percibir todo.

O casi todo.

Desde muy niño, Fritz solía percibirlos, para un pequeño de unos cuantos años aquello era abrumador y hasta cierto punto dañino, más que nada porque le causaba síntomas de alergia todo el ambiente.

—Huele mucho a maple —se quejó el pequeño, tapándose la nariz.

Alemania se sonrojó y Canadá miró a su hijo con los ojos sumamente abiertos, quitando se mano muy disimuladamente del muslo derecho del alemán.

—Bebé, ¿Estás seguro de eso? 

—Si, mucho.

Era complicado para el pequeño vivir así, constantemente se sentía mareado o con náuseas debido a todos los aromas, así que sus hermanos mayores tenían que optar por no usar perfumes o lociones, Canadá y Alemania tuvieron que sustituir todos los productos de higiene de los cuatro por cosas con aromas neutros, y para la casa tuvieron que optar por aromatizantes de aromas boscosos.

Viveka no entendía porque ahora su cabello ya no podía oler a chicle, pero tuvo que aceptarlo.

Fritz se sentía algo culpable por todo aquello, pero su olfato agradecía todo.

Lo bueno fue que conforme creció se fue acostumbrando a los aromas y comenzó a soportar mejor la situación, aunque él seguía usando productos sin fragancia, podía tolerar que su hermana ahora oliera todo el tiempo a vainilla, su aroma natural, y a jazmín.

Y cuando conoció a Sam no le fue tan difícil lidiar con su aroma permanente a hospital y a rosas. Aunque después solo olía a rosas.

Con quién siempre se molestaba era con Nathaniel, uno de sus amigos, el tipo parecía siempre oler a algo picante.

—¿Si sabes que usar desodorante de mujer del neutro no te va a matar?, apestas horrible —reclamó el alemán-canadiense, tapándose y moviendo su mano de un lado a otro.

—Ni loco usaría el desodorante de mujer, no soy gay, además le soy fiel a Axe —refutó el otro chico, rodando los ojos.

—Axe es una porquería que solo hace que tú sudor huela peor... Tu aroma a cítricos de por si ya era bastante fuerte, pero con ese desodorante es como oler cebolla.

—A veces olvidó que eres un delicadito...

Al final logró que su amigo usará desodorante neutro "de mujer", y hasta novia consiguió el sujeto.

Su olfato era algo que lo intrigaba y molestaba, pero gracias a él descubrió algo impresionante.

Si colocaba carbón y bicarbonato cerca de algo, el aroma de neutralizaba no solo para el, sino para su padre Canadá también.

Fue solo por un experimento escolar que lo descubrió, pero sin duda le ayudó para ocultar sus cigarrillos y drogas en casa. Solo debía tener una bolsita de tela con carbón molido y bicarbonato para que sus escondites no olieran.

Sin duda era muy listo a veces.

Pero con lo que no contaba era que su olfato se viera mermado por su psique.

No lo notó de inmediato, estaba tan absorto en otras cosas que ni siquiera le importó hasta que lo presenció.

Sus padres estaban discutiendo en la mesa, estaba asustado y sintiéndose culpable, esto ya que la discusión era porque de nuevo no quería comer y Canadá estaba casi exigiendo que Alemania lo llevará de regreso a su habitación.

Entre Waffles y Salchichas || CountryHumans AleCanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora