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Au del Alemania Bottom y el Canadá top.

Estaba cansado, no lo iba a negar, llevaba días sin poder dormir debido a un exceso de trabajo y a qué últimamente tenía malos sueños, pero no podía negarse.

Menos con el alemán encima de su regazo, contoneandose sobre su pelvis y gimiendo bajo, vistiendo únicamente sus bóxer azules que resaltaban en el amarillo y rojo de su piel.

Su plan era recostarse en silencio en la cama y dormir un par de horas para poder levantarse a las seis, darse un baño y poder trabajar un poco antes de tener que salir a una junta a las ocho de la mañana. Pero para su desgracia, no había sido tan delicado en la cama y había terminado despertando por accidente al alemán, quién al parecer había estado teniendo un sueño húmedo y ahora quería tener sexo.

Le gustaba complacer al alemán, pero se sentía bastante cansado.

—Cariño... ¿Realmente te sientes muy animado? —pegunto con sutileza el bicolor, intentando no se nota su agotamiento.

—Mmm, si, mucho —respondió el aleman, inclinándose sobre el cuerpo de su novio para poder besarlo con entusiasmo.

Canadá podía percibir la excitación del menor, quién comenzaba a restregarse más fuerte, se notaba tan desesperado por llegar al orgasmo que no pudo resistirse a complacerlo.

Lo tomo por la cintura para detenerlo un momento, pudo escuchar el gimoteo de molestia de Alemania, pero lo ignoro para bajarse rápidamente el pantalón de pijama y la ropa interior, dejando salir su pene erecto.

Volvió a posar sus manos sobre el cuerpo del alemán y tomo el elástico de su ropa interior, bajandola lo suficiente para que su trasero y miembro quedarán fuera.

—Espera, algo de lubricante —pidio entre jadeos Alemania, suspirando y estirándose a la mesita de noche del lado del de hoja para abrir un cajón y sacar una botellita.

Canadá se lo quito con suavidad, abriendo la botella y vertiendo el lubricante sobre sus dedos para dirigirlos al ano del azabache para prepararlo un poco.

Alemania igual le quitó la botella al bicolor para vertir lubricante en la palma de su mano derecha, pasarla tras de si y tomar la erección de su pareja, masturbandolo y lubricandolo para hacer más sencillo todo.

Ambos jadeaban, sintiéndose calientes y que en cualquier momento explotarían.

—Ya, así mételo —ordeno el tricolor, quitando su mano del miembro ajeno y quitando la mano en su retaguardia.

Canadá tomó los muslos de su amado y lo levanto un poco para alinear a ciegas su pene, Alemania se apoyo en el pecho del canadiense y se contoneo hasta sentir la punta contra su ano, comenzando a bajar, gimiendo cuando sintió la punta entrar.

Pero el pelirrojo no iba a irse con tanta delicadeza, sabía que tanto toleraba el tricolor, así que lo afirmó bien de los muslos y se impulso hacia arriba, metiendo casi de golpe lo que faltaba de su miembro y deleitándose con el gemido gutural que soltó el menor.

No le dio tiempo a descansar, directamente comenzó a moverse de forma enérgica, yendo a ocultar su cara en el cuello delicado del alemán y comenzando a besarlo y succionarlo para dejar algunas marcas.

Alemania no podía dejar de gemir, sintiendo como sus músculos se abrían de forma un tanto forzada pero que le era placentera, disfrutando de como era golpeado su interior y de los besos y chupetones que le eran dejados en el cuello.

Era justo como en su sueño.

—Más fuerte, dame más fuerte —rogo con la voz entrecortada el alemán, dirigiendo una de sus manos a los rizos alborotados del mayor para jalarlos un poco.

Entre Waffles y Salchichas || CountryHumans AleCanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora