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Viajero del tiempo: y así me he sentido, doctor...

Doctor: le recetaré un antigripal y que descanse, no se, vea la Percy Jackson o Heartstopper...

Viajero del tiempo: Ah!, si, repetiré el capítulo donde Nick y Charlie tienen sexo.

Doctor: *deja caer su pluma* que ellos que?

Viajero del tiempo: Ih... Ya la regué... Me van a despedir.

2045.

Una simple lápida de mármol azul con una fotografía de la chica era lo que ahora tenía.

Samantha Barton.

2023-2045

Amada hija, amada hermana, amada amiga y amada pareja, vuela alto con las estrellas, y que tu sueño se haga realidad en esta vida o la siguiente.

Solo eso decía su lápida.

Y todos los días, desde hacía dos meses, iba a pasar allí el rato. Ni siquiera avisaba que salía, solo se iba en cuanto despertaba y volvía cuando le daba sueño.

Aunque a veces se recostaba junto a la tumba y terminaba dormitando un rato.

No hablaba prácticamente con nadie, estaba evitando a sus padres lo más que podía y su hábito por beber había vuelto. Pasaba ebrio al menos un tercio del día.

Pero no le importaba.

Tampoco le importaba las constantes llamadas de su hermana que en ese momento estaba recibiendo en el celular, quería estar solo.

En esos dos meses nadie se había molestado siquiera en sentarse con él a hablar de sus sentimientos. Sus hermanos seguían con sus vidas, sus padres también.

Todo el mundo seguía con su vida menos él.

Porque su mundo se había detenido el 9 de mayo de ese año.

—Estaba empezando a preocuparme por no encontrarte —escuchó que alguien dijo a sus espaldas, pero no volteó, solo se limitó a encogerse de hombros mientras tomaba la cerveza en lata que tenía frente a él.

—Alemania dice que no te ha visto en casa en días, está preocupado.

Soltó una risa burlona, si, claro.

—Fritz, no puedes seguir así, ya pasaron dos meses, necesitas continuar con tu vida, estás asustando a todo el mundo y...

No lo dejó terminar, se giró velozmente y le arrojó la lata de cerveza con líquido aún dentro de esta.

—¡¿Qué mierda?!

—¡Cállate!, a nadie le he importado durante todo este maldito tiempo, ¿Y ahora esperan que crea que están preocupados y asustados?, en más de un año y medio a nadie siquiera le importó saber cómo me sentía, ¿¡Por qué habría de importarles ahora!?

—Fritz, eso no es verdad...

—Todo el maldito mundo solo preguntaba por Sam, por si la estaba cuidando bien, por cómo iba en el hospital, incluso hasta si había algo que pudiera sanarla, ¿Pero cuántos se detuvieron a siquiera preguntarme cómo me sentía yo?, respuesta, ninguno; así que lárgate Reiviet.

El soviético-alemán solo suspiró, conocía perfectamente al azabache para saber que en ese momento estaba cerrado emocionalmente, era su mecanismo de defensa ante algo que lo ponía mal y siempre se manifestaba con enfado.

Desde que era un niño lo había visto hacer eso por el obvio abandono emocional de sus padres.

—A mí me importas, por eso nunca dejé de enviarte mensajes a pesar de que me ignorabas —el castaño se acercó más y se sentó en el pasto, junto a su sobrino —, mira, se que me pasé al decirle a tus padres sobre tu uso de sustancias y dónde las tenías, pero estabas yendo ya por el camino de la autodestrucción y no quería que a futuro terminarás matándote por eso, se que estuvo mal decirlo de esa manera pero ya no sabía que más hacer considerando que todos me veían como el que causaba los problemas, pero aún así no dejo de preocuparme por ti ni de quererte.

Entre Waffles y Salchichas || CountryHumans AleCanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora