Cena en la casa de los Jung

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Ho Seok

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Ho Seok

Ella estaba con su mano posada en mi mejilla evitando que la volteara. Me sentía acorralado y mi corazón estaba más que acelerado, las manos me sudaban y no podía pensar en otra cosa que fuera evitar a toda costa esta confrontación.

—Preferiría hablar esto a solas, Nari— miré a  mi costado como una pareja se sentaba en el césped a comer.

—¡Me importa un revendo pepino, Jung Ho Seok!— parecía molesta y determinada con sus ojos fijos en mi —¡Ya no estoy para este juego de niños pequeños!

—¡Y yo no tengo por qué hablar de mis emociones en un lugar publico!— le tomé la mano que tenia en mi cara para sacarla, sin soltarla de mi agarre —¡Claro que te debo una conversación pero no aquí, no hoy porque tengo miles de cosas en mi cabeza!— sentí mi teléfono vibrar en mi bolsillo, era otra llamada de mi omma.

—Si no es hoy ¿Cuándo?— quitó su mano jalando con fuerza —¿Tu piensas que esto es un juego en el que puedes venir y acostarte conmigo cuando se te de la gana, con la justificación del trabajo de prosa?— alzó la voz molesta.

—¡Hey, baja la voz!— la gente de nuestro alrededor se giró a mirarnos, yo comenzaba a sentir vergüenza.

—¿Quieres que me calle ahora? ¡Sabes que no me voy a callar porque estoy molesta, tu me molestas!— siguió con su monologo incómodo.

Solté mi bolso y  el equipo de entrenamiento,  con ambas manos afirmé su rostro y la besé. Fue un impulso, un deseo atrapado en mi o solo una medida desesperada para que se callara pero en vez de huir como lo hacia en las situaciones con mi omma, decidí intervenir de la forma más física posible.

Aquel beso comenzó a profundizarse y su lengua buscó la mía en mi húmeda cavidad, era un beso no apto para hacerlo en publico. La sensaciones se comenzaron a acrecentar en mi pecho y jadeé de solo pensar en que ella quería lo mismo que yo.

—Vamos a los camarines— tomó su equipo de deporte y caminó hacia el gimnasio.

Yo no debía pensarlo dos veces, tenia que hacerlo.

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Nos besamos y despojamos de nuestra ropa antes de entrar a las duchas en donde la sesión de besos de volvió más intensa. El agua que resbalaba por su cuerpo hacia que brillaran sus pechos y las dos hermosas cúspides rosadas que disfrutaba tener entre mis labios, me sentía lleno de placer. Acorralarla contra los azulejos de las duchas callando sus gemidos contra la palma de mi mano  se me hacia una fantasía erótica cumplida. Su espalda se arqueaba de una forma exquisita dándome la vista completa de su trasero y como mi pelvis impactaba contra el.

—¡Te gusta hacer que pierda la paciencia, eh!— susurré a su odio mientras mantenía firme mi mano sobre sus labios, ella asintió —Tu y ese estúpido afán de hacerme caer entre tus piernas—.

Escritores Amateur! - Jung Ho Seok (+18) Completa (✔)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora