Jung Ho Seok y Lee Nari son estudiantes de la carrera de Literatura en la Universidad de Seúl y la asignatura de Prosa Literaria los hace unirse. Llámenlo destino... para ellos es un infierno.
Nari es una escritora innata y muy dulce en su narrativ...
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Ho Seok
Por la mañana me desperté en la cama de Nari pero ella no estaba conmigo. Su pijama estaba a los pies de la cama y parecía haber salido temprano ya que su teléfono tampoco estaba en la habitación.
Me cambié de ropa y bajé por desayuno encontrándome con una cierta cantidad de gente en el salón, en su mayoría mujeres hablando con un hombre alto de cabello negro. Podría decir que era el dueño del lugar y no me aseguré hasta verlo de frente una vez que tomé la jarra para servirme jugo de naranja.
—Dios me salve de lucir tan joven y tener tantas canas— exclamó viendo mi cabello —¿Cuántos años tienes, 70?— rió —Kim Seok Jin— estiró su mano y yo la estreché.
—Jung Ho Seok— dije y llevé el vaso de jugo a mis labios.
—Bada me contó que dos chicos jovenes llegaron a la isla y al hostal ¿Te gusta el lugar?— tomó un plato y se sirvió un panecillo que había en las bandejas del buffet.
—Sí, es tranquilo
—Claro que sí y las instalaciones son muy cómodas, los cuartos con vista al mar y la luz natural del espacio es exquisita para leer— sonrió —Eres escritor, Bada me contó que tu y tu chica escribían un libro—.
—Es el trabajo final de la universidad, no creo que sea la gran cosa y menos me hago llamar escritor— tomé un panecillo.
—Cuando uno tiene talento y es bueno en algo hay que explotarlo, así que si deseas puedo ser tu aval en algún proyecto que desees— pronunció haciendo que en mi mente se encendiera una ampolleta.
—Compongo pistas musicales, tengo algunas en SoundCloud— dije animado —Si tiene tiempo de escucharlas y ve que hay talento...
—Claro, me quedaré un tiempo aquí disfrutando a mi familia, tu dame el nombre de la cuenta y te escucho— chocó su codo contra el mio —Iré al muelle a ver como van los preparativos de la celebración, este año traje unos fuegos artificiales geniales que tienen que ver todos— salió por la puerta principal comiéndose el panecillo.
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