No puedes ir más allá de tu mente

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JungKook en la tranquilidad del sillón, descansaba luego de un día para nada agotador. Él solo habitaba ese apartamento y se mantenía sentado por horas viendo televisión o buscando información en la computadora de NaeMi, quien se le había enseñado a usar lo básico una tarde.

Se aburria bastante pero esta había sido la vida más tranquila que ha tenido. Sin sobre explotación laboral, ni atención a enfermos, etc. La vida con NaeMi era pacifica, excepto cada vez que se metía en su cabeza.

Para JungKook la mente de NaeMi era su lugar favorito. Husmear en los rincones más oscuros, con los pensamientos más retorcidos y divertidos que jamás se había topado jamás. Era creativa, vivaz, muchas veces cantaba en su cabeza cosas que JungKook tarareaba luego porque, así como a ella, también le resultaban pegadizas. 

Al ser un día tan tranquilo y solitario, el meterse en su cabeza cuando llegaba de sus clases era un gran panorama.

El hombre del brazo tatuado y cabello negro estaba completamente estirado a lo largo del sillón que ahora parecía más cómodo que hace una semana. Sus manos descansaban sobre su pecho que esta vez si estaba cubierto por una camiseta ya que las noches estaban cada vez mas frías por la llegada del invierno.

Sus labios se movían, los entrecerraba y abría como si estuviera saboreando algo en sus sueños, donde NaeMi lo besaba apasionadamente acariciando su nuca, el cabello sedoso y brillante que llevaba orgulloso.

Sus labios estaban más que húmedos, el beso ya no era una caricia leve entre los labios de dos personas sino un juego grotesco de lenguas. Sus cuerpos se restregaban el uno contra el otro y la barrera de la ropa que llevaban puesta hacia que sus cuerpos quemaran.

—Tócame JungKook— gimió NaeMi cuando este liberó sus labios y besó la piel de sus hombros.

JungKook tomó el bretel de la camisa de dormir de NaeMi y buscó bajarlo pero este no se movía de su lugar y por más que lo jalaba este no se deslizaba como se suponía que debía hacerlo. Su mirada se dirigió a ella quien parecía estar perdida en la nada.

Lo que no sabia JungKook era que este era un sueño de él y no de NaeMi. Él no conocía su cuerpo más allá de lo que había logrado ver por las mañanas tras esa camisa de seda rosa pastel, sus hombros y la idea que ella le dio en su mente de lo que era besar y como podría sentirse. La mente e imaginación de JungKook no podía avanzar más en su sueño y eso lo despertó algo decepcionado .

Tomó asiento en el sillón y buscó concentrarse en NaeMi  y entrar en su mente. Entró en cosa de segundos por la fuerte conexión entre ambos pero no había nada, solo oscuridad, ella no estaba soñando nada y eso lo hacia sentir peor.

—Buenos días JungKook— NaeMi miró al chico sentado en el sofá con los ojos cerrados, parecía estar meditando —¿Eres buda o qué?— le tocó una mejilla con el dedo indice

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—Buenos días JungKook— NaeMi miró al chico sentado en el sofá con los ojos cerrados, parecía estar meditando —¿Eres buda o qué?— le tocó una mejilla con el dedo indice.

El Deseo del Rey - Jeon Jung Kook (+18) Completa ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora