Jeon Woo Jung Sung Kook heredero de la dinastía Jeon es contenido en un joyero por la hechicera del templo cuidándolo así de los soldados japoneses que atacaron el templo una noche y cada cierto tiempo -bajo ciertas condiciones - es liberado del joy...
—Es una especie de GPS— dijo el oficial —Emite ondas de frecuencia como un dispositivo localizador— dejó el objeto ya roto en una caja para la evidencia.
—¿Y dices que esto lo traía puesto Byeol la tarde que la viste?— Jin, el hermano mayor de Byeol miró NaeMi con preocupación y luego vió hacia la que parecía ser su pareja.
—Me dijo que el profesor Choi se lo había regalado días antes— vió como el rostro de Jin se endurecía y se apartaba de los oficiales saliendo de la oficina, tras de él corrió la mujer que lo acompañaba.
—¿Y tu de donde lo obtuviste?— preguntó el oficial viendo a Nae a los ojos.
—Mi ex novio, Ji-Hyung lo puso en unas pertenencias que me había entregado— ella miró sus manos sudorosas.
Salió del lugar encontrando a JungKook a las afueras de la comisaria viendo hacia el cielo que ya se había oscurecido. NaeMi liberó todo el aire que presionaba su pecho y lo abrazó por la espalda soltando un llanto de angustia que no podía contener más.
JungKook la cogió entre sus brazos con fuerza y besó su frente sintiéndola llorar contra su cuerpo.
—Byeol...— dijo entre sollozos —Se la llevaron esa noche pero no saben donde...ellos ...sabían donde estaba por la ...abeja— su voz se entrecortaba.
—Tranquila Nae, respira amor— le tomó la cara entre sus manos —Respira, preciosa—.
Nae perdida en los ojos de JungKook sintió un calor especial en su cara y por alguna razón recordó que esto ya lo había vivido.
—Hye Shi Woo, respira— las manos del joven príncipe contenían el rostro de mejillas rosadas de la muchacha hechicera.
—¡Me matará!— lloraba y se ahogaba con sus lagrimas —Me cortarán la cabeza—miraba hacia los ojos del joven príncipe.
—Vete, desaparece ahora— acarició él con su pulgar los labios de la doncella sin tener la fuerza para besarla —Usa tu magia y huye de aqui, así no te harán daño—.
—¡No voy a dejarte!— cerró los ojos soltando gotas cristalinas.
—Si te quedas... — levantó la mirada al sentir que alguien había entrado a la casa de Min Euyoon —Si te quedas te matarán, solo vete— besó su frente con fuerza.
El joven príncipe sintió como el cuerpo de la doncella se desvanecía entre sus manos y de pronto no había más que destellos sutiles y dorados en el ambiente, lloró presionando su pecho creyendo que la había perdido para siempre.
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JungKook y NaeMi caminaron por la noche hacia un restaurant para cenar algo, estaban algo retirados del apartamento e ingresaron al primero que vieron despejado. El salón de comida tenia tres mesas ocupadas donde hombres bebían felizmente y unas parejas disfrutaban de su comida con tranquilidad.
