Celebramos nuestro tercer aniversario como las dos últimas veces: haciendo el amor en la playa donde nos conocimos y cenando en el Yosis. Llevamos cinco días maravillosos en la casa de la playa escondidos del mundo, aprovechando cada segundo de mi cuenta atrás. Hasta hoy, que llegó el fatídico día de mi partida. No puedo explicar la pena que cargo por no poder verlo, besarlo y amarlo cada día. Lo único que me anima es saber que están cada vez más cerca de cumplirse mis sueños de un futuro con él. Cómo el de comprar el terreno que está un poco más arriba de la casa de mis yayos, con aún mejores vistas del mar. Sueño con que Lucas diseñe el que será nuestro hogar. Con nuestra boda en la playa del beso la noche de San Juan. Con montar su estudio de arquitectura y mi consulta... Y muchos más. Jamás me imaginé en una consulta, encerrada entre cuatro paredes, pero quizá mi yaya tenga razón. Ella dice que mi destino es estudiar psicología porque puedo ver emocionalmente lo que otros no pueden ni siquiera imaginar. Yo no lo tengo tan claro, pero me gusta pensar que sí.
Esos son mis sueños, pero sin duda separarme de Lucas es mi mayor pesadilla.
Hoy tenemos mucho que hacer, así que nos levantamos pronto. Tras una ducha de lo más eróticofestiva, desayunamos chocolate con churros para reponer fuerzas y recogemos la casa. Preparamos el gran salón para cuando llegue toda la tropa a mi comida de despedida. Mi yaya preparó un menú especial con el beneplácito de Pura. Estamos a jueves, ya se sabe que por semana nada de mierdihidratos. ¡Malos los hidratos! Mi Catalina nos deleita con empanada de pulpo, chicharrones, callos, helado de vainilla con nueces, freixos, café y chupitos. Ni que decir tiene que me pongo ciega. A saber que comeré, ahora que la que cocinera tengo que ser yo.
Este finde me quedo en Compostela para hacerme con mi nueva residencia. Mis yayos y mis viejos se van a Portugal. Lola se queda en Vigo. Ro se marchó a Londres. Y lo más importante, Lucas, trabaja mañana, el sábado entrena y a la noche tiene la cena de principio de temporada de su equipo de Rugby. Me prometió que el domingo a primera hora estará en Compostela. Sé que solo serán dos días sin vernos, uno y dos, pero tengo tal angustia en el pecho que de esta, seguro que me acaba matando. ¡Me sale la vena Escarlata, sí, y qué pasa!
Lucas se marchó hace unos minutos, aquí me hallo llorando y escuchando el corazón partido de Alejandro como si fuera mío. Y él, aunque se hace el duro, sé que está igual de mal que yo. Nada más llegar a la Villa nos encerramos en mi mierdicuarto e hicimos el amor tres veces. Uno por cada día que no nos veremos, más otro de regalo para bajarle el mosqueo. Dice que él tendrá a Lolo pisándole los talones y, en cambio, yo, andaré libre por Compostela adelante con la única vigilancia del bastardo que me lo consiente todo. Está en modo celoso perdido.
Estoy tan deprimida que haciendo caso a mi Yaya intento buscar el lado bueno de la situación. Por ejemplo, no aguantar a Pura y sus normas de dieta, deporte, limpieza, vestimenta... ¡Ni en el ejército son tan estrictos, coño! Ser libre para entrar y salir cuando me salga del higo. Que mi rey duerma conmigo siempre que pueda. Conocer gente y vivir aventuras cada día. Bueno, o cada mes... Tampoco hay que exagerar.
¡O cada hora, coño! Me quedé traspuesta mirando nuestras fotos en el móvil, por lo que está sin batería. La luz del flexo que dejé encendida se debió fundir, porque por mucho que abro los ojos la oscuridad más negra se cierne sobre mi persona. Una oscuridad tal que haría que el mismo demonio se guiñara vivo. ¿Pero por qué carallo invoco a nadie justo ahora que se oyen unos ruidos como de arrastrar algo, algo pesado, algo sin vida, de unos cincuenta kilos? Ya sabes que los kilos son lo mío. Eso es un cuerpo descuartizado fijo. ¡Para Dani! Témplate y piensa... Estás en un piso compartido, seguro que alguno de los tres que falta llegó.
Me levanto sigilosa, o lo que es casi igual, me enredo en la manta, caigo en modo bicho bola, tiro el móvil, la Tablet y un paquete de gominolas completamente vacío. Me impulso y llego a la puerta para pegar la oreja. Escucho silencio en el arrastre, pero reconozco una respiración agonizante. Juro por el Apóstol, que me tiene ninguneada, que si no tuviera echa la brasileña se me erizarían los pelos de la cuca uno a uno. ¡Apóstol, ilumíname! ¿Es un ente o un psicópata? Nada me deja en modo Paloma, o sea, que yo misma me lo guise y me lo coma. Y eso hago. Esa respiración jadeante con sibilancias es de asesino asmático, no hay fallo. Por algo soy bisnieta, hija y sobrina del cuerpo de la ley. Lo llevo en la sangre. Es un don. Tengo un radar inevitable para mí. Aunque no quiera, mi instinto siempre anda al acechando... ¡Céntrate, tarada, qué estás a punto de morir y solo piensas tonterías! Vale, vale, me centro.
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Las luces de Dani - LldD.
RandomDesde el minuto uno, en que piso la tierra de mi Santo y me separo de mi novio, algo sucede más allá de mi entendimiento y mis infinitas taras, porque las calamidades, desastres, ataques, agresiones, amores, odios,luces a encender y sombras a difumi...