Capítulo -7

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Subimos la cuesta de la Villa para terminar bajando unas cien escaleras empedradas. Un atajo según Lena. Yo le hago caso porque este es su segundo año aquí y se supone que sabe lo que hace. Cruzando la plaza del Obradoiro llegamos a la Catedral. Tengo que entrar pronto a saludar a mi Apóstol. Somos íntimos desde que tengo uso de razón. Sí, tengo de eso. Me plantifico ante ella para mandarle telepáticamente un recado. A estas horas estará dormido, pero quiero que sepa que estoy aquí. La contemplo hechizada hasta que mi sia me empuja haciéndome caminar otros diez minutos hasta una de las tabernas del Franco. Encontramos, de milagro, mesa para dos. En nada estamos pifando albariño y zampando pinchos.

―Empieza -ordeno una vez pedida la comanda.

―Empiezo -respira hondo antes de lanzarse. -Conocí a Fer en primaria. Empezamos siendo amigos, los mejores, hasta que en el viaje de secundaria la amistad mutó en amor. Todo iba genial hasta el curso pasado. A los meses de llegar a Compostela comenzó a comportarse raro. Siempre ocupado o con gente nueva. No quiso que compartiéramos piso. En un principio me dolió, ahora lo agradezco. Pasamos un curso con altibajos, pero en verano volvió a estar como siempre. Hasta hace unas semanas que empezó otra vez a distanciarse. Le pregunté que qué le pasaba, que si lo quería dejar... Lo negó. Dijo que el problema no lo tenía él. Que si tenía tantas dudas era porque la que quería dejarlo era yo. Y aún no sé cómo, lo dejamos.

―¿Y era cierto, tú querías dejarlo? -Pregunto por preguntar, sé la respuesta antes de que ella niege. Es clara la jugada del verdugo que se convirtió en víctima aprovechándose del gran corazón de la que antes que novia fue su amiga. Lena llora en silencio, pero con la cabeza bien alta. Me deja alucinada su entereza, su luminiscencia y su inmenso corazón. Si a mí Lucas me hace eso melocargolentaydolorosamente. He dicho.

―Es difícil, nuestras familias no ayudan. Mis padres lo adoran y a mí los suyos -continúa a la vez que pimpla y zampan simultáneamente. Le brotan tamaño lagrimones, pero sigue igual de divina. La Donna no mentía cuando nos roció con el spray de las VIPS. Yo escucho, como y pifo esperando a que se vacíe penas para llenarse de calamares. Al igual que a mí, los disgustos le dan hambre.

―¿Puedo opinar? -pregunto prudente. Raro, porque no lo soy.

―Claro, dime lo que sientes. ―Sus ojos están aguados, pero ya no llora.

―Siento mucho que estés sufriendo. Y también siento que tu ex es un mierda -sonríe abiertamente. -Puedo entender que se le acabe el amor, la pasión, que tenga una nueva ilusión... Lo que sea. Pero te debe, por todos los años de amistad y por el cariño de vuestras familias, ser sincero. ¡Fer es un maldito cobarde! Te cargó con el marrón de una ruptura que solo él quería. Está claro que desde que está en Compostela su prioridad es sacar la picha a pasear.

―Sospecho que me la jugó más de una vez, pero él siempre lo negó y yo lo creí. Ahora ya da igual, porque el amor no se fuerza. El amor se regala, se da a manos llenas. Así que si ya no lo siente no tengo más que aceptarlo. Aunque duela. Lo sigo queriendo, pero no pienso perderme a mí misma. Si el no me quiere yo me querré el doble para compensar. Por eso pienso disfrutar de todo lo que la vida me quiera dar. Pienso disfrutar de mis nuevas amigas de la Villa, de la fiesta Compostela. ..-Levanta su copa para que brindemos. -De mi carrera de periodismo, que me apasiona. Sonriendo y buscando mi felicidad. No pienso suplicarle que vuelva. Me quiero y sé lo que valgo. Pero no me juzgues si por el camino tropiezo alguna vez con él. Aún lo quiero y me cuesta no tenerlo. Pero no pasa nada, ¿sabes? No voy a morir de amor por alguien que no me valora, que me miente y me daña. Al revés, voy a resurgir más fuerte y sabia que nunca. ―Aplaudo fan total de su persona mientras ella pide otra ración. Estamos hambrientas de tanta pena y disecadas de tanto llanto.

Las luces de Dani - LldD.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora