Lucas se acaba de marchar, no podía posponerlo más. Y aquí me hallo tumbada en la cama, sin poder parar de llorar ni de pensar en él. En cómo hace tres veranos apareció en mi vida omo por arte de magia una noche de San Juan. En cómo se acercó a mí, alumbrado por la luz de la hoguera e iluminó todas y cada una de mis sombras llenándome de luz. Mi móvil suena, lo cojo sin mirar quién llama, porque sé que es él.
-Mi reina, deja de llorar. ―Suena lejano porque conduce con el manos libres.
-No estoy llorando. -Miento fatal cuando se trata de él.
-Sí, pecosa. No lo hagas más duro de lo que ya es. -Asiento tragándome el llanto. -Voy de camino recordando la primera vez que te vi. Tan bonita con tus enormes ojos color chocolate brillantes de emoción. Tus sabrosos labios en forma de corazón, tan comibles y besables. Tu preciosa sonrisa llena de luz, tus sexis pecas y ese vestido que trasparentaba tus generosos pechos... ―Traga con fuerza. ―Fuiste mi sueño prohibido tantas noches.
-¡Oh! ¿Y ahora me lo cuentas? -Si lo tengo delante lo aplasto.
-No eres la única que guarda secretos, pecas -ríe como un canalla. -Te quiero.
-Pues yo no. Estoy contigo única y exclusivamente por el muchísimo placer que me das. -Tonteo, cada minuto más enamorada de él.
-Me vale. -Cambia de modo sexi a modo mandón en cero coma. -Aléjate de los problemas, Daniela. Te lo pido por favor.
-¡Oh, venga, no seas Escarlato! -A veces es tan dramático como yo. Colgamos a la vez tras muchos besos y más te quieros.
Aún me queda una hora y media para la presentación, así que me quedo soñando con él un rato más. Suena mi móvil otra vez, sonriendo como una boba, contesto en modo porno.
-¿Quieres sexo telefónico para empezar la universidad con más ganas?
-Emm... ¡Buenos días! -Al habla una voz aguda que no conozco. ―En media hora te paso a buscar.
-¿Quién eres? -Giro mi móvil para ver que es un número desconocido
-Soy Francisco. ¿No me grabaste en tu móvil?-Su tono es de descompuesto mínimo.
-¿Francisco? -Ni flores. -Pues si no eres el cantante, creo que te estás equivocando de número. -Tengo toda la intención de colgar cuando escucho un susurro.
-Dani, soy Beto. -Sin verlo ya sé que está colorado como un camarón.
-Ah, vale, sí.-¿Cómo carallo se acuerda de lo de Beto? ¡Tendrá memorión el empollón! -No contaba contigo tan pronto. ¡Me cago en mi estampa! ¡Ahora tengo que pagar mi deuda con el friki!
-Dani, te estoy escuchando. ―Me pongo igual de colorada, creí que solo lo pensaba. ―Cuando quieras sal. Estoy fuera.
-¿Pero no dijiste media hora? ¿Por qué estás en mi puerta como un acosador?-grito envenenada. -¡Joder que siempre me tocan los raros!
-Ya veo que hoy tampoco llevas filtro -comenta nervioso. -Ya estoy fuera porque no se me da bien aparcar. Por eso siempre salgo una hora antes de casa. ―O sea que lleva media hora esperando fuera. ¡Ay, Apostolito, qué difícil me lo pones! Ya ni me acordaba que me pidiera ir juntos a la presentación.
-Vale, Be... ¡Fran! -rectifico a tiempo. -Me preparo y salgo.
Y así empieza mi dura realidad. Me ducho rauda. Me visto con un vaquero de cintura alta, una camiseta blanca de cuello pico, me calzo mis botas tobilleras y mi blazer negra. Quiero dar buena impresión para que olviden mis pintas del día de la caída. Peino mi melena indomable, como la dueña, en un moño alto. Marco el ojo con eyerline antes de pintar el labio con gloss. Pura estaría orgullosa si me viera natural, pero arreglada. O eso creo. Cuelgo mi mini bandolera y tras tragar keike by Soco, me subo a mi nueva vida compostelana. ¡Qué pereza, coño!
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Las luces de Dani - LldD.
RandomDesde el minuto uno, en que piso la tierra de mi Santo y me separo de mi novio, algo sucede más allá de mi entendimiento y mis infinitas taras, porque las calamidades, desastres, ataques, agresiones, amores, odios,luces a encender y sombras a difumi...