Capítulo- 26

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A las diez de la mañana tenemos a Soco en nuestra puerta cargada de chocolate con churros para despedirnos dulcemente hasta la vuelta de vacaciones. Acomodadas en nuestro habitáculo común desayunamos recordando todas y cada una de las batallitas de nuestro primer trimestre compostelano. Moka, que llega de reenganche, se une y terminamos llorando como si en vez de tres semanas fuéramos a estar tres años sin vernos. Alex y los Mariachis escuchan el jaleo y también se unen al desayuno improvisado. De paso calman la preocupación de Soco y Lena, la mía es nula, por nuestro vecinito malo. Cuentan que Nachete despertó de rechupete. De hecho, se marchó directo al concesionario en busca de un nuevo niño.

Subo al segundo para despedirme de mi minina hasta el siete de enero. Día de su sexto cumpleaños. Juro que hago lo imposible por no montar más dramas, pero cuando Val se agarra a mi pierna pidiéndome a gritos que no me marche acabo llorando a moco tendido. Le insisto a Pedro que cuente conmigo para encontrar los juguetes que su hija le pida a los Reyes y los que se olvidó de comprarle las últimas Navidades. El hombre asiente emocionado.

En cuanto llegan mis tíos a buscarme no los dejo ni subir. Salgo de la Villa rauda con mis maletas a cuestas deseando salir de allí cuanto antes. Una vez dentro del coche miro atrás para encontrarme con toda mi familia compostelana diciéndome adiós. Lena, Soco, Moka, Alex y los Mariachis junto a Val y su padre ocupando media calle, Nuno en la ventana del segundo, su abuelo en la del tercero y Donna con las profes en el ático. Todos ellos me despiden con tanto sentimiento que me llenan el alma de amor. Sin poder dejar de mirar la preciosa estampa saco la cabeza por la ventana para despedirme, pero esta vez con una sonrisa inmensa.

Tras conocerlos me queda claro que sí fue mi Apóstol quién provocó que aterrizara en la Villa para encontrarlos a todos. Al igual que no tengo duda que fue él quien coló al mismísimo diablo en el sótano para pagar por mis innumerables faltas. ¡Éche o que hai!

A la media hora de camino estoy que arranco el tapizado del coche a dentelladas. Me acaba de llegar un mensaje con la nota del ogro. ¿¡Un puñetero 5, 02!? ¡Me cago hasta en Dios! En cerocoma llamo a su hijo para que le traslada mi ultimátum al asqueroso que tiene por padre. Le doy un día para revisar mi examen o en su defecto le enviaré a mi abogado, a la policía y a María Santísima. ¡Mierda, justo ahora que el abogado del diablo no me puede ni quiere ver delante! ¡Pues me da igual! Pago lo que no tengo por qué lo empapelen. Y no solo por esa mierda de nota ante un examen de mínimo 9, 02, sino por la injusticia que supone que me odie sin motivo ninguno. ¡Se va a cagar!

Informo a mis tíos de mi injusta situación. Julito, tras cagarse en todos sus muertos, promete que el lunes le hará una visita. ¡Perfecto! Por mí como si lo mete preso o lo liquida, lo dejo a su elección. Me relajo cuando empiezo a divisar el mar avisando de que me queda poco para llegar a casa. La ilusión de ver a mi rey difumina todo mi cabreo.

Lucas tiene el examen a las cuatro así que apareceré de sorpresa en su facultad a eso de las seis. Comemos en mi casa. Pura no deja en paz a Mario recomendándole todos los Spas a los que su cuñado no tiene intención ninguna de ir. Los polibrothers se parten de risa por la cara de agobio del periodista. Gabi me hace entrega de mi nuevo outfit, patrocinado por Julito. Es su manera encubierta de agradecer mi gran ayuda en la caza a los Carreño, porque lo que es a la cara no piensa volver a sacar el tema. ¡Me vale!

Tras la partida de tute de rigor me preparo para sorprender a mi chico. Mi nuevo modelito es un vestido azul marino, por encima de la rodilla y con escote pico. Va acompañado de calcetines hasta el muslo del mismo color, botines bajos y un abrigo rosa maquillaje que yo no hubiese comprado ni borracha, pero que me alegro de que la estilistilla lo hiciese porque me estiliza y favorece un montón. Cumpliendo órdenes me maquillo en tonos nude y labios rosas antes de ondular el pelo y alisar el flequillo. ¡Cómo una reina qué voy!

Las luces de Dani - LldD.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora