Capítulo-Extra

33 4 0
                                    


7 años atrás...

Camino por la playa a patadas con la arena muy, pero que muy enfadada por tener que ir al rescate de las siamesas . Lola se libró porque tiene un esguince, no te extrañe que esté fingiendo nuestras primas no pueden importarle menos.

Un Halcón me sigue de cerca, señal de que mi tato aún desde la distancia lo envió para protegerme. Cuando él no está no le gusta nada que me meta en problemas, cuando está le encanta.

Casi llegando a mi destino el cielo se oscurece segundos antes de que un relámpago caiga en medio del mar. Mi cuerpo frena en seco completamente paralizado. ¿Cómo puede ser si hasta hace dos segundos el sol me cegaba? ¡Me cago en Ros!

Doy media vuelta para volver a casa corriendo como una gacela. Bueno, vale, más bien corro como lo que soy, una adolescente que en su vida sacó más que un mísero aprobado en gimnasia y cuya única actividad deportiva es mover los carrillos al comer y las caderas al bailar.

A los dos minutos de carrera estoy al borde del infarto fulminante, además de empapada por la lluvia menuda que cala mi minivestido blanco pegándolo a mi cuerpo como si fuera papel.

-¡Apóstol, por tu catedral! ¡Ten piedad de mí, soy excesivamente joven para morir achicharrada! -rezo mirando de reojo a un cielo cada vez más negro -. ¿Cómo se me tuerce así la vida en milésimas?¡¡Cómo!! ¡Si esta vez solo iba a ayudar! ¡Lo juro! ¡Nada de ataques gratuitos ni bromas de mal gusto ni venganzas! ¡Nada!

Con lo agustito que estaba yo en mi desván viendo Dirty Dancing por décima vez este año... ¿Quién me mandaría a mi meter las narices en problemas ajenos? ¿Quién? Pues mi yaya. Ella me pidió que fuera al rescate de las anormales de sus nietas y es por todos sabido que a ella nunca le digo que no. Al igual que mi tato nunca me lo dice a mí.

Otro relámpago cae provocando que acelere mi marcha horrorizada. No soy nada cobardica, más bien lo contrario. Lo que pasa es que tengo un trauma incurable y casi mortal por culpa de las tormentas. Es la tercera vez, y espero que la última, que veo a la de la guadaña de frente por culpa de una. La última no hace ni un mes. Me quedé encerrada en un ascensor exterior toda la noche en medio de una investigación con mi tato. Juro que padecí en mis carnes morenas el ataque de histeria más largo de la historia. Nunca antes en mi vida había sentido tremendo canguelo. Ni yo ni creo que mi tato. Al que trastorné de tal manera con mis berreos y meneos que según el médico de urgencias está a dos gritos y un soplido de utilizar sonotone y peluquín. Menos mal que como fue policía llevaba la pistola y esposas con las que me redujo. Esas no se las quita nadie. Y eso que tras su jubilación lo intentaron más de una vez.

¡Me cago en las siamesas y en su retraso emocional! ¿A qué iba yo a rescatarlas de dos idiotas con los que habían ligado y las habían encerrado en el baño del Bar-Playa? ¡Serán lerdas! ¡Pues ahí quedan! Buenoooo, si quedan. ¡Cómo que mi Apóstol vive en su pedazo de catedral, que quedan! Yo quizá muera hoy, no lo dudo. Solo pido a cambio, desde toda la buena voluntad de mi gran corazón: ¡Qué Thor las chamusque, pero bien!

Continúo mi camino con mi mala leche y mi terror aumentando a cada paso. Cuando los rayos y truenos suben de volumen juro que estoy a nada de brotar en niña del exorcista después de haberse desnucado en varias curvas. Me duele todo el cuerpo de la tensión. Cuando veo a mi Halcón protector lo sigo sabiendo que busca una salida. Atajo por las dunas hasta que caigo de rodillas y aquí me quedo recuperando el aliento.

-¿Pero, porque dejé las clases de Ro? ¡Con el tipin que me hacía el cinturón amarillo- naranja! Bueno, dejar... Tampoco. A Pura no le quedó otra que desapuntarme cuando Felisin me denunció por mazarlo como a un pulpo con golpes sacados de películas de acción. Pues que no tocara mi perra. Total que no llegó la sangre al río. Toda la culpa recayó sobre mi tío, según mi viejo: el bastardo siempre me enseña lo que no debe.

Las luces de Dani - LldD.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora