Me encontraba aburrido en mi oficina observando como todos los días a las personas y sus miserables vidas, sin embargo, no era la excepción. Sabías que hoy en día los doctores hacen su mayor esfuerzo por engañar a la muerte, yo me dedico a hacer lo contrario a que mis pacientes la reciban y le den una calidad bienvenida de la mejor manera. Pero ¿Hasta qué punto? Mi secretaria Karen entra por la puerta con su vestido rojo carmesí meneando sus firmes caderas ¿Habías visto una mujer más sexy como ella?, la vez y seguro se te derriten los ojos.
— Doctor Smiley, aquí le dejo el expediente del próximo paciente– dijo dando pequeñas risas que divise eran de sarcasmo.
—Perfecto Karen, ¿Que es lo que agobia a esta paciente? —dije ansioso de ver nuevamente órganos.
— No lo sé doctor, pero seguramente, es algo muy mal— volvió a reírse saliendo de mi despacho.
— Muy bien, veamos qué es esto–dije emocionado.
“Expediente de Elisabeth Royal”
Problemas mentales
— ¿Que raro solo dice eso? — bufe un poco frustrado ¿No podía ser que solo me diera esa clase de información?
Cómo sea, aún tenía tiempo, ya que el turno sería en media hora, podía beber whisky tranquilo ¿Qué haría sin mi valioso licor? Seguramente no sería doctor. Al poco rato siento que tocan la puerta»Adelante«anuncie, en eso una pequeña chica de estatura más o menos baja se deja ver por la puerta, entra con timidez claro si tiene delante a un doctor muy respetado seguramente no lo puede creer.— Bienvenida querida, adelante ponte cómoda — obrando de mis mejores modales, la hago pasar cuidadosamente y le entrego mi mano — ¿Dime qué es lo que te está pasando?
Sorprendentemente, ella no dice nada, tiene su vista puesta en el suelo perdida, al parecer no quiere decirme nada, no se digna a hablarme.
— Querida, si no te abres no puedo ayudarte y créeme que es lo que más quiero — expuse.
La joven no movía sus labios, extraña muchacha por cierto, pero estoy acostumbrado a los casos extraños como estos y ella no es la excepción, al contrario será mi musa de inspiración. La chica parecía estar en un enorme sueño mental, no salía de su trance, sin embargo, seguiría esperando si es necesario.
— D–doctor ¿Usted en verdad desea ayudarme? — finalmente mi joven musa se había designado a soltar palabra, eso me hacía sentir tan bien.
Por fin…
—¿Por qué la pregunta Querida? Sabes que los doctores estamos para ayudarlos a ustedes, los pacientes, a que se sientan bien con sus miserables vidas — eso último lo susurré solo para ella, pero al parecer no se dio cuenta.
Ja qué niña más boba tengo delante de mis narices.
— Necesito que me saque este mal, que siento aquí — se señaló justo en el corazón, ahí sería donde iría a clavar el bisturí. Sin piedad claramente.
— Querida… has venido al lugar correcto, ven por aquí toma mi mano hermosa — llamando a mis encantos la tomé de sus delicadas manos, la guie hasta la Camilla en un pequeño posoperatorio.
Ella simplemente obedeció, quien diría que estaba delante de su asesino, seguramente por su cabeza no pasaba ese pensamiento.
— No te preocupes querida, en unos minutos comenzará la operación — expuse alegre.
Ya podía sentir el olor a los órganos expuestos, estaba nervioso, hace tiempo que no sentía el olor a órganos y finalmente hoy tendría nuevamente la oportunidad.
— D–doctor, no quise decir eso, lo que quise decir es que me quite el dolor mental y del pecho. No una operación. — expuso, simplemente la ignoré.
— Precisamente Querida, si abrazas a la muerte será mucho más fácil el proceso y mucho menos el sufrimiento.
— Tiene razón doctor — finalmente.
Nuevamente, llame a mis poderes místicos de encanto, optando de mis mejores modales la tomé de la Mano conduciéndola por toda la oficina hasta llegar a mi pequeño posoperatorio, quien diría que ella estaba delante de su asesino. Ni siquiera se le cruzaba esa idea por su cabeza. Finalmente, la acosté sobre la pequeña cama que al decir verdad tenía pequeños clavos debajo del colchón simplemente le sonreí, no hacía falta darse cuenta de que estaba asustada ¡Oh! Su dulce rostro lleno de inocencia, me lleno de satisfacción, la acomodé bien su mirada estaba perdida. Mientras colocaba cada instrumento en el carrito quirúrgico me tomaba pequeños momentos en silencio para disfrutar esto, seleccione un bisturí único en su clase, sin dudas sería uno especial. Al poco rato la ataque por sorpresa clavándole la punta del bisturí sobre su estómago, la chica chillo eran dulces melodías para mis odios, la sangre comenzó a esparcirse por toda la habitación y mi delantal quedó totalmente cubierto de su sangre »Otra operación exitosa«pense, tome una pequeña muestra de su rostro cortando un poco de su piel lo coloque en un frasco perfectamente esterilizado y desinfectado.
El doctor Smiley se había cargado a una nueva víctima, sin piedad, sin amor y sobre todo sin censura.
Continuara...
Hola! Espero les guste esta nueva historia llena de romance y terror, junto al doctor Smiley y su siniestra organización. No se olviden de votar y comentar si les gusta. Intentaré hacerla los más sanguinaria que pueda.
Saludos