Varios meses después
Habían pasado varios meses y no sabía nada del doctor de mis pesadillas, las calles estaban tranquilas y tampoco había vuelto al hospital, ahora solo me encargaba de recuperarme de mis malos ratos con ese tétrico hombre de perfecta sonrisa. Mientras investigaba más a fondo acerca del Dr. Smiley, fui descubriendo más y más cosas, cosas sumamente peligrosas y macabras. Leía artículos donde decía que el doctor Smiley asesinaba a sus pacientes por placer y les decía que podía ayudarlos, sin importar lo que les pasará después. También descubrir que tenía un pequeño departamento donde tenía sus visitas clínicas.
En eso Josh entro por la puerta, me observaba desde el marco.
- No es necesario que te quedes ahí, sabes bien que no me gustan esos juegos.
- No puedo evitarlo - comento Josh
Él, siempre tan tonto con sus cosas de policía, no podía creer todavía como Sally aquella pequeña de ojos inexpresivos pudo haber adivinado mi secreto.
- Sigues investigando a ese doctor de mierda, deberías tomarte un descanso.
Miré a Josh dándole un pequeño empujón; este simplemente se rio como un niño pequeño.
- Hay cosas que todavía no me quedan en claro - dije mirando a Josh con atención
- Bueno, no eres la única que estuvo estudiando, Fiorella -carraspeó Josh, dejándome ver que había hecho la tarea.
Josh se sirvió una taza de café, después volvió a sentarse con su mirada puesta en mí.
- Te dije que había investigado sobre aquel doctor. ¿No? Déjame decirte que no encontré nada, en su expediente, que lo delate. Pero varias personas están seguras de los crímenes que cometió, además de eso tenemos tu palabra, eso no va a servir de mucho - comento Josh.
Suspiré frustrada como podía ser que el doctor Smiley tapara todo lo que había hecho, y no deje rastro de nada en sus expedientes. Quizás dónde esté su paradero ahora.
(*)
Centro de la ciudad de Servil.
Me encontraba de vuelta a casa, o bueno, lo que ahora llamo hogar, ya que no puedo volver a mi vecindario, tampoco al hospital donde desempeñaba mi trabajo. Por culpa de esa maldita enfermera, no podía creer que había caído en su juego, pero con el doctor Smiley nadie se mete y mucho menos lo sería esa chica. Mientras la policía seguía mi búsqueda, decidí ocultar algunas partes de mi cuerpo y personalidad. Hacía meses que no mataba personas y eso comenzó a generarme problemas. Mis ojos, en primer lugar, debían ser ocultos o, si no, podrían reconocerme.
Demasiado tarde, en la puerta de mi casa había un cartel que decía "se busca" y en ella estaba plasmada mi cara.
«Vaya suerte la mía»
Ahora tenía que pensar dónde carajos iría a parar. Una idea se vino a mi mente, era la última opción que me quedaba antes de ser yo quien abrazara a la muerte, estando encerrado en una puta cárcel.
Iría al departamento de mi secretaria.
Hace varios meses que no sabía nada de ella. Sin duda se va alegra mucho de verme y de saber que no estoy muerto.
Me di la media vuelta dirigiéndose a salir del complejo de departamentos, camine una hora aproximadamente por la carretera, estaba completamente cubierto para no llamar la atención de las personas ni de cualquier transeúnte.
Al poco rato me encontraba caminado en un vecindario totalmente conocido para mí, había venido tantas veces a este lugar y a la casa de la señorita Karen a coger que ya me conocía de memoria su casa.
