- ¿Lana, qué ocurre estás bien? - Alce mi mirada, y vi la figura de Tom.
- ¿Tom? - Murmure con mis ojos llenos de lágrimas
- ¿Em...Si, estás bien? - El rió
- ¡¿Tom?! - Salte sobre el, y esté me abrazo sin entender pero me abrazo fuertemente - ¡Ay Tom, Tom! - Me aferre a sus brazos
- No quiero arruinar el momento pero, ¿Que pasa?- Reí ante su rostro de miedo
- De tu habitación provenían gemidos por parte de Viviana y bueno, de alguien más también que pensé que serias tu y ella - Me separé de él y le di un pico - ¡Pero tú estás aquí! - Lo volví abrazar
- ¿Gemidos? ¿De mi habitación? - Confuso
- Si, eso no importa pero creo que Viviana debe estar masturbándose - Reímos
- Claro, por mí - Respondió con su ego alto, maldito idiota
- Adiós - Intente alejarme de él pero me agarro bruscamente de mi muñeca poniéndome contra la pared - Señor Kaulitz, sea más suave - El rodó sus ojos
- ¿Suave? - Subió sus cejas repetidas veces - ¿Algo cómo esto? - Sus manos bajaron a mi entrepierna, empezando a frotarla por sobre mi pantalón
- ¡Hm...Si! - Mordí mi labio inferior
- ¿Más suave? - Pregunto con su voz seductora, pero justo se abrió la puerta del ascensor
- Mierda - Lo empuje nerviosa, poniéndome firme y así salir
- ¿A dónde vas? - Preguntó el, siguiéndome a pasos torpes atrás mío
- A la playa, me siento totalmente frustrada - Suspire pesadamente
- Entonces iré contigo -
Tom Kaulitz
Pasamos en la playa con risas y demás diversión, hablando sobre con quién estaría ahora Viviana.
- Te engaña justo cómo lo haces tú conmigo - Rió ella divertida
- Veo que eso te alegra eh - Murmure, viéndola
- No lo sé, tal vez si - Se encogió de hombros con una sonrisita
- Igual, ella sólo fue un acostón debería decirte pero a quién más es a otra persona, una que pensé que poniéndola celosa la tendría conmigo, o que ella se declararía ante mi. No fue así, sino que lo empeore - Comente, insinuandome ante ella
- ¿Sí, y por qué lo hacías? ¿Eres adicto al sexo o qué? - Solto divertida
- Tal vez pero no todo se trata de sexo cuándo quieres a alguien, y buscas algo que no le agrada y eso es ser un mujeriego. Desde hoy cambiaré, sólo por ella - Murmure, seguro de lo que decía
- ¿Sí? - Sarcástica, soltó una leve risita
- Seguro, por que sé que así la tendría nuevamente conmigo y para mí sola, y una vez que pueda hacerla mía la haría de mi propiedad con marcas y dándole contra la dura pared - gire a verla y ella sonreía
