CUARENTA Y DOS

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Al otro dia me desperté con un dolor tremendo de cabeza. Esto parecía una jodida resaca, cuándo no bebí ni una gota de alcohol. Salgo, yéndome camino al baño dónde me aseo y demás necesidades de uno.

Al bajar no encuentro a nadie, menos a Tom, pero recordándolo ayer bien no hicimos nada. Más que festejos hubo y el tuvo que irse seguro temprano ha su trabajo. Cuándo se me da la idea de cocinar algo, en especial era hacer pasta, sé que mis padres aman la pasta. No la amo pero, me gusta.

Al salirme de casa comienzo hacer una lista mental uno siempre debe hacer eso sino se ponen nerviosa y terminan olvidándose las verduras, miró bien lo que falta y agarraba. Cuándo terminó con las compras regresó a casa, mis pensamientos son sí seguiré mi futuro.
El futuro de tener que estudiar.

Abro la puerta de casa y adentrándome, voy y dejo todo en la cocina, con la idea de ponerme algo más cómodo. Short vaquero y top, únicamente para cocinar, bajando me dirijo a la cocina.

-¡Holaa!- pegue un salto ante el susto. Lo miro seria y el reia. -Hola mi hermosa, recién llego. Perdón si no te avisé que fui a saludar a Bill, te veías tan dulce y cómoda durmiendo que no te quise despertar-.

-Tranquilo. Voy a cocinar- el me mira y suelta un suspiro-. Necesito cocinar Tom.

-¿Y si después no tenemos esté tiempo para ambos? Sabés que tus padres te cuidan cómo si fueras una vieja, y no saben que ya te...

-¡Tom!- gritó en un susurro, con mis mejillas ardiendo-. ¡Kaulitz, basta!

-Tengo razón. Deberíamos tener un tiempo para ambos, y...luego cocinamos juntos-. Mí sonrisa se agranda, no por tener sexo, sino porqué primera vez que íbamos a cocinar. Y juntos.

Me acerco a el y le doy un pico en sus labios pero el me agarra de la cintura empezando a hacerlo un beso, no desesperado, sino apasionado, lento y suave cómo sus besos. No siempre son suaves pero hoy lo eran.
Mis manos las colocó en su cuello, intentando intensificar más esté beso que me hacía sentir cosquillas en el estómago. En un momento siento que sus manos van a mi glúteos, apretandolos a su gusto.

-Tom...

-Hermosa...- me susurra en un jadeo-. Subamos a la habitación.

-No, no. Ellos pueden venir-.

-No, no...- suelta un suspiro en mis labios-. Créeme, no lo harán.

-¿Cómo estás tan seguro?- arqueó mis cejas, mirándole con una mini sonrisita. Provocándole una sonrisa.

-Lo presiento

-To...

El no me dejo terminar, sus labios volvieron a los míos y no siendo delicado sino brusco, en este beso se podía sentir lo que estaba queriendo. Me levanto por mis muslos, aprovecho en rodear mis piernas en su cintura, subiendo a los besos desenfadados mi espalda se arqueó al sentir la puerta. El cómo pudo la abrió.

-Tengo miedo- susurró en sus labios, separándome para poder recuperar el aire. Sino moría asfixiada.

-Lo entiendo, podemos ir a cocina...

-No de ti, de mis padres- lo miro a sus labios y vuelvo a mirar sus ojos. Esos oscurecidos ojos y con ese brillo especial, que siempre lo tiene constantemente.

-Si vienen, recuerda no hacer ruido -lo veo alejarse de mi, dejándome sentada en la cama-. Vamos a poner cerrojo, pero creo que no harás ruido- rió viéndole su sonrisa pervertida.

-Si me ayudas con eso, no lo haría.

El hace un ademán con sus dedos de un "no" y se me acerca, arrodillandose en frente mío. Mis nervios aparecen al verlo con una sonrisa picara.

-Tengo hambre, Bill es un desubicado en no darme comida. Pero por un momento pensé, eso sería una ventaja de ir a comer en casa de mi mujer.

No era el momento del sexo, no era el sexo, era el y sus palabras, su forma de tratarme, su sonrisa, su mirada, la forma en que es conmigo. Y acaba de llamarme que soy su mujer, mi corazón estaba a mil y más si lo veía muy concentrado en abrirme las piernas.

-Dios Tom, no podría..

-Lana, amor, tú no tengas miedo. Seré en todo momento suave, tu tienes la palabra para detenerme-. Pasó saliva con dificultad por mis labios, que estaban secos. Sin sus besos lo estaban.

Asiento, aún con mis nervios haciéndose más y más. Sus acciones no se detienen en ningún momento, baja ese short que me puse y mi...

-Ay, princesa, ¿lencería?- pasa saliva por sus labios, y me da una sonrisa.

-S‐si...- tartamudeo algo incómoda.

-Me gusta.

Susurra antes de sacarla de un tirón, mis piernas tiemblan pero el empieza hacerme masajes en mis muslos y toda mi pierna. Y así hasta acercar sus manos a mis glúteos y jalarme, poniéndome un poco más en la orilla del colchón. Vuelve a su acción, remojar sus labios y sus pupilas están dilatadas.

-Estas mojada. Muyyy...

Iba a responderle pero sus labios fueron a los míos, comenzando a lamer mi centro y provocándome un audible gemido. Esté me da un lamida profunda que me hace tirar mi cabeza hacia atrás, siento que mis piernas descansan cómodamente en sus hombros mientras sigue haciendo círculos en mi centro.

-Oh Tom....- gimoteo con mis ojos en blanco. El placer que sentía ahora, en este momento era brutal. Estaba descolocándome mentalmente. -¡Ah!

Siento un dedo, lo miro y estaba lamiendo con sus ojos puestos en mi, era su pulgar jugando en mi clitoris, frotándolo. Mientras que su lengua me masturbaba en mi centro.

-To..

Ahogo mis gemidos al sentir que la puerta principal era abierta, haciéndose sentir pasos pesados, cómo si entraran más de una persona. Ahí me di cuenta que mis papás habían llegado, quería levantarme o alejarlo pero éste estaba en su trabajo, su rostro tenía mis fluidos, su frente sudada y su ceño fruncido.
Amaba, sus facciones era pura concentración y placer, siento un cosquilleo en mi estómago. Era cómo sí tenía gusanos adentro, lo miro poniendo mi rostro de súplica que se aleje, esté niega con su cabeza.

-Correte, amor, correte para mí -susurra en mis labios, causándome un escalofríos que corre por mi columna a mi nuca. Haciéndome arquear mi espalda y tirar mi cuello atrás.
Haciéndome gemir sonoramente su nombre, esté abrió sus ojos y trajo su mano desocupada y tapó mi boca, mientras que con la otra jugaba en mi clitoris frotándome en ese punto dónde me provocaba gemidos.

Lo estaba haciendo tan bien, el era magnifico, sus dedos, su lengua, estaban haciendo un gran trabajo de hacerme tener mi orgasmo. Me tire a la cama, agotada suelto un suspiro que gracias a su mano reprimía mis gemidos ahí.

-¿Estás bien, amor? -lo escucho, lo miro y este se me tira a mi lado. Con una sonrisa, asiento. -¿Te gusto?-

-M-mucho...

Mi respiración aún no se volvía a la normalidad, estaba sin poder controlar. El placer fue tanto que termine temblando, mis piernas tenían un calambre.

-Traere algo para que te limpies -se alejó, mire que salió con cuidado. Me pongo de pies con temor a caerme, me alistó antes de que mamá se adentre sin tocar.

-¡Lanita!-




























hola hermosas, cómo están. Yo pues bien, me voy dos días o eso creó que fue y ya tengo más vistas, espero que con ustedes mis fieles lectoras lleguemos a más.

eso quiero y espero así que nada, muchas gracias de verdad. Las adoro y amo.💞

Att: Yoha🥀

𝕄í ℙ𝕣𝕠𝕗𝕖𝕤𝕠𝕣|| 𝗧𝗼𝗺 𝗞𝗮𝘂𝗹𝗶𝘁𝘇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora