Capitulo 12

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«Y, por último, pero no por ello menos importante, la chica del Distrito
12... pertenece a Coriolanus Snow».

«El resultado habría sido muy diferente de no haberte tocado tu chica
arcoíris».

«Lo cierto es que estamos todos tan ocupados matándonos entre
nosotros que se nos ha olvidado divertirnos. Pero no a ella. No a tu chica».

Su chica. Suya. Allí, en el Capitolio, se daba por sentado que Lucy Gray
le pertenecía, como si no hubiera tenido vida propia antes de que saliese su nombre en la cosecha. Incluso el santurrón de Sejanus la consideraba una moneda de cambio con la que poder comerciar. Si eso no la convertía en propiedad suya, entonces, ¿qué era? Con su canción, Lucy Gray había repudiado todo eso describiendo una vida que no tenía nada que ver con él, y sí en gran medida con otra persona.

Alguien a quien se refería como
«amor», por si fuera poco. Aunque Coriolanus no ocupase ningún lugar en su corazón (¡apenas conocía a esa chica!), tampoco le gustaba la idea de
que sí lo ocupara otro. Por mucho que la canción hubiera sido un éxito
rotundo, de alguna manera se sentía traicionado por ella. Incluso humillado.

Lucy Gray se incorporó, hizo una reverencia y le tendió la mano. Tras un instante de vacilación, se acercó con ella al frente del escenario mientras los aplausos arreciaban hasta transformarse en una ovación cerrada.

Pluribus encabezó las peticiones a gritos de "Otra canción " que gritaban las personas presentes pero se les había agotado el tiempo, como les recordó Loco Flickerman, por lo que ensayaron una última reverencia y abandonaron el escenario cogidos de la mano.Aunque ella hizo ademán de soltarse cuando llegaron a los laterales, Coriolanus afianzó su presa.

–  Bueno, ya eres todo un éxito. Enhorabuena. ¿Tema nuevo?

– Llevaba un tiempo trabajando en él, pero no se me ocurrió la última
estrofa hasta hace unas horas. ¿Por qué? ¿No te ha gustado?

– Me ha sorprendido. Tenías tantas otras canciones...

–  Cierto – Lucy Gray liberó la mano, deslizó los dedos por las cuerdas
de la guitarra y tocó un último fragmento de melodía antes de guardar el instrumento en su funda, con delicadeza –  Así están las cosas, Coriolanus.Voy a luchar con todas mis fuerzas por ganar estos Juegos, pero ahí dentro tendré que enfrentarme a chicos como Reaper, Tanner y unos cuantos otros a los que matar no les resulta ajeno. No hay garantías de nada.

–¿Y la canción? –inquirió él.

– ¿La canción? – repitió Lucy Gray, que se tomó unos instantes para
meditar su respuesta –  Dejé algunos cabos sueltos en el Distrito 12. Con
eso de que me eligieran como tributo... En fin, está la mala suerte y están los malos negocios. Eso fue un mal negocio. Y alguien que me debía mucho tuvo algo que ver con ello. La canción ha sido una especie de revancha. La mayoría de la gente no le dará más importancia, pero la Bandada captará el mensaje, alto y claro. Y ellos son lo único que me importa.

–¿Después de una sola escucha? –preguntó Coriolanus – Ha sido
todo muy rápido.

– Una escucha será todo cuanto necesite Maude Ivory, mi prima. A esa niña nunca se le olvida nada que tenga ritmo –dijo Lucy Gray –  Creo que me reclaman.

Los dos agentes de la paz que aparecieron a su lado se mostraban ahora más cordiales con ella, preguntándole si estaba lista para marcharse y esforzándose por disimular la sonrisa. Igual que los soldados del 12.

Coriolanus no pudo evitar preguntarse cuál sería el límite de la amabilidadde Lucy Gray. La mirada de desaprobación que les lanzó surtió un efecto nulo sobre ellos, y los oyó felicitándola por su actuación mientras se la llevaban.

Veneno [Corionalius Snow Y Lucy Gray Bair]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora