Capitulo 26

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La delicada figura de Maude Ivory se plantó directamente frente a Lucy
Gray, con la carita enfurruñada y los puños crispados.

–  Lárgate de aquí, Billy Taupe. Nadie quiere volver a tener nada
contigo.

Billy Taupe se meció sobre los talones mientras examinaba al grupo.

– Más que querer, Maude Ivory, es necesidad.

– Tampoco necesitamos nada de ti. Aire, vamos. Y llévate a la comadreja esa que te acompaña ·le ordenó la pequeña.

Lucy Gray la rodeó con un brazo y la presionó contra su pecho con una
mano, bien para tranquilizarla o para retenerla.

– Sonáis de pena. De pena – farfulló Billy Taupe arrastrando las palabras, y le dio una palmada a su instrumento.

– Nos las apañamos perfectamente sin ti, Billy Taupe. Tú ya has tomado tu decisión. Ahora déjanos en paz – dijo Barb Azure, cuya vozserena destilaba firmeza.

Tam Amber, que no había abierto aún la boca, corroboró sus palabras
asintiendo con la cabeza.Una expresión dolida apareció brevemente en el rostro de Billy Taupe.

–  ¿También tú piensas eso, CC?
Clerk Carmine se abrazó a su violín por toda respuesta.

Aunque la Bandada era un crisol de tonos de piel, cabello y rasgos
distintos, Coriolanus se fijó en que esos dos guardaban un parecido
inconfundible. ¿Hermanos, quizá?

–Puedes venirte conmigo. Nos iría bien a los dos – le imploró Billy
Taupe, pero Clerk Carmine no se movió de su sitio – Está bien, como
quieras. No te necesito. Nunca os he necesitado a ninguno, ni lo haré.
Siempre me las he apañado mejor por mi cuenta.

Dos agentes de la paz se acercaron a él.

– Vamos, se acabó el espectáculo – dijo el que le había dado la botella de licor blanco a Lucy Gray mientras apoyaba una mano en el brazo deBilly Taupe, que se zafó de él y, ebrio como estaba, le pegó un empujón.

El ambiente tan sociable que se había respirado en el Quemador hacía
unos instantes se esfumó de inmediato. Coriolanus podía notar la tensión, tan tirante como una soga. Los mineros que apenas habían reparado en él o se habían limitado a saludarle con un ademán mientras bebían de sus respectivas botellas adoptaron ahora un gesto beligerante.
Los agentes de lapaz se irguieron, alertados de repente, y el muchacho se sorprendió al verque su cuerpo se ponía firme, casi como si les estuvieran pasando revista.

Mientras media docena de soldados rodeaban a Billy Taupe, los mineros
acortaron la distancia a su vez. Se preparaban para el intercambio de
puñetazos, que sin duda estallaría de un momento a otro, cuando alguien
interrumpió el suministro eléctrico de golpe, con lo que dejó el local a
oscuras.

Tras un instante en el que todo se quedó paralizado, se desató el caos.
Un puño impactó en la boca de Coriolanus, invitándolo a participar en laacción al instante. Comenzó a lanzar golpes a discreción, concentrado tansolo en establecer un mínimo perímetro de seguridad a su alrededor. Loposeyó la misma ferocidad animal que había experimentado cuando los tributos lo perseguían en la arena. La voz de la doctora Gaul resonó en sus oídos. «Así es la humanidad en su estado natural. Así es la humanidad,descarnada».

Allí estaba de nuevo esa humanidad descarnada, y allí estaba también él de nuevo, formando parte de ella. Soltando puñetazos y patadas,
enseñando los dientes en la oscuridad.

Fuera del Quemador empezó a sonar con insistencia una sirena, y los
faros de una camioneta inundaron con su resplandor las inmediaciones de la puerta. Se oyeron silbatos, y voces que le ordenaban a gritos a la multitud que se dispersara. Se produjo un éxodo en masa hacia la salida.

Veneno [Corionalius Snow Y Lucy Gray Bair]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora