Capitulo 21

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¿Qué había hecho? ¿Qué demonios había hecho? El corazón le martilleaba desbocado en el pecho mientras corría a ciegas primero por una calle, después por otra,intentando desesperadamente orientarse.

Aunque le costaba pensar con claridad, lo corroía el espantoso presentimiento de que había cruzado una línea que ya no iba a poder descruzar.

La avenida daba la impresión de estar llena de ojos. Nada que ver con su casa en el Corso con Clemensia, el Corso era lo mejor del Capítolio en estos momentos. Había pocos peatones y conductores, pero incluso la atención de esa minoría se le antojaba abrumadora. Coriolanus se metió en un parque y se refugió entre
las sombras, en un banco rodeado de arbustos. Se obligó a acompasar la
respiración, aspirando y expulsando el aire mientras contaba despacio hasta cuatro y la sangre dejó de atronarle en los oídos. Después intentó analizar la situación de forma racional.

Vale, había soltado en el tanque de las serpientes el pañuelo impregnado
con el olor de Lucy Gray, que hasta esos momentos llevaba guardado en el bolsillo exterior de su mochila. Lo había hecho para que no la mordieran, como ocurrió con Clemensia. Para que no la mataran. Porque la quería. ¿Porque la quería? ¿O porque quería que ganase los Juegos del Hambre y le garantizase el Premio Plinth? En tal caso, había hecho trampas para ganar, no había vuelta de hoja.

El era cociente que si Lucy Gray ganaba ella volvería a su miserable vida en el Distrito 12, quizás era incluso más pobre que el en estos momentos si no fuera por Benjamin hace años estuvieran en la calle sin ningun recuerdo que lo ate a su antigua vida. Mientras tanto el estaría gozando del premio Plinth en la universidad, casado con Clemensia y jugando hacer la familia perfecta con sus hijos. Quizás en estos momentos ella lo deteste, pero la conoce tan bien que con el pasar de los años lo va ir perdonando poco a poco y seran la misma pareja de antes. Quizás no se amen como antes, pero por lo menos no estaban enojados con el otro. Quizás Lucy Gray también siga siendo un problema en su relación con Clemensia a pesar de que viva en el rincón más lejano de Pamen, Clemensia siempre se lo va a restregar en la cara.

Pero el tampoco no podría vivir sin Lucy Gray se volvió parte importante de su vida después de lo que vivieron en el estadio Lucy Gray salvandolo en el estadio, ayudándose mutuamente para conseguir sus propios objetivos juntos.

Espera un momento. Tú no sabías si esas serpientes irían a parar a la
arena– pensó.

De hecho, los auxiliares le habían dicho que no. No existía
ningún precedente de nada por el estilo. Quizá hubiera sido un arrebato, una enajenación transitoria. Además, aunque las serpientes acabasen en la arena, cabía la posibilidad de que Lucy Gray jamás tropezara con ellas. El sitio era enorme, y dudaba que las serpientes se dedicasen a ir por ahí atacando a la gente a diestro y siniestro. Había que pisarlas sin querer para que se defendieran, así o algo por el estilo.

Y si la muchacha se cruzaba con una serpiente y esta no la mordía, ¿quién podría relacionar ese hecho con él? Hacían falta unos conocimientos y un acceso a medidas de alta seguridad que nadie se imaginaría que él poseía. Más un pañuelo con el olor de Lucy Gray. ¿Y por qué iba a tener él algo así? Estaba a salvo. Todo iba a
salir bien.

Excepto por esa línea. Tanto si alguien lograba sumar dos y dos como si
no, él era consciente de que la había cruzado. Le constaba, de hecho, que
llevaba bastante tiempo haciendo equilibrios sobre ella. Como cuando se llevó la comida de Sejanus de la Academia para dársela a Lucy Gray. Había sido una pequeña infracción, motivada por su deseo de mantenerla con vida y su enfado por la negligencia de los Vigilantes de los Juegos. En esa ocasión podría haber alegado como excusa un mínimo de decencia humana.

Pero no había sido un incidente aislado. Ahora lo veía todo con claridad, el resbaladizo tobogán por el que llevaba semanas deslizándose, empezando por las sobras de Sejanus y terminando con él en ese banco, aterido en la oscuridad de un parque desierto. ¿Qué lo esperaba al final de esa pendiente si no lograba frenar su caída? ¿De qué más sería capaz? Bueno, pues ahí estaba.

Veneno [Corionalius Snow Y Lucy Gray Bair]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora