La mañana empezó para Lee Felix como cualquier otra, al igual que el día anterior y el anterior a ese. La gente pasaba por las calles, justo como cualquier otra mañana. Y los colores no habían sufrido ningún cambio, si es que incluso estaban más gastados por la luz solar.
Pero a Felix todo le parecía mágico y colorido. Los rayos que la luz solar arrojaba sobre la ciudad le parecían gloriosos. Le parecía que la gente andaba más alegre por las aceras. Y el mundo estaba teñido de vibrantes colores cálidos que lo animaban a todas horas, recordándole el motivo de su felicidad: Seo Changbin. Sonrió de sólo pensar en él mientras miraba por la ventana.
Se dirigió a su tocador, adornado con distintas fotos de él de pequeño y de grande, con amigos y familiares, y, la más apreciada por él, la foto en la que salía junto a Changbin el día de la excursión escolar al Museo de Artes. Aparecían posando uno junto al otro, Changbin rodeándole el cuello con su brazo, sonriente, ambos haciendo el signo de amor y paz a la cámara.
Sacó su maquillaje, y, mientras observaba la fotografía, se cubría las pecas con kilos y kilos de base. Aquellas manchas arruinaban por completo su trabajada estética facial. Agradecía a los cielos que su madre hubiera comprendido su problema y le hubiera regalado su maquillaje. Una vez que se hubo asegurado que sus mejillas quedaban completamente cubiertas, se dispuso a bajar las escaleras y esperar a su hermano mayor, Lee Minho, que apenas si terminaba de ducharse.
La espera, sin embargo, no lo amargó como hubiera sucedido cualquier otro día, pues hoy tenía el consuelo del suceso de la tarde.
Por fin, y luego de muchos meses de incertidumbre por no saber si Changbin era gay (o al menos bisexual), había logrado tener una cita con él, el hombre más maravilloso de todo el planeta.
Seo Changbin, Seo Changbin, Seo Changbin... No sé cansaba de pensar en él, le encantaba todo de él. Sobre todo, le encantaba la manera en que Changbin lo hacía sentir: querido, respetado, importante... además de provocarle un ligero cosquilleo en el corazón. Se sonrojó levemente, aunque no se notó por el maquillaje.
Esa tarde quedaron para encontrarse en el centro comercial, en el cuarto piso, donde se encontraba la heladería favorita de su cita. Aprovecharía para pasar también al local donde había mandado hacer una taza con el grabado: "La mamá #1 del mundo" por el quincuagésimo primer cumpleaños de ésta.
Estaba tan ensimismado en sus fantasías que no notó el dedo que iba a golpearle la frente hasta que ya fue golpeado.
—¡Espabila! —exclamó Minho, sobresaltándolo —¡Tenemos que ir al instituto!
Con un suspiro, Felix siguió a su hermano a través de las calles recién iluminadas por el sol de primavera. El clima estaba transicionando de las frías nevadas de invierno a las cálidas mañanas de primavera, cosa muy acorde a la situación de Felix.
Felix iba en segundo curso de instituto, y su hermano, dos años mayor, en último año. Sus años escolares, sin embargo, eran más largos que el de la mayoría de las otras escuelas, ya que en su instituto admitían una jornada matutina y una jornada de la tarde, por lo que para compensar las horas requeridas por el gobierno apenas si contaban con vacaciones.
Ya en la estación de buses, esperando el transporte al instituto, se toparon con el mejor amigo de Felix, Han Jisung, observando su celular con aire de aburrimiento y la corbata torcida. Apenas advirtió la presencia de los hermanos sonrió anchamente y se levantó para darles un fuerte abrazo de oso.
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˗ ˏ ˋ𝗨𝗻 𝗺𝗲𝗻𝘀𝗮𝗷𝗲 𝗲𝗻 𝘁𝘂 𝗺𝗲𝘀𝗮 | 𝙃𝙮𝙪𝙣𝙡𝙞𝙭 ˎˊ ˗
FanfictionLee Felix es un chico lindo e inocente de 16 años, que asiste al instituto y está enamoradísimo de un chico de su clase: Seo Changbin. Por su parte, Hwang Hyunjin es un tipo más bien frío y reservado, con un enorme talento para el arte y un complejo...