CAPÍTULO 6

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Para Felix la mañana había amanecido como deslucida. Sabía que tenía montones de suerte para que Changbin no hubiera ido el día anterior al instituto, pero no podía volver a esperar tener tanta suerte otra vez. Al menos había tenido un día para prepararse mentalmente para el fatídico encuentro.

Por el momento decidiría fingir que nada había sucedido, que nada había visto. Aunque no sabía cuánto podría aguantar de esa manera, era lo único que creía poder soportar.

Y es que incluso aunque estuviera muy enfadado, muy enojado con Changbin, aún estaba enamorado de él.

Al llegar al instituto se despidieron de Minho como era habitual, con un abrazo entre los dos hermanos, e incluso esta vez Minho dio uno a Jisung, para su gran sonrojo.

Los pasos de los estudiantes parecían resonar en el pasillo a un volumen de vértigo. La sangre bullía en los oídos de Félix. Sentía su corazón palpitar dolorosamente. Todo en su interior eran señales de alerta, señales de escape, pero ya se había prometido enfrentarse a Changbin. Un pitido empezó a sonar en sus oídos, intensificándose con cada paso que daba en dirección al aula de los de segundo año, llegando un volumen insoportable, cuando, de repente, la más maravillosa de las melodías llamó su atención, haciendo que el pitido cesara.

—¿Felix? —lo llamó Changbin desde atrás.

El rubio contuvo la respiración. Con cautela, se detuvo y se dió la vuelta lentamente, con los labios entreabiertos por el pánico. Se encontró al pelinegro sonriéndole de manera pícara, lanzándole al corazón partido de Felix una dolorosa estocada que lo hizo estremecer. La expresión de su rostro cambió hasta convertirse en una imagen de consternación.

—¿Te he asustado?

—S-si —atinó a decir Felix con los ojos vidriosos. Se obligó a si mismo a ser un poco más convincente, mientras miraba a Jisung con disculpa, para pedirle que se retirara. Éste, con un asentimiento, reemprendió su camino al salón, tras dirigirle una mirada envenenada al pelinegro, quien abrió mucho los ojos por la impresión. Que recordara, él no había hecho nada malo.

—Bueno, Felix, la verdad es que ayer quise hablar contigo, pero surgió un imprevisto con el funeral, y no pude venir —dijo, con aspecto avergonzado. Felix apretó los puños por la rabia. Seguro que aquel imprevisto incluía al chico del baño y un lugar solitario.

—No te preocupes, Changbin —masculló entre dientes.

—Bueno —dijo él, algo extrañado. "Vamos, Felix, puedes hacerlo mejor". Con algo de esfuerzo recompuso una convincente expresión de curiosidad—, la verdad es que ayer olvidé preguntarte por una fecha para nuestra cita —volvió a sonreír.

—Yo... —"no aceptes, no aceptes, no aceptes" decía una vocecilla en su interior— Me encantaría, Changbin —Felix tuvo que reunir toda su fuerza de voluntad para añadir:—,pero la verdad es que tengo estas semanas algo ocupadas. Te avisaré si llego a desocupar mi agenda.

Esbozando una sonrisa torcida, Changbin se acercó a Felix y le plantó un beso en la mejilla.

—No te preocupes, yo espero —le aseguró. Acto seguido, se despidió respetuosamente, y, aprovechando que aún quedaban un par de minutos antes de que tocara la campana de ingreso a clases, fue a visitar a otro amigo, desapareciendo por el pasillo por el que Felix había llegado.

Una batalla interna se disputaba en su interior. Por una parte, sabía que debía alejar a Changbin tanto como fuera posible, por su bienestar mental, pero... también existía otra parte que solo quería seguir amando el pelinegro, olvidarse de lo que Felix había visto en el baño del centro comercial y perdonarle todo. Amar a Changbin ya era una rutina.

˗ ˏ ˋ𝗨𝗻 𝗺𝗲𝗻𝘀𝗮𝗷𝗲 𝗲𝗻 𝘁𝘂 𝗺𝗲𝘀𝗮 | 𝙃𝙮𝙪𝙣𝙡𝙞𝙭 ˎˊ ˗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora