Felix casi se arranca las uñas de tanto mordérselas por la ansiedad. Su rodilla subía y bajaba a una velocidad frenética sobre la tela del asiento del autobús. ¿Y si había hecho mal en proponerle conocerse al chico de sus mensajes?¿Había sido muy apresurado? A Felix le parecía que dos semanas era un tiempo más que razonable para pedírselo, pero... ¿Y si se equivocaba?
Mirando por la ventanilla, de pronto lo que había escrito le pareció mala idea.
Con el chico habían establecido silenciosas promesas y reglas que ninguno rompía al momento de escribir un mensaje:
1. No decir sus verdaderos nombres, sino firmar con pseudónimos característicos de sus horarios.
2. No nombrar a nadie externo, tampoco. Y...
3. Limpiar la mesa con alcohol gel cada vez que se llenara de tantos escritos, dejando únicamente el último mensaje.
Sin embargo, a Felix le parecía estar quebrantando la primera, la más importante de todas. ¿Cómo habría reaccionado el chico?
Su hermano lo miraba preocupado en el asiento junto al rubio, y se volvió a mirar a Jisung al otro lado del pasillo, con millones de interrogativas en la mirada, a las cuales éste simplemente respondió con un encogimiento de hombros.
Las primeras veces, atribuían el agitamiento de Felix a su preocupación por ver a Changbin. Pero... No podía ser. En esas ocasiones, el rubio tenía una mirada inexorablemente triste, como si en sus ojitos con tuviera Miles de penas que no se atrevía a decir, aumentado su pesadez al no desahogarse. Sin embargo, ahora solo parecía ansioso. Aquella tristeza parecía haber abandonado a Felix. Lucía, tal vez incluso... ¿Esperanzado?
De forma que lo dejaron correr, pues era esta la primera vez en mucho tiempo que Felix no parecía encontrarse desconsolado.
Al llegar al instituto, ni siquiera esperó a despedirse de Minho, sino que se dirigió directamente a su salón, a una velocidad que rozaba el estar corriendo, sin llegar a ese punto completamente.
Ambos castaños se quedaron plantados en el suelo, observando, atónitos, a Felix. O bueno, a su zapato desapareciendo por la esquina. Si el rubio no estaba con Minho en casa, estaba con Jisung en el colegio; de modo que ninguno de los dos tenía idea de qué podría tener tan ansioso al menor. O, tal vez, de quien...
Al dar el primer paso luego de cruzar el umbral, la mente de Felix empezó a trabajar a cámara lenta, pensando en los peores escenarios posibles con los cuales podría encontrarse.
Arrojó su mochila de cualquier manera al suelo, ignoró todas las miradas extrañadas que le dirigían sus compañeros, fijándose únicamente en las palabras de color plateado que ahora adornaban el centro de la mesa:
No. No quiero verte, ni ahora tampoco ser tu amigo. ¿Por qué no te vas mucho a la mierda?¿Es un chiste?
Espero no te hayas creído nada de lo que dije en el párrafo anterior. ¡Claro que quiero conocerte! Sólo dime dónde y cuándo y cómo identificarte. Ojalá se me hubiera ocurrido a mí antes, así podría jactarme de haber tenido la mejor idea del siglo.
El aire pareció volver a los pulmones de Felix, quien de pronto pudo sentir cómo su estrujado corazón de pronto aflojaba la presión, causándole una verdadera sensación de alivio y... felicidad. Félix se sentía feliz, realmente feliz. Parecía como si se hubiese aplicado hielo a una quemadura hirviendo. Todo volvía a sentirse correcto...
Buscó desesperadamente es su estuche el plumón negro para responderle:
¡Tonto!¡Me asustaste! Ya no podré leer tu respuesta, así que tendrás que hacerme caso. Reunámonos en el parque cerca del hospital el sábado a eso de las 4pm.
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˗ ˏ ˋ𝗨𝗻 𝗺𝗲𝗻𝘀𝗮𝗷𝗲 𝗲𝗻 𝘁𝘂 𝗺𝗲𝘀𝗮 | 𝙃𝙮𝙪𝙣𝙡𝙞𝙭 ˎˊ ˗
FanfictionLee Felix es un chico lindo e inocente de 16 años, que asiste al instituto y está enamoradísimo de un chico de su clase: Seo Changbin. Por su parte, Hwang Hyunjin es un tipo más bien frío y reservado, con un enorme talento para el arte y un complejo...