CAPÍTULO 21

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Te lo juro, Hyunjin, es un martirio. Me convirtieron en el maldito mal tercio de la amistad —aseguró Felix al otro lado de la línea, completamente exasperado. El mayor sonrió con burla—. Quita esa sonrisa de tu cara, Hyunjin, sé que la estás haciendo.

De inmediato, el interpelado tensó los labios en una línea, aún si Felix no podía verlo. Lo conocía demasiado bien...

No es gracioso... ¿No podría ir a tu casa esta tarde?

—¿Tan mal está la cosa?

Minho y Jisung ya llevaban un par de días "saliendo", si bien aún no se formalizaban como pareja. Y Jisung pasó de ir dos de cada tres tardes a la casa de Felix a prácticamente mudarse con los Lee. Principalmente, el castaño compartía con su hermano mayor, riendo, bromeando, y siendo completamente melosos. Y es que si bien Minho y Jisung no eran muy de demostrar mucho contacto físico en público, habían días en los que amanecían especial (e irritante) mente acaramelados y pegajosos. Se la pasaban todo el tiempo abrazados, con las manos entrelazadas, murmurándose cosas al oído, y robándole algún que otro beso al otro. Lo que, por supuesto, dejaba a Felix un poco de lado. Parecía que lo único que hacía el rubio esos días era pasearse de un lado a otro por la cocina... Porque, aunque no quisiera admitirlo, no se atrevía a hablarle a Hyunjin a la cara.

Desde lo sucedido en el cine, un par de días atrás, no había podido dejar de pensar en Hyunjin, la forma en que mordía su labio, en lo oscuro que parecían sus ojos aquella vez, observándolo fijamente, en la corriente eléctrica que había recorrido cada rincón de su cuerpo... Se le calentaron las orejas de solo recordarlo. No olvidaba tampoco las alocadas ideas que habían embargado su mente. Esas ideas que lo perseguían en cada momento del día, y en las noches, en sus sueños, también. ¿Habría estado Hyunjin pensando en lo mismo que él?

La duda carcomía su ser cada vez que pensaba en aquella pregunta, y, sin embargo, no se atrevía a ver a Hyunjin a la cara.

Temía que, si volvía a verlo, no fuera capaz de controlar sus impulsos, y hacer o decir algo que, si el mayor no correspondía, lo llevaría inexorablemente a la más profunda de las tristezas.

De modo que, por el momento, se limitaba a intercambiar mensajes y llamadas con él.

Mira, soy capaz de aguantar a los tórtolos por un par de horas. El punto es que hoy no amanecieron cursis... No, ojalá. Hoy amanecieron calientes —dijo con angustia.

Hyunjin no pudo aguantar más, y explotó en una carcajada tan sonora, que incluso si no hubieran estado en llamada Felix lo hubiera escuchado.

Parece el maldito National Geographic.

—Un momento —lo interrumpió Hyunjin, en un tono comedido y serio—, ¿quién es el pasivo?

¡Hyunjin! —le reprochó. Si hubieran estado en la misma habitación, Felix probablemente le hubiera dado un golpe en la nuca al mayor. Por el momento, se hallaba escondido en su habitación, en el segundo piso. Y estaba un noventa por ciento seguro de que en ese momento Minho estaba agarrándose con Jisung, aunque no a golpes, precisamente—. ¿Eso importa? Sé un buen amigo y ven a rescatarme de una vez.

—Está bien, no llores... Estaré en tu casa en diez minutos.

¡Gracias!

Tras colgar la llamada Hyunjin se levantó de su cama y se dirigió a la puerta principal de la casa descolgando las llaves del percherito donde las guardaban.

—Omma —gritó al interior del hogar. La interpelada apareció por la puerta de su habitación, curiosa—. Tomaré el auto e iré a buscar a Felix... si te parece bien —añadió al notar que su frase resultó un poco grosera.

˗ ˏ ˋ𝗨𝗻 𝗺𝗲𝗻𝘀𝗮𝗷𝗲 𝗲𝗻 𝘁𝘂 𝗺𝗲𝘀𝗮 | 𝙃𝙮𝙪𝙣𝙡𝙞𝙭 ˎˊ ˗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora